
Cuando hablamos de las soluciones a la crisis climática, es común pensar en energía renovable, captura de carbono o movilidad sostenible. Pero hay una revolución, todavía silenciosa, ocurriendo alrededor de un recurso tan esencial como vulnerable: el agua. Algunos nos referimos a esta revolución como el Water Tech Boom. Y las startups de tecnología climática para la gestión hídrica están cambiando la forma en que se puede conservar y utilizar este recurso.
El agua ha sido por décadas un tema relegado en la agenda de innovación, pero eso está cambiando rápidamente. Las estimaciones indican que el mercado de tecnología climática alcanzará un valor de 600,000 millones de euros para finales de la década, triplicando su valor actual. De hecho, hay una tendencia positiva en la financiación de startups y tecnologías emergentes enfocadas en combatir el cambio climático de la que Kilimo ha sido beneficiada.
Pero aunque estas empresas tecnológicas han demostrado que pueden optimizar el uso del agua en sectores como la agricultura, la industria y las ciudades. Hay un desafío latente que no podemos ignorar: muchas soluciones climáticas nacen desde la innovación, pero sin un camino claro para su adopción masiva. La tecnología sin aplicación masiva no transforma industrias ni genera cambios estructurales.
Water Tech, de la innovación a la adopción
Un camino a la solución es diseñar modelos de negocio viables para todas las partes involucradas: comunidades, empresas, gobiernos, y medio ambiente. Y en el caso del agua, esto significa ir más allá del desarrollo y la implementación tecnológica. Necesitamos entender el territorio y la realidad de las comunidades donde se realizarán las intervenciones, garantizar beneficios volumétricos reales, es decir, asegurar que cada acción tenga un impacto cuantificable en la disponibilidad del agua para los ecosistemas, acompañar a las empresas a rendir cuentas de sus compromisos de sustentabilidad de manera transparente. Y para que todo esto sea efectivo, la medición y trazabilidad de los datos juegan un rol esencial, sin ellas, no podemos evaluar el impacto ni optimizar los esfuerzos a largo plazo que harán posible la eficiencia, la compensación o el reabastecimiento del recurso en las cuencas.
El Water Tech Boom representa una oportunidad histórica, pero con un doble desafío: innovar y garantizar que esa innovación llegue a donde realmente se necesita. Los fondos de inversión ya reconocen el potencial de las climatechs especializadas en eficiencia hídrica, pero no apostarán por ellas sin modelos de negocio sólidos y escalables. Para atraer inversión y acelerar el cambio, debemos posicionar el agua no solo como un recurso crítico, sino también como una inversión estratégica y rentable. El agua está tomando protagonismo en la agenda pública pero necesita más volúmen en la conversación global que muestre su valor como recurso esencial y la infraestructura.
La inversión en climatechs hídricas no es una tendencia pasajera. Para transformar el futuro del agua, necesitamos modelos que no solo sean innovadores, sino que también aseguren su adopción y viabilidad económica. En los próximos años, quienes inviertan en soluciones escalables de eficiencia hídrica serán los que lideren el cambio.