Liderazgos mediocres: el cáncer silencioso de las organizaciones

En el mundo empresarial, uno de los enemigos más peligrosos no es el bajo rendimiento, sino la mediocridad. No se nota de inmediato, pero se infiltra en la cultura organizacional como un virus, minando el compromiso, la innovación y el crecimiento de las empresas.

Un estudio de Gallup reveló que el 70% de la falta de compromiso de los colaboradores se debe directamente a un mal liderazgo, lo que genera altos costos en rotación, baja productividad y una cultura laboral tóxica.

Impacto de la mediocridad en las empresas

Los líderes mediocres no buscan sobresalir ni innovar, simplemente sobreviven. Se esconden detrás de estructuras burocráticas y relaciones políticas para mantener su posición sin generar valor real. Son personas que, si se sienten amenazadas, actúan rápidamente con alguna actividad que haga notar su presencia y “valor” para la organización. ¿Ya tienen a alguien así en mente?

De acuerdo con el estudio Rethinking performance: The challenge of identifying and dealing with mediocrity, entre sus principales estrategias se encuentran:

• Formación de clanes. Crean redes de protección con personas clave para garantizar su permanencia.
• Obstaculización del talento. Dificultan el trabajo de empleados de alto rendimiento para evitar ser opacados.
• Evasión de la competencia. Prefieren entornos sin presión para no evidenciar su falta de habilidades.
• Juegos políticos. Utilizan el acoso, la manipulación y el favoritismo como herramientas de control.

Las consecuencias de estos comportamientos son evidentes: la empresa pierde competitividad, la moral de los equipos cae y la innovación se estanca. Un reporte de McKinsey & Company advierte que la falta de liderazgo efectivo impacta directamente en los ingresos y la rentabilidad de una organización, con una reducción de hasta un 30% en el desempeño financiero.

¿Cómo exterminamos la mediocridad del liderazgo?

Las organizaciones deben implementar estrategias firmes para identificar y eliminar la mediocridad:

1. Evaluaciones de desempeño integrales. No basta con medir resultados; es clave evaluar liderazgo, impacto en el equipo y compromiso con la visión de la empresa.
2. Fomento de una cultura de alto rendimiento. Las compañías exitosas establecen metas desafiantes y promueven el aprendizaje continuo.
3. Feedback real y constante. Implementar evaluaciones 360 que consideren reportes directos, líderes, pares y socios estratégicos para detectar áreas de mejora.

Tolerar un líder mediocre es un lujo que las empresas no pueden permitirse

Las organizaciones deben comprender que un liderazgo mediocre no es un problema menor, sino un obstáculo crítico para el éxito empresarial. Un líder mediocre no solo frena la productividad, sino que erosiona la cultura y el compromiso de la empresa. Invertir en formación, selección rigurosa y evaluación continua del liderazgo no es opcional; es la única vía para garantizar el crecimiento sostenido y la competitividad en el mercado.

Drop of knowledge

Las evaluaciones de desempeño en las organizaciones tienen su origen en el siglo XX con enfoques pioneros desarrollados por expertos como Charles Shewhart (estadístico estadounidense) y Edwards Deming (discípulo de Shewhart), quienes introdujeron la gestión basada en datos y la mejora continua. Estas evaluaciones han evolucionado mucho y hoy, entre las más efectivas, se encuentras las evaluaciones 360 grados, las revisiones trimestrales para hacer ajustes más rápidos y el enfoque en el crecimiento desarrollo, no solo en el desempeño.