
En las grandes organizaciones, el departamento de Recursos Humanos suele tener un proceso establecido para registrar las preocupaciones sobre el desempeño de los empleados. Este proceso puede servir para resolver esos problemas o, en algunos casos, como fundamento para un posible despido. Uno de los mecanismos clave para ello es el conocido y temido Plan de Mejora del Desempeño.
Si te llaman para reunirte con tu jefe o supervisor y te presentan un Plan de Mejoramiento del Desempeño (PIP, por sus siglas en inglés), es normal que experimentes una montaña rusa de emociones. Comprender esas reacciones y saber cómo gestionarlas es clave para superar la situación. A continuación, exploramos algunas de las emociones más comunes que podría sentir y cómo enfrentarlas:
Sentir dolor
Una posibilidad es que el PIP surja de repente. Quizá pienses que el trabajo va bien y de repente descubras que hay preocupaciones. Dado que el trabajo suele ser una parte importante tanto de tu identidad como de tu capacidad para mantener tu vida y estilo de vida, representa un plot twist en la trama de tu historia. Eso puede desencadenar un proceso de duelo.
Las cinco etapas del duelo descritas por Elisabeth Kübler-Ross (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) no necesariamente tienen que ocurrir en ese orden, pero debes reconocer que pueden acompañar la noticia de que estás teniendo dificultades en tu trabajo.
Debes resistir la tentación de actuar con base en estas emociones. Si te enojas, no debes arremeter contra tus jefes ni contra la organización por correo electrónico ni en redes sociales. Si quieres negociar, tómate un respiro y evita hacer promesas de las que luego te arrepientas.
En lugar de eso, tómate unos días para reflexionar sobre la situación. ¿Estabas ignorando las señales de alerta sobre tu desempeño? ¿Hay aspectos de tu trabajo que has estado ignorando? ¿Crees que la organización busca la manera de mostrarte la salida?
Después de esa reflexión, programa una reunión con tu supervisor para hablar sobre la situación. Para preparar esa sesión, elabora un plan realista sobre cómo abordarás los temas tratados en su PIP. Haz una lista de preguntas sobre el camino a seguir. Pide otra reunión cuando sientas que realmente puedes hacer las preguntas y estar preparado para escuchar las respuestas.
Sentir alivio
Aunque te sorprenda, puede que el PIP te traiga una sensación de alivio. Quizás hayas tenido dificultades para cumplir con tus responsabilidades laborales. Quizás sientas que te supera la carga. Incluso podrías odiar tu trabajo, pero seguías adelante por inercia.
Si el PIP no te trae una sensación de alivio, probablemente sea hora de buscar un nuevo trabajo. Estas sensaciones te ayudan a ver que puedes tener una vida laboral más plena cambiando de rumbo.
Haz una lista de lo que realmente te gusta de tu trabajo y de lo que no. Piensa en las características que harían que un empleo sea atractivo para ti. Considera hablar con tu supervisor o con alguien de Recursos Humanos sobre posibles alternativas. Muchas veces, tu supervisor quiere que tengas éxito, incluso si eso implica que podrías estar mejor en otro lugar. Podría tener excelentes sugerencias sobre el puesto que mejor se ajuste a tus talentos.
Sentir claridad
A veces, sobre todo al principio de tu carrera, tienes la persistente sensación de que algo falla en el trabajo. Haces tu trabajo lo mejor que puedes, pero sientes que te falta algo. Puedes tener la sensación de que todos los demás trabajan con una versión diferente a la tuya.
En este caso, el PIP puede ayudar a aclarar qué está fallando. Esto puede ocurrir cuando el supervisor no es capaz de brindar retroalimentación y coaching regulares.
En esta situación, puedes sumergirte de lleno en el PIP (después de tomarte uno o dos días para verlo como una oportunidad, no como un castigo). Siéntate con tu supervisor y otros miembros del equipo y hablen sobre los aspectos de tu desempeño que te han preocupado.
Pregunta sobre capacitaciones y cursos que puedes tomar para mejorar tu desempeño. Busca a un compañero que sea bueno en estas tareas y pídele mentoría.
Las personas que superan un PIP con éxito son aquellas que ven esta experiencia como una oportunidad para crecer y se enfocan en mejorar sus habilidades. A medida que avances en este proceso, mantén una comunicación abierta con tu supervisor y solicita retroalimentación constante sobre tu desempeño. Esto no solo te permitirá mejorar de manera continua, sino que también podría brindarle a tu supervisor información valiosa para su propio desarrollo.