
La curiosidad no es solo un rasgo valioso de personalidad, es un superpoder del liderazgo. En un entorno empresarial donde la innovación determina el éxito, la curiosidad actúa como catalizador de avances y reinvención en la industria. Sin embargo, a pesar de su potencial transformador, sigue siendo una de las herramientas más subestimadas del liderazgo actual.
De acuerdo con un estudio de Harvard Business Review, la curiosidad fomenta la apertura y la colaboración, al tiempo que reduce los errores en la toma de decisiones. Aun así, solo 24 % de las organizaciones la fomentan activamente, dejando sobre la mesa un enorme potencial sin aprovechar.
Los mejores líderes no solo buscan respuestas; replantean los problemas. En lugar de preguntar “¿Cómo solucionamos esto?”, se preguntan: “¿Y si lo reimaginamos por completo?”. Los líderes con esta mentalidad descubren oportunidades de reinvención que otros pasan por alto al centrarse solo en los retos inmediatos.
LA CURIOSIDAD COMIENZA CON LA OBSERVACIÓN
En el mundo del arte y el diseño, la curiosidad comienza con la observación. Georgia O’Keeffe dijo una vez: “Nadie ve realmente una flor. Es tan pequeña que no tenemos tiempo, y ver requiere tiempo”.
Sus palabras dejan una lección para los líderes: la verdadera visión surge de tomarse el tiempo para observar y comprender lo que otros pasan por alto. El proceso de design thinking refleja esta idea, al enfatizar la empatía, la iteración y la disposición a aprender del fracaso. Los líderes que adoptan estos principios detectan necesidades no satisfechas y cuestionan paradigmas estancados.
Por ejemplo, una vez trabajé con un ejecutivo de biotecnología que revitalizó a su equipo de I+D con una sola pregunta: “¿Qué estamos pasando por alto en los datos que podría cambiar el rumbo de nuestro descubrimiento?”.
Esa pregunta impulsada por la curiosidad llevó a una exploración interdisciplinaria que resultó en un tratamiento innovador que transformó la posición competitiva de la empresa.
CURIOSIDAD EN ACCIÓN
Un CTO del sector de alta tecnología descubrió que su equipo estaba atrapado en un ciclo de rendimientos decrecientes durante el lanzamiento de un producto clave. En lugar de recurrir a las soluciones convencionales, hizo una pregunta provocadora: “¿Cómo se vería esto si empezáramos desde cero?”.
Al principio, el equipo dudó, pero al plantearlo como un experimento mental, se generó un diálogo creativo que desmanteló supuestos establecidos. ¿El resultado? Un enfoque novedoso que no solo resolvió el problema inmediato, sino que sentó las bases para una innovación a largo plazo.
En otro caso, un CEO de una organización multinacional emprendió una gira de escucha para comprender mejor a su fuerza laboral global. Hizo una pregunta tan simple como profunda: “¿Qué te inspira a dar lo mejor de ti?”
Esta consulta reveló una mezcla de motivadores universales e ideas específicas de cada cultura, lo que permitió al CEO diseñar una nueva misión empresarial inclusiva. La iniciativa incrementó el compromiso, fomentó un sentido de pertenencia y unificó a los equipos en distintos continentes.
UN MARCO PARA QUE LOS LÍDERES CULTIVEN LA CURIOSIDAD
Para aprovechar la curiosidad como herramienta de liderazgo, los líderes deben comprometerse con prácticas intencionales que impulsen la innovación guiada por la curiosidad:
- Haz preguntas más grandes. Pasa de soluciones tácticas a preguntas amplias y abiertas. Sustituye “¿Cómo reducimos costos?” por “¿Cómo generamos más valor con menos recursos?”. Este tipo de preguntas inspiran nuevas perspectivas y pensamiento creativo.
- Practica la observación empática. Adopta la mirada de un artista: tómate el tiempo para ver realmente a tu equipo, a tus clientes y la dinámica del mercado. Escucha con atención y observa sin ideas preconcebidas. La empatía es clave para identificar necesidades no cubiertas y construir confianza.
- Prototipa la curiosidad. Trata la curiosidad como una habilidad que se puede desarrollar. Organiza talleres donde ninguna idea sea demasiado loca. Fomenta la lluvia de ideas iterativa y prueba pequeñas ideas antes de escalarlas, creando un entorno de bajo riesgo para la experimentación.
- Abraza el fracaso como descubrimiento. El liderazgo guiado por la curiosidad requiere seguridad psicológica. Cuando los equipos ven el fracaso como una oportunidad de aprendizaje y no como una amenaza, están más dispuestos a asumir riesgos e innovar. Los líderes deben ser ejemplo de esta apertura.
- Mantente abierto a estar equivocado. La curiosidad no se trata de confirmar lo que ya sabes, sino de explorar lo desconocido. Los mejores líderes con los que he trabajado son aquellos dispuestos a cuestionar sus propias suposiciones y aprender de perspectivas inesperadas.
La curiosidad no solo enciende la innovación, también fortalece las relaciones. Mostrar un interés genuino en tu equipo, sus desafíos y aspiraciones construye una cultura de confianza y colaboración. Los líderes que guían con curiosidad crean entornos donde las personas se sienten valoradas, escuchadas e inspiradas a dar lo mejor de sí.
La curiosidad permite a los líderes navegar la complejidad con agilidad y visión en un entorno acelerado. Les da la capacidad de hacer las preguntas que otros evitan, ver patrones que otros no notan y encontrar soluciones que otros ni imaginan. Al hacerlo, transforman sus organizaciones y la vida de quienes los rodean.
Una cosa es segura: los líderes que prosperen serán aquellos que lideren con curiosidad. El futuro pertenece a quienes se atreven a ser curiosos.