
Disputar el Mundial de Clubes de 2025 tendrá una jugosa recompensa económica, pero los suculentos premios pueden profundizar las desigualdades en el futbol de Latinoamérica, donde las brechas entre equipos grandes y chicos ya suelen ser insalvables.
La FIFA se vanagloria porque el inédito súper torneo, que iniciará el sábado en Estados Unidos con la presencia de 32 cuadros de todo el mundo, repartirá “premios en metálico de récord”: 1,000 millones de dólares (mdd) en total.
El campeón se llevará al bolsillo hasta 125 mdd, el equivalente al 38% del valor de la plantilla del Flamengo de Rio de Janeiro, la más cara de Latinoamérica, según el portal especializado Transfermarkt.
Ni el más optimista, claro, apuesta a que el premio gordo escapará de las manos de algún representante de Europa, cuyas billeteras, en varios casos, como el del PSG o el Manchester City, están respaldadas por adinerados estados árabes.
Pero la mera participación (15.2 mdd) garantiza a las escuadras sudamericanas un pago un poco inferior al valor de toda la nómina de Atlético Nacional, el equipo más laureado de Colombia, la cuarta economía de América Latina.
En el caso de los representantes de Norteamérica, los mexicanos Pachuca, Monterrey y Cruz Azul y los estadounidenses Inter Miami, Seattle Sounders y LAFC, el monto por clasificar es de 9.5 mdd.
El monto es ligeramente menor al valor del pase del futbolista más valioso de la liga de México, el extremo Alexis Vega, del Toluca, de acuerdo con Transfermarkt.
“Recurso adicional” para invertir
Los ingresos para los participantes pueden aumentar por partido ganado (2 mdd) y empatado (1 mdd) en la fase de grupos. Y por cada ronda conquistada serían: 7.5 mdd, por pasar a octavos; 13.125 mdd, a cuartos, y 21 mdd, a la semifinal, según la FIFA.
El torneo “sigue marcando una brecha de desigualdad que ya existe y que cada vez se hace más honda”, dice a la AFP Christian Solano, autor del libro “El negocio del futbol”.
Solano señala que, en el caso sudamericano, los participantes serán los clubes tradicionalmente más ricos, entre ellos los argentinos River Plate y Boca Juniors y los brasileños Flamengo y Palmeiras.
Ambos países, sostiene, suelen dominar los torneos de clubes de la región, por lo que los desequilibrios tenderán a aumentar debido a los nuevos ingresos y a que sus rivales tienen un poder adquisitivo menor.
“Son fondos importantes y es también un recurso adicional para un año especial, el cual requiere que esos fondos sean invertidos para disputar la competencia”, dijo en febrero el presidente de River, Jorge Brito, al portal La Página Millonaria.
Para este año, según la prensa local, los Millonarios hicieron honor a su apodo y pagaron más de 50 mdd para repatriar a campeones del mundo con Argentina como Gonzalo Montiel y Germán Pezzella, entre otros fichajes.
“Internacionalizar” la marca
Con lo ganado en el Mundial, los clubes latinoamericanos pueden invertir en infraestructura, incluidas sus canteras, fuentes de millonarios ingresos cuando aparece algún cotizado nuevo talento.
“Como ayuda seguramente es algo muy importante, tanto en lo futbolístico como en la economía de un club en general”, dijo recientemente a la AFP el exinternacional francés David Trezeguet.
Una buena participación o una buena movida en el mercado no solo les garantiza ingresos considerables, sino una internacionalización de la marca al llegar a mercados inexplorados, como el africano y el asiático.
“Si hay una oportunidad de contratar un jugador que aumente la exposición de nuestra marca, obviamente intentaremos hacerlo”, dijo el presidente del Fluminense de Brasil, Mário Bittencourt, al diario O Globo.
La danza de los millones que se mueve recientemente en los grandes equipos de Argentina y en el balompié de Brasil en general, sin embargo, puede ser una manzana envenenada.
Varias autoridades futbolísticas brasileñas, incluidos entrenadores y presidentes de clubes, han advertido de la necesidad de imponer un fair play financiero y de la existencia de montos desorbitantes en salarios y pases de futbolistas.
Christian Solano asegura que existe una “burbuja en el futbol” que puede reventar en cualquier momento por cuenta del aumento constante de los precios y la posible incapacidad de los equipos para seguir el ritmo del mercado.
“El exceso de competencias (…) va a hacer que esto (las transacciones millonarias alrededor del mundo del balón) se vuelva insostenible”, apunta. “Ahora hay Mundial de Clubes, Nations League… ¿Los patrocinadores van a tener el bolsillo para aguantar este ritmo?”.