
2025 podría ser el inicio de la era en que la inteligencia artificial (IA) no solo cumpla con las expectativas, sino que hasta las supere. La semana pasada, un modelo avanzado de Gemini Deep Think, desarrollado por Google DeepMind, obtuvo 35 de 42 puntos en la Olimpiada Internacional de Matemáticas (IMO). Esta puntuación lo colocó dentro del rango de medalla de oro. En la IMO, mentes adolescentes y brillantes resuelven problemas como superhéroes de Marvel. Y estos son retos que harían que la mayoría de los adultos se pregunten si de verdad saben matemáticas. Muchos expertos creían que una hazaña así no sería posible sino hasta dentro de cinco o diez años.
¿Qué tiene que ver que un modelo de IA alcance nivel medalla de oro en un concurso de adolescentes genios con que la IA finalmente cumpla con su hype? ¿Las empresas empezarán a mandar sus sistemas más avanzados, en este caso Gemini Deep Think, a cada concurso escolar para destruir los sueños de los estudiantes antes de que entren a la universidad? No exactamente, o al menos eso espero.
Este año, cinco estudiantes lograron la puntuación perfecta de 42 puntos, mientras que Deep Think consiguió 35. Esto fue suficiente para compartir la categoría de oro con decenas de concursantes humanos. Debo decir, que aun con el paso acelerado de la IA, es gratificante ver que los humanos todavía pueden superarla. Nada mal para tener con qué presumir, ¿no?
Estamos presenciando el salto de una IA que no alcanzaba los plazos previstos a sistemas que los adelantan con holgura. Hasta hace poco, la conversación se enfocaba en lo que la IA no podía hacer. Incluso escribí hace poco sobre cómo, a pesar de los avances, el día a día de la IA ha perdido esa magia que antes tenía. Nos volvimos difíciles de impresionar. Te invito a leerlo, si quieres reconectar con un poco de esa chispa mientras trabajas con tu IA.
Pronósticos, reescritos en tiempo real
Vale la pena considerar que podríamos estar al borde de una nueva era de descubrimientos. Una en la que la IA superará las predicciones con más frecuencia de la que fallará en distintos casos de uso y sectores. Claro, habrá algunas decepciones en el camino —nada es perfecto, y el progreso no es lineal—. Algunas de las promesas más llamativas de ciertas empresas pueden ser erradas en la forma, pero acertadas en la dirección.
OpenAI asegura que sus sistemas podrán descubrir ideas tan revolucionarias como la relatividad especial de Einstein y otros conceptos que han dado forma a nuestro mundo—lleguen esas capacidades en 2026, 2027 o un poco después. ¿Qué implicaría eso para la sociedad, los negocios, la geopolítica y nuestra vida cotidiana? Cada quien lo vivirá de manera distinta, pero lo que sí es seguro es que estaremos ante un momento sin precedentes en la historia de la humanidad.
Volver a explorar
Lo que más me intriga y me inspira de la IA no son solo las cosas que ya sabemos hacer o que planeamos hacer, sino aquello que aún no se nos ha ocurrido preguntar. A veces, en algún lugar, alguien tiene una chispa que cambia el rumbo de lo que creíamos imposible.
Cuando éramos niños y nos enteramos de que las montañas, continentes y océanos ya habían sido descubiertos, la idea de ser exploradores perdió su encanto. Pero ahora, con ayuda de la IA —si los sistemas se adelantan a las predicciones— tenemos la oportunidad real de convertirnos en esos exploradores que siempre quisimos ser. ¿Qué descubriremos? No lo sé, y quizá eso sea lo más emocionante de este momento.