Con el anuncio de un alto el fuego entre Israel y Hamás, la atención se centra en los retos que enfrenta Gaza, devastada tras 15 meses de guerra. Reconstruir el territorio y decidir quién lo gobernará son las grandes preguntas que aún no tienen respuesta.
Hamás, que controla Gaza desde 2007, se ha debilitado significativamente durante el conflicto. Por otro lado, Israel no parece dispuesto a abandonar la región sin garantías de seguridad, lo que complica aún más el panorama.
Desafíos inmediatos
La situación humanitaria en Gaza es crítica. El bloqueo impuesto por Israel desde 2006, combinado con la pobreza y el desempleo, ya afectaba al territorio antes de la guerra. Según la ONU, la reconstrucción podría tardar 15 años y costar 50,000 millones de dólares.
Más de la mitad de las infraestructuras han sido destruidas, incluyendo la red de agua. De los 2.4 millones de habitantes, casi todos han sido desplazados al menos una vez. Los niños no han asistido a la escuela en más de un año, y solo unos pocos hospitales funcionan parcialmente.
Si la Autoridad Palestina asumiera la responsabilidad, dependería de donaciones internacionales, según Xavier Guignard, experto en asuntos palestinos. Aunque las monarquías del Golfo suelen financiar estos esfuerzos, ahora condicionan su apoyo a un avance político hacia la creación de un estado palestino. Este requisito es inaceptable para Israel, según Guignard.
Lo que quieres los palestinos
Hamás, que ganó las últimas elecciones legislativas palestinas en 2006, afirma que no busca gobernar Gaza tras la guerra. Fuentes del movimiento dijeron a AFP que estarían dispuestos a transferir los asuntos civiles del territorio a una entidad palestina.
Yaser Abu Hein, analista político, recordó que Hamás adoptó una postura similar tras la guerra de 2014, aceptando la creación de un comité externo para la reconstrucción.
Sin embargo, tanto Hamás como Fatah insisten en que cualquier decisión sobre el futuro de Gaza debe venir de los propios palestinos, sin interferencias extranjeras.
Durante las negociaciones en El Cairo, representantes de ambos movimientos acordaron que Gaza podría ser gobernada por un comité de figuras independientes bajo la Autoridad Palestina. Según Hugh Lovatt, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, esto requeriría un decreto de Mahmud Abás. Lovatt cree que Abás ha sido reacio a avanzar en la reconciliación palestina por temor a perder financiación internacional y por su deseo de mantener control total sobre la seguridad en Gaza.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, sugirió que la Autoridad Palestina debería invitar a socios internacionales a establecer y dirigir una administración interina en Gaza.
La postura de Israel
Israel ocupó Gaza desde 1967 hasta 2005, cuando se retiró y evacuó a los colonos. Tras la guerra, no tiene una posición clara sobre quién debería gobernar el territorio, aunque rechaza que Hamás lo haga.
El exministro de Defensa Yoav Gallant declaró que Israel no busca administrar Gaza. Su sucesor, Israel Katz, ha pedido que el ejército tenga libertad total para operar en el territorio. Mientras tanto, algunos políticos de ultraderecha apoyan el regreso de colonos a Gaza, alentados por la reciente construcción de bases militares.
También se ha planteado la posibilidad de una fuerza internacional en Gaza con la participación de Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos o la Unión Europea, aunque los detalles no están definidos.
Gaza sigue siendo un territorio profundamente marcado por la guerra, con un futuro incierto tanto en lo humanitario como en lo político. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas serán clave para definir el destino de sus habitantes y su papel en la región.