
Los últimos dos años representaron uno de los mercados laborales más complicados que he visto en años. No se parecen en nada a 2020 o 2021, cuando, tras la fase más dura de la pandemia, los empleos regresaron con rapidez. Este periodo fue lento y constante. La volatilidad del mercado genera incertidumbre, la transformación digital está reconfigurando los espacios de trabajo y la IA está reemplazando puestos a una velocidad vertiginosa. Hoy en día, mandar tu currículum y estar en la búsqueda de un nuevo trabajo puede sentirse como si lo lanzaras al abismo. ¿Te suena?
Lo veo todos los días en mi trabajo como reclutadora y asesora profesional, personas con talento que envían solicitud tras solicitud y no reciben nada. Es como un agujero negro. Las semanas se vuelven meses. El silencio pesa. Y con cada día que pasa sin respuesta, tu confianza, tu cuenta bancaria y tu sentido de identidad profesional empiezan a tambalearse.
Por suerte, a lo largo de mi carrera también desarrollé varias estrategias con resultados comprobados para destacar, sin importar cómo esté el mercado. Aquí te comparto tres pasos clave para reactivar tu búsqueda de empleo.
1. Recupera tu valor profesional
Ya sea que te hayan despedido recientemente o que lleves meses buscando trabajo, es probable que tu autoestima esté por los suelos. Tal vez te sientas frustrado, enojado y empieces a dudar de tu valor profesional. Esta mentalidad, si se queda contigo, va a impedir que muestres tu mejor versión.
Por ejemplo, hace poco trabajé con un líder muy exitoso que había dirigido una empresa durante varios años con excelentes resultados. Superaba objetivos de ingresos cada año y ganaba proyectos muy codiciados en su sector, sin embargo, cuando la economía cambió, sus ingresos se vieron afectados y fue despedido por una decisión que ni siquiera estuvo en sus manos. Lo tomó por sorpresa, y empezó a buscar trabajo lleno de dudas sobre sí mismo.
Cuando apoyo a personas que están atravesando una búsqueda de empleo difícil, siempre empiezo con un ejercicio simple pero poderoso: documentar los logros más importantes de su carrera. No solo se trata de listar responsabilidades, sino de identificar métricas concretas, problemas que hayan resuelto y el valor que han aportado.
Les pido que recuerden momentos de los que se sienten realmente orgullosos, que piensen en lo que hacen mejor y en lo que los motiva. También les pregunto cómo los describirían sus colegas o clientes. Al reconectar con su experiencia —cosas que quizá ya tenían olvidadas— noto cómo su expresión cambia y cómo empieza a regresar la confianza.
Puedes hacer este ejercicio con un coach profesional, con tu pareja, un amigo cercano o alguien que te conozca bien. Pídele que tome notas de lo que compartes y que te lo lea al final. Escuchar lo que vales en voz alta hace toda la diferencia.
Este proceso ayudó a mi cliente a recordar todo lo que había logrado y la resiliencia que demostró en tiempos complicados. Eso le permitió dejar atrás la frustración, prepararse para hablar sobre los retos que enfrentó, y retomar su búsqueda con una nueva confianza en su valor profesional.
Y no se trata solo de sentirte mejor, se nota en tu actitud. Cuando recuerdas lo que vales, te comunicas con más claridad y seguridad. Tu energía cambia. Y eso, la gente lo percibe.
2. Deja de intentar postular a empleos que no son para ti
Cuando te gana la desesperación, el primer impulso es ampliar tu red y postularte a todo lo que se pueda. La lógica es: “entre más me postule, más oportunidades tendré”. Pero este enfoque genera justo lo contrario. Claro, te vas a sentir ocupado enviando currículums, pero si no estás enfocándote en lo que sabes hacer realmente bien, es probable que nadie te llame. Y eso, eventualmente, te lleva al agotamiento y la frustración.
Hace poco trabajé con alguien que llevaba dos años sin empleo. Entre más tiempo pasaba, más ampliaba su rango de búsqueda, pensando que así aumentaría sus probabilidades. Pero aquí viene una verdad contraintuitiva: entre más te enfoques y te centres en tu experiencia específica, más respuestas vas a recibir.
Cuando comparto esto con mis clientes, muchos se angustian. No quieren que se les “cierren puertas”. Pero cuando dejas de tratar de gustarle a todo el mundo y te enfocas en tu nicho, todo cambia. Solicitudes que antes no generaban ni una respuesta, ahora reciben interés. Entrevistas que se sentían frías se convierten en seguimientos con entusiasmo. Cuando te postulas a una vacante en la que eres el experto, esa es la entrevista en la que vas a brillar.
Al trabajar con personas para entender cómo hablan de sí mismas, indagamos en qué los hace únicos. Volvemos a esas preguntas iniciales: ¿qué los motiva? ¿qué les da energía? ¿en qué se diferencian de otros talentos?
Después, revisamos las vacantes a las que están aplicando y nos aseguramos de que realmente encajen con sus habilidades específicas. Leemos sus solicitudes y eliminamos frases genéricas que cualquiera podría decir, para hacerlas tan claras y personalizadas como sea posible. Cuando les leo su nueva narrativa en sus propias palabras, muchos me dicen que se les pone la piel chinita; por fin escuchan lo que valen, con autenticidad y fuerza.
A ese mismo cliente le recordé su experiencia única, habilidades que muy pocas personas tienen, y enfocamos toda su búsqueda en empresas que realmente necesitaban lo que él ofrecía. En un día consiguió una entrevista. Dos días después, ya estaba hablando con el equipo directivo. Las empresas no quieren contratar a cualquiera; quieren al experto. Demuéstrales que eres tú.
3. Demuestra que eres la solución que buscan
La entrevista es tu última oportunidad para demostrar que no solo eres bueno, sino que eres exactamente la solución que están buscando. Vi a muchas personas tener un mal desempeño en entrevistas simplemente porque no se dan el crédito suficiente. Pero con unos pequeños cambios, eso puede cambiar:
- Piensa a la ofensiva, no a la defensiva. En cuanto te pones a justificar por qué eres el candidato ideal, pierdes control de la narrativa. Los entrevistadores notan esa energía defensiva. Toma la iniciativa desde el inicio, hablando con seguridad sobre cómo tu experiencia responde a los puntos más críticos del puesto.
- Usa historias impactantes. Comparte ejemplos concretos que muestren cómo has resuelto exactamente lo que la empresa necesita. Si puedes pintar la escena con claridad, ayudas al entrevistador a imaginarte en acción desde el primer día. Ensaya estas historias antes de la entrevista para que sean claras y memorables.
- Confianza sin arrogancia. Nada mata la confianza más rápido que fingir que lo sabes todo. Cuando reconoces con seguridad lo que sabes y lo que no, generas credibilidad. Si les gustas y cumples con lo esencial, incluso pueden adaptar el puesto a tus fortalezas.
- Tómate tu tiempo. Menos es más. Escucha bien las preguntas, haz una pausa, y date un momento para responder con claridad. Si es una pregunta difícil, puedes decir que necesitas unos segundos para pensar tu respuesta. Esa pausa estratégica siempre impresiona. Lo que más recuerdan los entrevistadores son las respuestas bien pensadas y lo mucho que valoraron tu claridad.
Cambios sencillos, resultados poderosos
Estas estrategias pueden sonar simples, incluso obvias. Pero si las aplicas con constancia y convicción, pueden transformar una búsqueda frustrante en una lluvia de entrevistas y ofertas.
Funcionan porque están alineadas con una verdad básica, las empresas no buscan candidatos genéricos; buscan a quien pueda resolver su problema, hoy. Cuando vuelves a conectar con tu experiencia, enfocas tu energía y comunicas tu valor con claridad, te vuelves esa solución.
Pasas de ser un currículum más… a ser exactamente lo que estaban buscando.