
Si agarras un par de los nuevos tenis de Stella McCartney, quizá notes algo raro: la suela huele a canela.
Esto se debe a que se tiñen con residuos de canela en lugar de colorantes sintéticos, una de las razones por las que estas suelas se diseñaron para ser más sostenibles. También se fabrican con otros componentes vegetales como el ricino. Cuando los tenis se desgastan, las suelas se pueden compostar o reciclar.

Así buscan reemplazar al plástico convencional en la moda sustentable
Para la marca, la suela era la pieza que faltaba para crear un producto circular. Una versión anterior del tenis, lanzada en 2022, utilizaba materiales como cuero de uva en la parte superior y TPU reciclado (un tipo de plástico) en la suela. Pero esa no era una solución completa.
Los plásticos derivados de combustibles fósiles presentes en suelas típicas, como el TPU o el EVA, presentan múltiples desafíos de sostenibilidad. Su producción consume mucha energía y rara vez se reciclan. Cuando terminan en la basura, el material puede durar cientos de años. Incluso si un calzado en particular utiliza material reciclado, puede descomponerse y generar contaminación por microplásticos al caminar o correr.
Para encontrar una alternativa, el equipo de Stella McCartney se asoció con Balena, una startup de ciencia de materiales centrada en biopolímeros.
“El verdadero obstáculo era cómo igualar la durabilidad y flexibilidad de los plásticos fósiles tradicionales… utilizando un material de origen biológico que, además, pudiera descomponerse al final de su vida útil”, afirma Yael Vantu, directora de producto de Balena, con sede en Tel Aviv, Israel y Milán. “Ese equilibrio entre la verdadera compostabilidad sin sacrificar el rendimiento simplemente aún no se había logrado. La mayoría de los materiales biodegradables del mercado no están diseñados para soportar la tensión, la abrasión y la longevidad que requiere una suela de zapatillas. Ahí es donde nuestro material entró en escena”.

Así es el nuevo material de Stella McCartney y Balena
La startup diseñó un nuevo producto, llamado BioCir Flex, diseñado para ofrecer la misma comodidad y resistencia que el plástico convencional, pero con la capacidad de compostarse en una planta industrial o reciclarse. “En esencia, creamos un material que se comporta como el plástico cuando se necesita y como la naturaleza cuando ya no se usa”, afirma Vantu.
Balena ya comenzaba a trabajar en el material antes de la asociación con Stella McCartney, pero luego pasó dos años trabajando con la marca de diseño para pasar por múltiples rondas de desarrollo, desde pruebas de laboratorio hasta series de producción en el mundo real.
La versión blanca de la nueva zapatilla, la S-Wave de 550 dólares, utiliza una mezcla de cáñamo y residuos agrícolas de la industria de la piña en la parte superior. Cuando la zapatilla se desgasta, puede devolverse a Stella McCartney.
La empresa separará los componentes. Si bien las suelas pueden compostarse, la prioridad de la marca es reciclar el material para fabricar suelas nuevas, evitando así el impacto ambiental de fabricarlas desde cero.
Un material vegetal que desafía al plástico y apunta a la industria global
El material es más caro que el TPU estándar, tanto porque la fabricación de base biológica como las cadenas de suministro circulares aún están en desarrollo. Algunas marcas, como Stella McCartney, están dispuestas a asumir un coste mayor.
“Ven el valor de la adaptación a las regulaciones, la reducción de los riesgos ambientales y la creación de vínculos más estrechos con los consumidores, quienes esperan que los productos se ajusten plenamente a sus valores”, afirma Vantu.
En teoría, el material podría ampliarse para su uso en la industria. “Ahora se trata de construir cadenas de suministro robustas y sistemas de fin de vida útil, y de que las marcas prioricen la circularidad no solo en sus colecciones cápsula, sino en todas sus líneas principales”, afirma Vantu. “El impulso regulatorio y las crecientes expectativas de los consumidores están acelerando sin duda este cambio”.