En un nuevo episodio de la guerra tecnológica que está sucediendo entre Estados Unidos y China, dos gigantes asiáticos, Tencent y CATL, amanecieron en el ojo del huracán. La inclusión de estas empresas en una lista negra del Departamento de Defensa estadounidense desató tensiones diplomáticas, pérdidas millonarias en los mercados y un intercambio de acusaciones que mantiene al mundo en constante sorpresa.
Para China, esta movida es una “represión injustificada”. Pero, ¿qué significa estar en esta lista? Aunque no conlleva sanciones legales, el golpe a la reputación es contundente: una etiqueta que insinúa vínculos con el ejército chino puede ser letal para compañías que operan globalmente.
La respuesta de China
Desde Beijing, Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, no tardó en alzar la voz: “China se opone firmemente a estas prácticas y tomará las medidas necesarias para proteger a sus empresas”. La advertencia es clara: China no se quedará de brazos cruzados.
Tencent, famoso por ser uno de los mayores creadores de videojuegos del mundo y operador de WeChat, la app imprescindible para millones de chinos, calificó la medida como un “claro error”. Mientras tanto, CATL, el titán de las baterías eléctricas que alimenta autos de marcas como Mercedes-Benz, Toyota y Volkswagen, negó cualquier relación con actividades militares
Ambas empresas enfrentaron un día oscuro en los mercados: Tencent perdió más del 7% de su valor en la Bolsa de Hong Kong, mientras que CATL sufrió una caída del 5.2% en Shenzhen. El efecto no se limitó a Asia. Esta decisión provocó inquietud en las cadenas de suministro globales, especialmente en sectores estratégicos como la tecnología y la industria de vehículos eléctricos, donde empresas como CATL juegan un papel fundamental.
Un movimiento estratégico en una guerra sin tregua
Esta lista, creada bajo una ley de 2021, es más que un simple documento. Es un símbolo de que la rivalidad tecnológica entre las dos mayores potencias económicas del mundo está creciendo. Para Estados Unidos, representa un intento de limitar el avance de China en áreas clave como la IA y la electrificación; para China, es una provocación directa que amenaza su “desarrollo de alta calidad”.
El capítulo de hoy es solo un fragmento de una narrativa mucho más amplia, donde las empresas tecnológicas no solo desarrollan productos, sino que se convierten en piezas de ajedrez en una disputa global.
¿Quién tiene la última palabra en esta partida? Solo el tiempo lo dirá, pero por ahora, la batalla continúa.