
Durante un tiempo, la narrativa reconfortante era esta: la Inteligencia Artificial (IA) no te quitará el trabajo. Pero alguien que la use sí… Entonces, ¿solo tenías que usar la IA? E incluso si perdías tu trabajo, ¿podías quitarle el suyo a otra persona?
La idea de que solo necesitas preocuparte por la IA de segunda mano —a través de otro humano— es, de hecho, algo ingenua. La IA te está robando el trabajo directamente. No con bombos y platillos ni grandes anuncios, sino mediante una infiltración silenciosa y generalizada: agentes de software que programan reuniones, redactan informes, envían correos electrónicos personalizados y toman decisiones. Incluso existen herramientas para enviar tu clon digital a videoconferencias, sin que la gente se dé cuenta de que no eres tú mismo, sí, una falsificación digital de tu yo profesional capaz de intervenir exactamente como lo harías tú, o incluso con mayor astucia. Pronto, agentes totalmente autónomos gestionarán flujos de trabajo completos sin la ayuda de un humano.
Así pues, si eres un trabajador del conocimiento ambicioso, la pregunta ya no es si la IA automatizará aspectos de tu trabajo. Se trata de si tendrás la iniciativa y la creatividad para superar la automatización.
Cuanto más uses la IA, más vulnerable te volverás
Esta es la paradoja que debes internalizar, cuanto más aprovechas la IA para ser hiperproductivo, más te expones a ser reemplazado por ella. Es como volver redundante tu memoria o percepción espacial al depender demasiado de Google Maps o Waze, o abandonar cualquier esperanza de memorizar algo porque siempre puedes recurrir a tu smartphone.
En una era donde la IA puede gestionar la mayor parte de nuestro trabajo cognitivo, corremos el riesgo de sufrir atrofia intelectual. Cuando Scott Galloway llamó a la IA “Ozempic corporativo”, estaba en lo cierto, una herramienta que suprime la necesidad de pensar, al mismo tiempo que agudiza nuestro rendimiento.
Nuestros antepasados no necesitaban gimnasios ni clases de pilates para mantenerse en forma; la supervivencia se encargaba de ello. Pero pronto podríamos necesitar el equivalente cognitivo —formas estructuradas, incluso artificiales, de ejercicio mental— simplemente para evitar que nuestros cerebros se vuelvan intelectualmente obesos.
La eficiencia es una trampa. Si tu valor para una organización se basa completamente en la rapidez y previsibilidad con la que puedes producir resultados, ¡felicitaciones! Te has convertido en un modelo a seguir. Y los modelos a seguir son fáciles de automatizar. ¿Significa esto que no deberías usar IA? En absoluto. Significa que debes reinvertir tu tiempo recién adquirido de forma inteligente.
La mayoría de las organizaciones aún no han decidido qué hacer con el enorme ahorro de tiempo que genera la IA, en gran parte porque los managers, benditas sean sus obsesiones con los trimestres, carecen de la imaginación para rediseñar los puestos de trabajo más allá de las métricas de rendimiento. Una encuesta reciente de Deloitte reveló que, si bien 94% de los ejecutivos cree que la IA transformará drásticamente los modelos de trabajo, solo 17% tiene un plan claro sobre cómo se materializará realmente ese cambio.
Lo que nos lleva a la oportunidad de oro: No tienes que esperar a que tu jefe reinvente tu trabajo. Puedes empezar ahora. De hecho, aquí tienes 10 estrategias para minimizar el riesgo de ser automatizado por la IA:
10 maneras de evitar ser automatizado por la IA
- Reinvierte el tiempo ahorrado por la IA en tareas de mayor valor y centradas en el ser humano. Utiliza la automatización para eliminar las tareas pesadas, pero dedica ese tiempo libre a profundizar las relaciones con los clientes, asesorar a tus colegas o resolver problemas que requieran empatía o criterio.
- Superar las brechas de comunicación. Actuar como intérprete entre equipos técnicos y no técnicos. La IA aún tiene dificultades con los matices, el humor y la percepción del clima emocional.
- Combina habilidades de forma única y estratégica. Sé un generalista con talento: alguien que combina múltiples competencias en diferentes campos, creando una huella profesional difícil de replicar.
- Vuélvete impredecible. La rutina y la previsibilidad son clave para la automatización. Incorpora la variabilidad a tus tareas. Experimenta. Interdisciplina. Añade complejidad que la IA no pueda modelar fácilmente.
- Fortalecer la inteligencia emocional. Cultivar la empatía, la persuasión, la adaptabilidad y la capacidad de resolver conflictos: Capacidades humanas fundamentales que aún están fuera del alcance de la IA.
- Conocimiento propio de tu nicho de mercado. Adquiere experiencia en sectores donde el contexto y los matices son importantes, áreas donde incluso la mejor IA falla por falta de experiencia práctica.
- Invierte en tu marca personal. Escribe, habla y comparte tu pensamiento. La visibilidad crea opciones. Las personas contratan (y retienen) a personas que conocen, no a modelos que pueden reemplazar.
- Domina las herramientas de IA en tu ámbito. No compitas con la IA, promuévela. Conviértete en la persona de referencia para la alfabetización en IA en tu campo. Quienes entienden las herramientas tienen menos probabilidades de ser reemplazados por ellas.
- Vuélvete el humano involucrado. La IA a menudo requiere supervisión humana, edición, refinamiento y validación. Estas decisiones son cada vez más valiosas.
- Mantén la curiosidad y la capacidad de adaptación. Considera esta era no como un cambio tecnológico, sino como una revolución cognitiva. Tu capacidad para desaprender y reaprender será más importante que cualquier conjunto de habilidades estáticas.
Evoluciona más rápido que tu entorno
No puedes quedarte de brazos cruzados. No puedes esperar a ver qué pasa. La estrategia del pájaro dodo —mantenerse pasivo, esperar que los depredadores te ignoren— no le funcionó bien al dodo. Tampoco le funcionará al trabajador del conocimiento que cree que “protegerse de la IA” significa esconderse tras la inercia corporativa.
Necesitas evolucionar más rápido que tu entorno. Eso significa adoptar la IA como herramienta, incluso mientras cultivas activamente las partes de ti mismo que la IA no puede alcanzar. Aprende a convertirte en una versión menos predecible y más creativa de ti mismo o prepárate para afrontar la automatización. La decisión, por ahora, sigue siendo tuya.
Entonces, ¿dónde te deja eso? Entre irremplazable y obsoleto, dependiendo de lo que decidas hacer a continuación.