El show de Donald Trump está de regreso

Como exproductor de reality shows y veterano de campañas electorales, el presidente Donald Trump sabe una o dos cosas sobre el arte de montar un buen show. Ahora que ha vuelto a la Casa Blanca, tiene acceso nuevamente al escenario más grande del mundo.

El dominio de Trump sobre su imagen quedó completamente en evidencia durante los festejos inaugurales de varios días. La víspera de la toma de posesión, hizo una aparición conjunta en el escenario con los Village People interpretando “Y.M.C.A.” Carrie Underwood actuó en la ceremonia del Día de la Inauguración. Y, lo más notable, firmó sus primeras órdenes ejecutivas en el escenario del Capital One Arena en Washington, D.C., en un escritorio adornado con el sello presidencial. Frente a una audiencia entusiasta y amistosa, Trump marcó el tono de cómo se verán las ópticas presidenciales bajo su administración: un show al estilo de un mitin con él en el centro.

CÓMO TRUMP CURA SU IMAGEN PÚBLICA

Trump tiene una larga historia de creación de imagen, a menudo confiando en una mezcla de lo elevado con lo popular. Las imágenes escenificadas con las que Trump cerró su campaña, disfrazándose como trabajador de McDonald’s y conductor de un camión de basura, fueron esfuerzos del multimillonario por comunicar visualmente una conexión con el hombre común.

Durante su primer mandato, Trump discutió sobre las fotos del tamaño de la multitud en su inauguración; llevó a cabo política exterior conducente a sesiones fotográficas, como su viaje a Corea del Norte; despejó manifestantes en Washington para tomarse una foto frente a una iglesia; y buscó proyectar fortaleza después de ser hospitalizado por covid-19 al pasear en una caravana para las cámaras.

Ahora de vuelta en el cargo, Trump nuevamente tiene acceso a algunas de las capacidades de creación de imagen más poderosas del mundo.

Todavía puede planear oportunidades fotográficas dignas de una estrella de televisión experimentada, pero ahora vive en una casa con una sala de prensa incorporada. Lo que el presidente dice y hace es inherentemente noticioso, y puede usar elementos que le proporciona el Estado como utilería, como el Air Force One o una reunión con un líder mundial. Incluso puede reprogramar la transmisión regular de televisión, ya que las cadenas a menudo aceptan hacerlo para los discursos presidenciales.

MAGA A LO GRANDE

Tras su inauguración, Trump comenzó su segundo mandato en el Capital One Arena, en lugar de en la Oficina Oval, el símbolo máximo de la presidencia. Firmó sus primeras órdenes ejecutivas con un marcador grueso que deja una firma fácilmente visible para las cámaras, un gesto que introdujo en su primer mandato. Un maestro de ceremonias anunció cada orden ejecutiva antes de que Trump la firmara. Cuando la ceremonia terminó, Trump lanzó los marcadores conmemorativos a sus seguidores en las gradas, trayendo en general un nivel de show tipo WWE a la gobernanza. (Más tarde esa noche, firmó el resto de las órdenes ejecutivas en la Oficina Oval).

Algo es seguro sobre Trump: está obsesionado con la imagen. Es de esperarse que esto continúe en su segundo mandato, con ópticas que refuercen las narrativas que desea proyectar y lo presenten como querido, fuerte y un hombre del pueblo.

“En la presidencia moderna, la preocupación por la imagen debe estar al mismo nivel que la preocupación por el contenido”, escribió Richard Nixon en sus memorias. Es una lección que Trump ha aprendido bien.