ADVERTISEMENT

| Impact

Los desafíos del emprendimiento con A

Sí, con A de emprendedorA, pero también de brechA y de barrerA, porque la participación de las mujeres en el emprendimiento está llena de obstáculos.

Los desafíos del emprendimiento con A [Ilustración: asistida por IA]

Cuando hablamos de creatividad, originalidad, nuevas ideas y cambios de paradigma en el mundo empresarial, siempre pensamos en el emprendimiento como la fuente de origen y el motor que impulsa todo esto, pero me resulta un poco paradójico que al revisar la presencia de las mujeres en el ecosistema emprendedor,  si bien las cifras son ventajosamente diferentes en comparación con las del mundo corporativo donde 4% de las empresas mexicanas tienen una CEO como mujer, según el estudio Mujeres en las Empresas, del IMCO y Kiik Consultores; la paridad e igualdad sustantiva en el emprendedurismo está bastante lejos todavía.

¿Por qué hay menos mujeres a la cabeza de los emprendimientos y por qué hay menos mujeres emprendiendo? Las razones que me llevaron a escribir sobre este tema y a buscar una respuesta, aunque sin duda tienen su raíz en las creencias sociales ancladas a los estereotipos de género, son también el resultado de una serie de carencias sistémicas –y sistemáticas–  de las que claramente el ecosistema emprendedor no está exento, con todo y el halo de innovación que le rodea.

“Apenas 25% de las empresas del país están fundadas solo por mujeres”, me comentó Juana Ramírez, CEO de Sohin y presidenta del Consejo Directivo de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), haciendo referencia a la Radiografía del Emprendimiento en México en su edición mujeres de 2024. Lo interesante es que, según este mismo documento, en los emprendimientos fundados por hombres un pequeñísimo 4.9% de los puestos directivos están ocupados por mujeres; muy a la par de lo que pasa en las corporaciones. Por eso, me atrevo a afirmar que el problema no sólo es sistémico, sino también sistemático.

Desafíos y retos del emprendimiento

A pesar de los avances en la promoción de la igualdad de género, las mujeres seguimos tratando de esquivar las grietas que significativamente limitan nuestra participación en el mundo emprendedor.

El IMCO señala que aproximadamente 10 millones de mujeres en México no cuentan con autonomía económica. Esto quiere decir que no tienen ingresos propios y dependen de terceros. He aquí una primera grieta: la falta de independencia económica reduce la capacidad de las mujeres para emprender y la posibilidad de acceso a financiamiento. La Radiografía del Emprendimiento en México reporta que únicamente 0.8% de las empresas fundadas por mujeres reciben capital de inversionistas ángeles, en comparación con 3.1% de las fundadas por hombres. Es así como los sesgos de género que persisten en el ecosistema de inversión, se convierten en otra enorme fisura.

“En mi experiencia, la conversación con fondos de inversión siempre ha sido más complicada para las mujeres –afirma Juana Ramírez–. En la primera etapa de Sohin en la que hacíamos estas rondas de levantamiento, una pregunta recurrente hacia mí fue si pensaba embarazarme o no y si sí quién iba a llevar la empresa, cuál era mi plan de sucesión cuando a una emprendedora menor de 40 años no se le pide un plan de sucesión en esa etapa, pero esto tenía que ver con la preocupación de los inversionistas respecto a mi decisión de ser madre o tener un rol familiar. Es una pregunta que no se le hace a un hombre emprendedor”.

El peso de las tareas de cuidados

Si los sesgos representan una grieta enorme, la carga desproporcionada de las tareas de cuidados son un cráter que pocas podemos sortear. Según la misma ASEM,  65.5% de las emprendedoras que son madres asumen la mayor parte de las responsabilidades de cuidado de sus hijos e hijas, en comparación con  21.7% de los hombres emprendedores que son padres. Esta desigualdad afecta la disponibilidad de tiempo de las mujeres para dedicarse a sus negocios e impacta su capacidad para escalar y hacer crecer sus empresas. “Además,  la forma de hacer negocios en el país sigue siendo masculina. Los negocios se hacen en los restaurantes. Se hacen con una copa de vino, con un whisky. Y no necesariamente, en especial para las madres, estos tiempos son posibles”, señala Juana Ramírez.

Por otro lado, es cierto que cuando la carga y obligación que representan las tareas de los cuidados deja por fuera a las mujeres del mercado laboral, “impulsa” su entrada al emprendedurismo, aunque nuevamente en desigualdad de condiciones. América Latina es la región con mayor emprendimiento femenino, pero 82.2% emprenden por necesidad más que por oportunidad (Global Entrepreneurship Monitor). Este tipo de emprendimiento, se limita a negocios de subsistencia que no logran escalar o generar un impacto significativo en la economía. “Son emprendimientos que facturan menos, escalan menos, tienen menos colaboradores, a pesar de que llegan a punto de equilibrio más rápido que los emprendimientos masculinos”, enfatiza Juana.

Hacia un ecosistema que evolucionA

“Hace falta mucho, pero si tuviese que elegir tres cosas yo diría que una es el acceso a financiamiento. Lo segundo es la formación en herramientas como el diseño de modelos de negocio, manejo financiero, análisis y conocimiento de mercado. Y lo tercero es seguir impulsando los temas de disciplinas STEM y el  uso de la tecnología, porque es muchísimo menor el número de empresas de tecnología lideradas por mujeres y la penetración que tiene la tecnología en las empresas que llevan las mujeres”.

Un ecosistema emprendedor equilibrado es la punta de lanza para un país más próspero en todos los sentidos. El IMCO calcula que si México alcanzara la tasa de participación económica de las mujeres de la OCDE, el PIB del país podría aumentar en 6.9 billones de pesos en la próxima década. En esta participación está sin duda incluído el ecosistema emprendedor.

Entonces, el emprendimiento femenino no solo es una cuestión de igualdad de género, sino también una oportunidad para impulsar el crecimiento económico y la innovación social.

Para cerrar la brecha de género en el emprendimiento, es necesario implementar políticas que promuevan la igualdad de oportunidades. Esto incluye por supuesto programas de financiamiento y capacitación, pero principalmente la creación de sistemas integrales de cuidados que permitan equilibrar la balanza, impulsando el desarrollo de las mujeres. La responsabilidad es compartida: gobierno, sociedad y sector privado. Esta sería una verdadera innovación, un verdadero cambio de paradigma desde lo sistémico y lo sistemático.

Author

  • Paola Palazón Seguel

    es comunicadora especializada en gestión y desarrollo de negocio. Fue directora general de Time Out México y es autora de Hecha en México (Editorial Planeta, 2020). Desde muy joven ha emprendido en diferentes rubros, más recientemente en bienestar. Es consultora para emprendimientos, docente y profesora de Domestika. En Fast Company México escribe de emprendurismo, colectividad y salud mental. Presenta una visión del emprendimiento como un proceso colaborativo y sostenible, que prioriza el bienestar comunitario y procura un futuro más próspero y equilibrado.

    View all posts

Author

  • Paola Palazón Seguel

    es comunicadora especializada en gestión y desarrollo de negocio. Fue directora general de Time Out México y es autora de Hecha en México (Editorial Planeta, 2020). Desde muy joven ha emprendido en diferentes rubros, más recientemente en bienestar. Es consultora para emprendimientos, docente y profesora de Domestika. En Fast Company México escribe de emprendurismo, colectividad y salud mental. Presenta una visión del emprendimiento como un proceso colaborativo y sostenible, que prioriza el bienestar comunitario y procura un futuro más próspero y equilibrado.

    View all posts

Sobre el autor

es comunicadora especializada en gestión y desarrollo de negocio. Fue directora general de Time Out México y es autora de Hecha en México (Editorial Planeta, 2020). Desde muy joven ha emprendido en diferentes rubros, más recientemente en bienestar. Es consultora para emprendimientos, docente y profesora de Domestika. En Fast Company México escribe de emprendurismo, colectividad y salud mental. Presenta una visión del emprendimiento como un proceso colaborativo y sostenible, que prioriza el bienestar comunitario y procura un futuro más próspero y equilibrado.

ADVERTISEMENT

ADVERTISEMENT