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Muchos de nosotros queremos ascender en el trabajo, pero no nos detenemos a pensar en lo que eso significa. Ascender a puestos ejecutivos casi siempre significa liderar a las mismas personas con las que alguna vez trabajaste. Y si bien puedes atraer la atención con un desempeño increíble, eso no es suficiente para asegurar tu éxito como líder, pero tu relación con tus compañeros de trabajo puede ayudar.
Como CEO y coach de alto nivel, permítanme decirles que ni yo ni ninguno de mis clientes más exitosos nos arriesgaríamos a elevar a un líder al siguiente nivel si eso conllevara un riesgo sistémico de perder talento o impulso. En esos casos, esperaría para asegurarme de que ese líder de alto rendimiento esté haciendo un esfuerzo por trabajar en la calidad del liderazgo, incluidas sus relaciones con sus pares.
El liderazgo requiere un nuevo conjunto de habilidades y, lo que es igual de importante, el respeto y la confianza de tus compañeros. Las opiniones de tus compañeros pueden perjudicar o ayudar tu capacidad para ascender al siguiente nivel. Muchos profesionales tienden a descuidar sus relaciones con compañeros y se enfocan únicamente en gestionar a sus superiores para impresionar a su jefe o en dirigir a sus equipos para maximizar el rendimiento. Sin embargo, la verdad es que, si no cuentas con la confianza y el apoyo de tus pares, es probable que tu ascenso nunca se concrete. Incluso, podrías enfrentar retrocesos debido a las críticas de quienes te rodean.
Durante las sesiones de coaching ejecutivo, a menudo veo que los líderes se dan cuenta de que necesitan comenzar a prestar atención a sus relaciones interdisciplinarias. Entonces, suelen preguntarse: ¿cómo tomo esa iniciativa? ¿Por dónde empiezo?
Mapea tu paisaje
Comienza enumerando a todos los colegas que son fundamentales para la misión de tu equipo y tu éxito como líder. Piensa de manera horizontal, en tus compañeros que reportan al mismo gerente; así mismo, a los colaboradores interdepartamentales en un nivel similar. Enuméralos y, para cada uno de ellos, considera calificar la relación en función de los siguientes factores:
- ¿Qué importancia tienen para tu misión? Identifica qué tan esencial es el apoyo de cada persona para tus indicadores clave de rendimiento, para impulsar la agenda de tu equipo y para tu propio éxito profesional.
- ¿Con qué frecuencia te comunicas? Reflexiona sobre cuántas veces tienes la oportunidad de hablar, enviar correos electrónicos o reunirte de manera formal con cada colega.
- ¿Cuál es la calidad de tu comunicación? Evalúa si tus interacciones son solo transacciones o si has construido relaciones genuinas. Piensa en cuán productivas son y qué tipo de seguimiento se da.
- ¿Cuál es el nivel de confianza entre ambos? Reflexiona sobre cómo se sienten ambas partes respecto a la honestidad de los intercambios, el compromiso con lo discutido y si hay gestos políticos presentes.
Una vez que hayas reflexionado sobre estas “calificaciones”, da un paso más. Las relaciones no evolucionan por casualidad; requieren esfuerzo constante, comunicación reflexiva y entendimiento mutuo. Usa tu empatía para reflexionar sobre cuestiones como:
- ¿Qué impulsa su agenda empresarial? Reflexiona sobre sus objetivos empresariales y asegúrate de comprender cómo puedes ayudarlos a alcanzarlos.
- ¿Qué parece motivar su compromiso? Piensa en un momento en que estuvieron muy comprometidos. Eso te dará pistas sobre lo que los motiva y cómo sacar lo mejor de ellos. Algunas personas se sienten motivadas por el reconocimiento público, pero otras no.
- ¿Qué tiende a desmotivar su compromiso? Recuerda momentos en los que mostraron enojo, frustración o decepción, o cuando no respondieron. Eso podría indicar que necesitas ajustar tu comportamiento o estilo de comunicación.
Tienes patrocinadores y haters, identifícalos
Cuando crees esta lista y reflexiones sobre las relaciones, te darás cuenta rápidamente de que hay personas clave con las que no has conectado. Comienza con ellas.
También te darás cuenta de que algunos colegas estarán más inclinados a apoyarte (patrocinadores) y otros podrían trabajar en tu contra (haters). En lugar de evitar lo negativo, toma la oportunidad para abordar sus preocupaciones.
Reflexiona sobre por qué algunos colegas podrían resistirse a tu ascenso. Un cliente mío descubrió que un “antipatrocinador” (o hater) se sentía frustrado por quedar excluido de discusiones importantes. Al invitarlo a participar y reconocer su experiencia, logró convertir a un escéptico en un defensor.
Asume el control radical de tus relaciones laborales
La solidez de tus relaciones refleja, en muchas ocasiones, tus propios comportamientos. Si un colega parece desconectado o resistente, reflexiona sobre cómo tus acciones pudieron haber influido en la situación. ¿Fuiste excesivamente competitivo? ¿Despreciaste sus ideas? ¿Te enfocaste demasiado en tus propios resultados?
El liderazgo comienza con la responsabilidad. Aprendí que lo único que realmente puedo cambiar es mi propio comportamiento. Si quiero mejorar una relación, debo ser quien inicie el cambio. Un buen comienzo puede ser algo como comunicarte con el otro y decir: “Parece que algo no está funcionando en nuestra relación de trabajo. ¿Puedes decirme qué pasa? Tal vez haya algo que pueda hacer para cambiarlo”. La honestidad suele abrir la puerta a una mejor colaboración.
Tener el control de tus relaciones es reconocer tu impacto y tomar acción para mejorar, sin caer en la autocrítica destructiva.
Ponte en su lugar
La empatía es tu herramienta más poderosa. Intenta ponerte en el lugar de tus compañeros y piensa en las presiones que enfrentan, los recursos con los que cuentan y cómo puedes facilitarles la vida. Imagina qué te gustaría si estuvieras en su posición. Algo tan sencillo como preguntar: “¿Qué puedo hacer para apoyarte?” puede abrir la puerta a un diálogo profundo y constructivo.
Cuando era un joven líder en una empresa tecnológica de rápido crecimiento, insistí en obtener más apoyo de mis colegas de marketing, pero mi enfoque agresivo solo generó resentimiento. Cuando decidí entender sus presiones y limitaciones, ajusté mis solicitudes. Al mostrar empatía, encontramos una solución productiva y colaboramos de manera exitosa.
Comprométete a largo plazo
Para construir relaciones sólidas con tus compañeros, debes comprometerte a largo plazo para ganarte su respeto y confianza, en lugar de buscar logros inmediatos. Cuando demuestras de manera constante autenticidad, fiabilidad y compromiso con objetivos compartidos, tus compañeros te verán como un líder al que querrán seguir.
Recuerda que el liderazgo no consiste en estar a cargo, sino en inspirar a otros a seguir tu ejemplo de forma voluntaria. Si logras ganarte la confianza de tus compañeros, no solo conseguirás un ascenso, sino que también prosperarás en tu nuevo puesto gracias a su apoyo.