
En América Latina, la inclusión financiera es un tema pendiente. La región arrastra años de barreras que han dejado fuera a millones de personas del sistema financiero formal. Pero eso está cambiando. Raymundo Guerrero, Country Manager de Pomelo en México, platicó con Fast Company México durante el Fintech México Festival 2025 para explicar cómo esta empresa ofrece infraestructura para que fintech, bancos y empresas tecnológicas lancen productos financieros sin necesidad de construir todo desde cero.
Hace apenas unos años, América Latina era de las regiones con infraestructura financiera más débil. Hoy, las cosas son distintas. “La verdad es que está viendo una transformación digital bastante importante”, dice Guerrero.
En cuatro años, Pomelo ya opera en seis países y colabora con más de 130 fintech, bancos, empresas de tecnología y otras carteras. Esa expansión rápida muestra una cosa: tener la infraestructura correcta es clave para que cualquier empresa de servicios financieros pueda crecer.
Sin burocracia, pero con tecnología
Pomelo ofrece tecnología para que las empresas lancen y operen productos financieros sin depender de las sucursales físicas y la burocracia tradicional. Guerrero lo dice directo: “La infraestructura tecnológica es la clave para ofrecer servicios financieros modernos”.
El foco de Pomelo está en las tarjetas de crédito y débito. Su plataforma permite que las empresas ofrezcan estos productos incluso a personas que nunca han tenido historial crediticio. “Nosotros ayudamos a nuestros clientes a ofrecer servicios financieros modernos sin que tengan que pasar por las barreras tradicionales”, explica.
El celular es la puerta de entrada. A través de apps, las personas pueden solicitar tarjetas, hacer pagos y acceder a otros servicios financieros sin pisar una sucursal. “Todo es a través de aplicaciones móviles, lo que permite a los usuarios acceder a productos financieros desde sus teléfonos”, añade Guerrero.
México, el primer paso para crecer en Centroamérica
Hoy, Pomelo ya opera en México, Brasil, Argentina, Colombia, Perú y Chile. El siguiente paso es Centroamérica. Guerrero explica: “La tesis de Pomelo fue primero operar en las seis economías más grandes de América Latina y ahora estamos expandiendo a Centroamérica”.
En la mira están Puerto Rico, Panamá, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Y aunque su enfoque está en América Latina, Guerrero no descarta que, algún día, Pomelo pueda operar en otras regiones. “Aunque no está en nuestro roadmap inmediato, eventualmente podríamos explorar otros mercados”, dice.
México fue pionero con su Ley FinTech en 2018. Pero seis años después, la historia es más compleja. “México es el país con más barreras regulatorias para el desarrollo del ecosistema FinTech”, dice Guerrero.
Desde FinTech México, asociación de la que Pomelo forma parte, trabajan para actualizar esa ley. “Estamos trabajando en una propuesta de reforma que esperamos que impulse un desarrollo más rápido y facilite la expansión del ecosistema FinTech en México”, comenta.
El objetivo es claro: mejorar la regulación sin perder de vista que el fin último es la inclusión financiera. Guerrero lo resume así: “El reto ahora es que la ley sea útil, práctica y facilite que más personas accedan a servicios financieros”.
Pomelo tiene claro que transformar la infraestructura financiera no es solo un reto técnico. Es parte de un esfuerzo más grande para que más personas, especialmente mujeres, accedan al sistema financiero de manera simple, informada y segura.
“Crear infraestructura no es el fin. Es el medio para que cualquier fintech o empresa pueda ofrecer productos financieros fáciles de usar, sin letras chiquitas y pensados para la realidad de cada persona”, concluye.