La temporada navideña en México es sinónimo de celebración, unión familiar y mesas repletas de platillos tradicionales. Sin embargo, esta abundancia en las cenas de final de año trae consigo un costo oculto que no siempre consideramos: el desperdicio de alimentos y su impacto ambiental.
Según un estudio de la plataforma móvil de rescate de alimentos Cheaf, 82% de los mexicanos percibe que las cenas de fin de año son excesivas en cantidad y variedad, lo que lleva a que muchos platillos terminen desaprovechados. La Organización de las Naciones Unidas estima que el desperdicio de alimentos a nivel global se duplica durante las festividades decembrinas.
En México, la Red de Bancos de Alimentos señala que hasta 40% de los alimentos terminan en la basura por falta de organización.
El exceso de las cenas se transforma en desperdicio
Aunque una mayoría de los encuestados en el estudio reconoce los excesos, 60% admitió incrementar sus compras en diciembre, impulsados por tradiciones familiares (65%) y promociones en supermercados (46%). Sin embargo, esta abundancia no suele venir acompañada de una planificación adecuada.
43% menciona que los alimentos olvidados en el refrigerador son la principal causa del desperdicio y 40% identifica la preparación excesiva de comida como otro factor relevante. Cambios inesperados en el número de invitados y porciones exageradas también contribuyen al problema (19%).
Los alimentos más desperdiciados incluyen panes como baguettes y bolillos (47%), guarniciones como pastas, ensaladas y purés (45%), y alimentos preparados en exceso, como tamales y caldos (25%). Además, carnes como pavo y pierna (22%) y frutas y verduras frescas (20%) también muestran un patrón significativo de derroche.
“Las cenas navideñas no solo reflejan un apego cultural a la abundancia, sino también una falta de planeación. Este desperdicio tiene implicaciones económicas, ambientales y sociales”, afirma Kim Durand, CEO y cofundador de Cheaf.
Un cambio hacia la sostenibilidad
A pesar del impacto, los resultados también reflejan un cambio positivo: 66% de los encuestados está dispuesto a modificar sus hábitos para reducir el desperdicio, motivados principalmente por el ahorro económico (56%) y la preocupación por el medio ambiente (20%). Además, 77% de los mexicanos aprovecha los sobrantes en los días posteriores, consolidando tradiciones como el “recalentado” y el popular “itacate”.
La encuesta también destaca el papel de las empresas en esta problemática: 56% de los encuestados considera que los supermercados y la industria alimentaria deben asumir una mayor responsabilidad en la gestión de excedentes y donaciones. Además, 60% ve con buenos ojos la venta de alimentos imperfectos a precios reducidos, y 50% considera que las donaciones de alimentos son una solución viable y solidaria.
Algunos consejos para hacer una cena más consiente son:
- Planificación inteligente. Hacer una lista de invitados y calcular las porciones necesarias antes de comprar.
- Aprovechar los sobrantes. Incorporar el recalentado y el itacate como tradiciones familiares.
- Donar alimentos. Compartir los excedentes con quienes más lo necesitan.
- Recetas de aprovechamiento. Crear nuevos platillos con los sobrantes.
- Conservación adecuada. Aprender a almacenar correctamente los alimentos.
- Apoyar iniciativas locales. Comprar alimentos imperfectos o apoyar negocios que rescaten alimentos.