Marketing digital y las fórmulas mágicas, ¿existen en realidad?

Hace unos días, platicaba con un nuevo cliente sobre sus necesidades digitales y de diseño gráfico –algo normal en mi día a día profesional–, sin embargo, me llevé una sorpresa cuando me enseñó su documento base, que no era más que un video que había visto en Instagram y donde le mostraban una fórmula mágica e infalible para vender más y convertirse en tendencia.

Vender humo o soluciones mágicas es algo que parece el pan de cada día en muchos negocios, pero más en marketing digital, ofreciendo soluciones estandarizadas que son replicadas una y otra vez hasta convertirse en “verdades absolutas” sin una prueba real de lo que están hablando.

Mi cliente me expuso desde modelos de marketing como el método AIDA (Atención, Interés, Deseo y Acción), hasta un conjunto de soluciones con la cantidad de posteos exacta para convertirse en tendencia inmediata. Cuando le pregunté si ese “gurú” infalible había visto su negocio, hecho un análisis de sus audiencias objetivo, sus mensajes clave o pilares de comunicación, la respuesta (que ya sabía cuál era), no llegó.

Ideas cruzadas

Y es aquí donde entra la siempre increíble pregunta, ¿por qué cada año, sin falta, nos llegan clientes –entre 85% y 90%– con la idea errónea de lo que significa comunicar en redes sociales y el marketing digital. Ese mismo porcentaje llega con el temor de repetir una amarga experiencia previa.

El marketing digital no es una fórmula exacta que se aplica a cualquier nicho; es más, ni siquiera en negocios que son competencia. Una estrategia digital implica hacer contenidos con una estructura y finalidad, leer lo que los clientes potenciales del nicho de negocio están buscando y cómo está reaccionando tu propia audiencia.

Lo que pasó con mi cliente estoy seguro de que te puede estar pasando a ti. Todos los días ves videos en Instagram donde aparece alguien diciéndote que estás equivocado y que esta fórmula te va a ayudar a crecer en seguidores y obvio, en ventas. Sin embargo, el que tenga miles de reproducciones, miles de seguidores o esté dando conferencias, no significa que conozca tu negocio y sus necesidades.

El viejo arte del engaño

Si continúas incrédulo, te voy a poner un ejemplo rápido de reputación. En 2023, Netflix estrenó la serie documental Bad Surgeon: Lover Under the Knife. La trama, narrada desde el punto de vista de Benita Alexander, periodista y exnovia del cirujano Paolo Macchiarini, desmenuza cómo este médico logró engañar a todo el mundo de la salud (literal), vendiéndose como un pionero de la medicina regenerativa.

La mentira fue tan grande que no solo afectó a varios pacientes con un tratamiento que no funcionó, sino que puso literalmente de cabeza a quienes por un tiempo lo respaldaron y me refiero no a cualquier organización, sino al Instituto Karolinska, uno de los centros de investigación médica más importantes del mundo y que otorga el Premio Nobel de Medicina.

Este background que avalaba lo que hacía y cómo lo hacía, llevó a que varios pacientes creyeran en su “investigación” y se sometieran a un trasplante de tráquea que terminaría con su vida. Es decir, aparentemente tenía todas las tablas y el conocimiento para ser catalogado como un especialista con la autoridad suficiente, aunque en realidad sí… vendía humo.

No creas en la fórmula mágica para todo

Este brevísimo ejemplo, sumado al que viví como especialista, te puede dar una idea de por qué no puedes (ni debes) confiar en alguien que te ofrezca una fórmula mágica sin antes haber estudiado tus necesidades, visto tu negocio y hablado contigo al respecto.

¿La solución? Regresando a mi cliente, fue sencilla: confía en lo que estamos haciendo para ti como tu agencia, de forma personalizada y ya conociendo el negocio y sus audiencias objetivo. Sé que, como dueño o dueña de una empresa o marca, es difícil escuchar entre tanto ruido que tenemos en las redes sociales, pero si queremos realmente crecer, debemos dejar que especialistas nos ayuden, porque esa será la única forma de ir tejiendo un camino único.

¿Será fácil? No. ¿Será inmediato? Tampoco. Pero sí te puedo decir que la única forma de ir construyendo es ir colocando un tabique a la vez y viendo si resistirá el peso de lo que queremos construir. Si el tabique es de humo, ni siquiera subirá. Pero si es resistente irá aguantando. Todo cuesta, no lo olvides, y ese valor no solo es monetario, sino en esfuerzo diario en la creación de contenidos.