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Empresarios mexicanos de la frontera miran hacia su país tras aranceles de Trump

La industria mexicana de la frontera con Estados Unidos apuesta por voltear la mirada al mercado interno para resistir el golpe demoledor de los aranceles del presidente Donald Trump, que vislumbra insostenibles. Más de dos centenares de maquilas conforman este conglomerado que exporta su producción a Estados Unidos desde la ciudad de Tijuana y que Empresarios mexicanos de la frontera miran hacia su país tras aranceles de Trump

Empresarios mexicanos de la frontera miran hacia su país tras aranceles de Trump [Foto: Guillermo Arias/AFP]

La industria mexicana de la frontera con Estados Unidos apuesta por voltear la mirada al mercado interno para resistir el golpe demoledor de los aranceles del presidente Donald Trump, que vislumbra insostenibles.

Más de dos centenares de maquilas conforman este conglomerado que exporta su producción a Estados Unidos desde la ciudad de Tijuana y que ahora enfrentará un arancel del 25%, adicional al ya existente 8%.

Abarcan sectores como insumos médicos, semiconductores y otros componentes electrónicos, que “se van a ver afectados” por las tarifas vigentes desde el martes, dijo José Luis Contreras, presidente de la Asociación de Industriales de Mesa de Otay, en entrevista con AFP.

Por esa región, que alberga unas 400 compañías en sus amplios parques industriales, se realizan cada año un millón de cruces fronterizos de transporte de carga, según cifras oficiales.

Consumada la amenaza de Trump, se debe “reorientar el mercado interno”, señala Contreras, para quien esto significa replicar las cadenas de producción del tratado comercial T-MEC (Canadá, Estados Unidos y México) en este país de 130 millones de habitantes.

También implica ofrecer incentivos tributarios, buscar nuevos mercados y romper candados legales como el que exige a las armadoras de autos –buque insignia del T-MEC– exportar 80% de su producción a Estados Unidos, añade.

Pero se debe “obrar con rapidez”, pues la “dimensión social es muy grande” al involucrar unos 80.000 empleos de maquilas solo en este punto de la frontera de 3.100 km de largo, advierte Contreras, empresario metalmecánico.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, anunciará el próximo domingo medidas frente a los aranceles, aunque de antemano delineó un plan para fortalecer la industria nacional que incluye sustituir importaciones chinas, un gesto hacia Trump que por ahora no rindió fruto.

Los aranceles son “ucurrencias” sin futuro

Trump defiende las tarifas como castigo a México y Canadá por su supuesta inoperancia contra la migración legal y el tráfico de fentanilo, opiáceo asociado a decenas de miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos cada año.

Sin embargo, su cruzada proteccionista, que persigue la reubicación de empresas en territorio estadounidense, también alcanza a China y la Unión Europea.

Analistas estiman que la medida amenaza con una recesión a México, que envía 80% de sus exportaciones a Estados Unidos, y creen que junto con las represalias también dañarán la economía estadounidense al trasladar los costos a sus empresas, trabajadores y consumidores.

Asimismo, podrían empujar a sus socios regionales a los brazos de China, su gran competidor. “Habrá algunas perturbaciones, pero no (…) serán muchas”, afirmó Trump la noche del martes ante el Congreso.

“Las ocurrencias de Trump (…) no pueden sostenerse durante mucho tiempo”, prevé Contreras, quien duda que Estados Unidos pueda sustituir rápidamente la mano de obra y destrezas desarrolladas en México a lo largo de décadas de intercambio comercial.

Con los aranceles “seremos tal vez menos competitivos, pero al final de cuentas competitivos”, destaca el empresario.

La confianza de los consumidores estadounidenses registró en febrero su mayor descenso mensual desde agosto de 2021, ante temores de que la inflación repunte por las política comerciales y antimigratorias de Trump, según una encuesta del Conference Board.

Una guerra sin ganadores

Los mexicanos que pasan por miles a Estados Unidos a través de la garita de San Ysidro –el mayor cruce fronterizo del hemisferio occidental– tienen la certeza que la guerra arancelaria de Trump no tendrá ganador.

“Va a ser muy difícil que (Trump) jale todo para atrás”, opina Moisés Arroyo, mecánico jubilado de 72 años con nacionalidad mexicana y estadounidense, en la larga fila de carros para pasar de Tijuana a la vecina San Diego.

Su coterráneo Carlos Nava, de 58 años, también nacionalizado estadounidense, refiere una merma en su trabajo como conductor de Uber en San Diego. La atribuye al “miedo” de la gente por las deportaciones de migrantes indocumentados y un posible aumento de la canasta básica.

A este paso “vamos a parar de venir a consumir”, afirma Arroyo, quien suele ir de compras a San Diego para hacer rendir su pensión.

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