
Ámsterdam, 1941. Cada día, la joven Ana Frank y su hermana Margot recorrían a pie 2.5 kilómetros para llegar a la escuela, ya que las leyes antijudías nazis les prohibían usar transporte público o bicicletas.
En 2025, gracias a la inteligencia artificial, un nuevo tour virtual reconstruye el trayecto de Ana Frank por la emblemática Ámsterdam. La experiencia interactiva, disponible en smartphones, ofrece una visión del día a día de los judíos holandeses durante la ocupación nazi.
“Creamos este producto para acercar a Ana Frank a más personas”, explica Moti Erdeapel, director de CityFans, la empresa de tecnología turística responsable del proyecto. “La Casa de Ana Frank es un museo muy pequeño, con capacidad limitada. Muchos visitantes vienen y se decepcionan porque no logran entrar”, señala.
Cada año, más de un millón de turistas visitan la casa y el anexo donde Ana Frank y su familia permanecieron ocultos durante dos años. Para acceder, es necesario reservar con seis semanas de anticipación, y los boletos se agotan rápidamente.
Para hacer el recorrido virtual solo se necesita un teléfono móvil y unos audífonos. Un código único da acceso a una ruta de siete kilómetros con 12 paradas. La narrativa en audio guía al visitante, acompañado de animaciones realistas generadas con IA a partir de datos del Instituto Ana Frank, la ciudad de Ámsterdam y el Museo del Holocausto.
Historias de personas increíbles
“Intentamos rescatar historias poco conocidas pero asombrosas, de personas que realmente arriesgaron sus vidas para salvar niños y esconderlos de los nazis”, cuenta Erdeapel.
Una de las paradas muestra la antigua casa de Miep Gies, la católica holandesa que ayudó a ocultar a la familia Frank. Su rostro cobra vida mediante fotografías de archivo y animación digital.
En el barrio De Pijp, el recorrido revela que hoy una cafetería ocupa el sitio donde estuvo la heladería Koco, dirigida por refugiados judíos alemanes. Ese lugar fue el detonante de la única protesta pública en Ámsterdam contra la persecución nazi, brutalmente reprimida.
“Lo que hace que esta historia me toque profundamente es que no solo es vital para Ámsterdam, sino también para mí en lo personal, ya que provengo de una familia de sobrevivientes del Holocausto”, dice Erdeapel, de ascendencia judía polaca y húngara.
“Mis abuelos sobrevivieron, pero muchos otros miembros de mi familia no. Crecí con estas historias sobre el Holocausto”, comparte este residente de Ámsterdam de 45 años.
Aunque subraya la importancia de los museos y del diario de Ana Frank, Erdeapel considera que este tour es una forma de transmitir su historia a una nueva generación familiarizada con la tecnología. “Es muy importante hacer buena investigación y trabajar el relato, con un enfoque humano en la creación”, afirma.
“Si hay un proceso riguroso detrás, creo que la IA puede hacer que las cosas sean más bellas, emocionantes e inmersivas para todos.”
Durante la Segunda Guerra Mundial, unos 107,000 judíos holandeses y refugiados fueron deportados. De ellos, 102,000 —incluida Ana Frank— fueron asesinados, lo que representa aproximadamente 75% de la población judía anterior a la guerra.
Stéphanie Hamel | AFP