
Con la conversación sobre aranceles, sanciones, guerras comerciales y nuevos órdenes mundiales, podríamos sentirnos tentados a buscar opciones de criostasis para dormir profundamente los próximos 100 años. A veces, parece que todo lo que creíamos saber sobre el funcionamiento del mundo está cambiando. Se gesta una especie de nueva Guerra Fría entre Estados Unidos, Rusia, China y otras partes del mundo. El mundo unipolar que dio paso a la Pax Americana llega gradualmente a su fin, y da paso a un escenario más multipolar. Surgen nuevas alianzas que hacen que nuestros sistemas políticos y tecnologías se fragmenten en distintas esferas.
Gran parte de lo que dimos por sentado en la era dorada de la globalización tras la caída de la Unión Soviética se cuestiona. Y cada bloque global busca consolidar su influencia. Esto encarece el comercio, reduce la interoperabilidad tecnológica y hace que los cambios drásticos sean mucho más probables.
¿El Sur Global despierta?
La única constante en la naturaleza y en sistemas complejos, como la sociedad global, es el cambio. Pero a veces esos cambios ofrecen enormes oportunidades a países que antes no contaban con el mismo poder de negociación, ni de manera individual ni como bloque. No me refiero a los BRICS; sino al Sur Global en general. ¿Y qué es el Sur Global? ¿Todo lo que está por debajo del Ecuador? No exactamente.
El término Sur Global abarca a los países considerados en desarrollo, desde Brasil, México y Arabia Saudita, hasta Níger y China, por mencionar algunos. Sin embargo, es importante recordar que, aunque esta categoría incluya a un gran número de naciones, cada una tiene características, necesidades y objetivos únicos. Esto les permite formar alianzas estratégicas en beneficio de sus ciudadanos mientras el equilibrio global de poder cambia, se reajusta y evoluciona a gran velocidad.
Hasta hace unas semanas, se pensaba que Estados Unidos tenía una ventaja tecnológica significativa en IA sobre China. Esta percepción quedó bajo mayor escrutinio a finales de enero. DeepSeek, el modelo de inteligencia artificial chino, irrumpió en el escenario mundial. El polvo aún no se ha asentado, y siguen abiertas preguntas sobre su costo de desarrollo, el acceso a semiconductores más avanzados de lo que admiten y la procedencia de sus datos de entrenamiento. Independientemente del desenlace, por ahora el panorama de la IA se ha nivelado un poco más, y eso representa una oportunidad.
A veces, la gran carrera tecnológica se percibe como un duelo exclusivo entre Estados Unidos y China. Pero si ampliamos la perspectiva, veremos que hay un juego más amplio en el que los países del Sur Global pueden observar, aprender y beneficiarse. En particular, México y otros países de latinoamericanos tienen una gran oportunidad en este nuevo contexto. A medida que las reglas del juego se reescriben, Latinoamérica puede fortalecer su poder de negociación. Puede actuar como una región económica con peso propio, no solo frente a Estados Unidos y China, sino también en relación con otras regiones y países. Esto podría traducirse en beneficios tangibles para las empresas, emprendedores, trabajadores y comunidades de la región.
El ‘patio escolar’ reescribe sus reglas
Pero, ¿es realmente tan fácil? No. La geopolítica es el arte de navegar la incertidumbre con otras naciones, alianzas cambiantes y los principales poderes mundiales que intentan alinear a cada país hacia su bando con total claridad. Preferiblemente, el de ellos. Es, en esencia, como el patio de la escuela durante el recreo, donde se arman bandos, las alianzas cambian constantemente y todos intentan posicionarse cada vez mejor.
Entonces, ¿cómo pueden México y América Latina aprovechar estos cambios? Afortunadamente, hay muchas oportunidades para la región, pero en especial para México. Nos guste o no, su posición en el “patio de la escuela global” es la más privilegiada. Justo entre Sudamérica y el resto de Norteamérica, donde tanto China como Estados Unidos quieren sentarse junto a México durante el recreo.
- Posición geopolítica. México debe decidir qué tipo de actor global quiere ser en un mundo multipolar. Debe definir cómo equilibrará su posición única como puente entre Estados Unidos y el resto de América Latina. Al mismo tiempo, debe actuar como enlace entre China y el resto de Latinoamércia y Estados Unidos. Si hablamos de ser el chico “cool”, esta es la definición perfecta, ¿no?
- Soberanía tecnológica. México necesita establecer su estrategia en materia de soberanía tecnológica cuanto antes, especialmente en áreas clave como inteligencia artificial, computación cuántica y otras tecnologías emergentes.
- El pasado no dicta el futuro. En ocasiones escucho en reuniones que los desafíos estructurales de México —educación, crimen, infraestructura, empleo, entre otros— son razones por las cuales el país no mejora a largo plazo. Sin embargo, Corea del Sur, China, Vietnam, Singapur y otros países han transformado drásticamente el futuro de sus economías, naciones y oportunidades individuales en el transcurso de unas décadas. México puede hacer lo mismo, aprendiendo de esos modelos y adaptándolos a las circunstancias únicas de la región.
En términos de influencia global y regional, México tiene cartas cada vez mejores para jugar. Emprendedores, líderes gubernamentales, inversionistas, estudiantes —cualquier persona que esté pensando en dónde construir su futuro— deben reconocer que México es el chico “cool” con el que todos quieren juntarse en el recreo. En mis años trabajando en más de dos docenas de países, jamás he escuchado una mala palabra sobre México como país o sobre su gente. Tal vez es momento de que México y todos los que viven aquí recuerden que: ¡todo el mundo quiere pasar tiempo con ellos!