
Con mucha frecuencia, nos quedamos esperando. Esperando a que un jefe, un superior o incluso un socio nos entregue las riendas y nos diga que es nuestro momento de brillar. Pero aquí está la verdad: el empoderamiento no es algo que te den, es algo que tomas. Si las cosas no están saliendo como quieres, no hay a quién culpar –depende de ti tomar la iniciativa–.
Si estás cansado de esperar a que alguien más reconozca tu potencial o te diga qué hacer a continuación, aquí tienes tres pasos concretos para tomar el control y empoderarte hoy mismo:
DEJA DE PEDIR PERMISO, COMIENZA A TOMAR INICIATIVA
El empoderamiento comienza cuando dejas de esperar a que alguien te diga qué hacer y empiezas a tomar medidas proactivas para hacer lo que sabes que se necesita.
Identifica un problema recurrente en el trabajo y propón una solución a tu equipo o supervisor. Incluso si no se implementa, el simple hecho de dar un paso al frente demuestra tu mentalidad de liderazgo y refuerza tu confianza.
En lugar de esperar a que tu jefe aborde una brecha en la comunicación del equipo, sugiere implementar una reunión semanal de seguimiento. Mejor aún, crea una matriz de comunicación sugerida con preguntas específicas para minimizar esas brechas. Tomar la iniciativa muestra que te importa el éxito del equipo y tu papel en él. Esto te pone en la mejor posición para destacar y ser tomado en cuenta cuando surjan oportunidades o proyectos que requieran tu conjunto de habilidades.
Recuerda que tu jefe probablemente tiene una agenda ocupada con prioridades cambiantes y muchas preocupaciones acumuladas. Si puedes hacer su trabajo más fácil y aliviar algunas de esas preocupaciones, te convertirás en un héroe en su historia laboral. Y la reputación de que eres una persona con recursos se extenderá.
CULTIVA LA AUTOCONCIENCIA Y APROVECHA TUS FORTALEZAS
Comprender tus propias fortalezas, debilidades y valores es la base del liderazgo personal. No necesitas que tu jefe defina tu rol, tú necesitas definir cómo te presentas en él. Este simple cambio de perspectiva te ayudará a recuperar la influencia que muchos de nosotros cedemos.
Dedica 10 minutos cada semana a reflexionar sobre tus logros y desafíos recientes. ¿Qué fortalezas utilizaste? ¿En qué podrías mejorar? Usa estos aprendizajes para guiar tus acciones. Además, analiza cómo te sientes al final de cada día durante una semana y anota qué tareas estabas realizando cuando sentiste que estabas triunfando y cuándo te sentiste más estresado. Esto te ayudará a identificar las posiciones y funciones que mejor se adaptan a ti.
Si eres naturalmente hábil en la creación de relaciones, considera cómo puedes usar esa fortaleza para fomentar la colaboración o mejorar la dinámica del equipo, incluso sin que te lo pidan. Esas relaciones te ayudarán a superar momentos difíciles y también pueden ser clave cuando llegue el momento de obtener una promoción.
No olvides que eres el capitán de tu propio barco y el principal navegante de tu experiencia laboral y de vida. No necesitas ser una víctima ni un espectador.
ACEPTA LA RETROALIMENTACIÓN COMO UNA HERRAMIENTA, NO COMO UNA AMENAZA
Los líderes empoderados ven la retroalimentación como una oportunidad para crecer, no como un ataque personal. Busca activamente recibir comentarios, incluso si son incómodos –es un paso fundamental para perfeccionar tu enfoque y generar confianza–. Sin retroalimentación, inevitablemente tendrás puntos ciegos en tu camino. Sé receptivo si quieres minimizar errores costosos.
Al final de un proyecto o reunión, pregunta a un colega o gerente: “¿Qué es algo que hice bien y algo en lo que podría mejorar?” Escucha sin ponerte a la defensiva y toma medidas concretas para mejorar.
Si recibes comentarios sobre la falta de claridad en tus presentaciones, inscríbete en un curso o taller de oratoria para mejorar tus habilidades y demostrar tu compromiso con el crecimiento. En este caso, asegúrate de preguntar qué aspectos específicos de tu presentación necesitan más claridad. De esta manera, no perderás tiempo enfocándote en lo incorrecto.
A menudo, las personas evitan la retroalimentación porque temen lo que podrían descubrir. Sin embargo, quienes están dispuestos a explorar lo desconocido y aceptar tanto lo positivo como lo negativo, pronto descubren sus beneficios. No podemos ser nuestra mejor versión ni fortalecernos sin identificar nuestras áreas de mejora. La buena noticia es que todos tenemos puntos a pulir, así que no hay nada de qué avergonzarse. En lugar de eso, considera el coraje que muestras al buscar activamente la retroalimentación como una insignia de honor.
RECLAMA TU PAPEL DE LIDERAZGO
El empoderamiento no es un regalo que alguien te da, es una mentalidad que cultivas. Al tomar la iniciativa, aprovechar tus fortalezas y aceptar la retroalimentación, construyes la confianza y la competencia necesarias para liderarte a ti mismo y, a su vez, inspirar a quienes te rodean.
Deja de esperar permiso. Comienza a liderarte a ti mismo y observa cómo otros empiezan a seguirte.