
¿Tú dices papa, yo digo tomate?
Resulta que uno ayudó a crear al otro: el cruce natural entre tomates silvestres y plantas parecidas a la papa en Sudamérica dio origen a la papa moderna hace unos nueve millones de años, según un estudio publicado este jueves en la revista Cell.
El coautor Loren Rieseberg, profesor de la Universidad de Columbia Británica, declaró a AFP que los hallazgos representan un “cambio profundo” en la biología evolutiva, ya que los científicos reconocen cada vez más el papel de la hibridación antigua en la formación del Árbol de la Vida.
Aunque antes se pensaba que las mutaciones aleatorias eran el principal motor de nuevas especies, “ahora estamos de acuerdo en que el papel creativo de la hibridación ha sido subestimado”, dijo.
La papa moderna conquistó al mundo
Sencilla, accesible y versátil, la modesta papa se ha convertido en uno de los cultivos más importantes del mundo. Pero sus orígenes han desconcertado a los científicos durante mucho tiempo.
Las plantas de papa modernas se parecen mucho a tres especies chilenas conocidas como Etuberosum. Sin embargo, estas plantas no producen tubérculos —las estructuras subterráneas grandes, como las que vemos en papas y ñames, que almacenan nutrientes y son las partes comestibles—.
Por otro lado, los análisis genéticos han revelado una sorprendente cercanía con el tomate.
“Esto se conoce como discordancia, y sugiere que algo interesante está ocurriendo”, explicó a AFP la coautora Sandra Knapp, botánica investigadora en el Museo de Historia Natural de Reino Unido.
Para resolver el misterio, un equipo internacional de investigadores analizó 450 genomas de papas cultivadas y 56 especies silvestres.
Zhiyang Zhang, autor principal del estudio y miembro del Instituto de Genómica Agrícola en Shenzhen, declaró:
“Las papas silvestres son muy difíciles de muestrear, así que este conjunto de datos representa la colección más completa de información genética de papas silvestres jamás analizada.”
Resultados sorprendentes
El análisis reveló que las papas modernas tienen un legado genético equilibrado proveniente de dos especies ancestrales: aproximadamente un 60% de Etuberosum y un 40% de tomates.
“Mi momento ‘wow’ fue cuando el equipo chino mostró que todas las papas—tanto especies silvestres como variedades tradicionales—tenían prácticamente la misma proporción de genes de tomate y de Etuberosum”, comentó Sandra Knapp.
“Eso apunta claramente a un evento antiguo de hibridación, en vez de múltiples intercambios genéticos posteriores”, añadió. “¡Está tan bien definido! Hermoso.”
Un gen llamado SP6A, que sirve como señal de tuberización, proviene del linaje del tomate. Pero solo permitió la formación de tubérculos al combinarse con el gen IT1 de Etuberosum, encargado del crecimiento de los tallos subterráneos.
Se cree que la divergencia entre Etuberosum y el tomate comenzó hace 14 millones de años, posiblemente por polinización fuera de objetivo provocada por insectos.
Las papas tienen capacidades sorprendentes
Ese proceso evolutivo se completó hace nueve millones de años y coincidió con el rápido levantamiento de la cordillera de los Andes, lo que generó condiciones ideales para el surgimiento de plantas con tubérculos capaces de almacenar nutrientes bajo tierra.
Otra característica clave característica clave de los tubérculos es su capacidad de reproducirse asexualmente, formando nuevos brotes sin necesidad de semillas ni polinización.
Esa ventaja les permitió extenderse por Sudamérica y, posteriormente, por el mundo a través del intercambio humano.
El coautor Sanwen Huang, profesor en el Instituto de Genómica Agrícola de Shenzhen, dijo a AFP que su laboratorio está desarrollando una nueva papa híbrida que pueda reproducirse mediante semillas para acelerar el proceso de cultivo.
Según el estudio, utilizar el tomate “como chasis de biología sintética” es una vía prometedora para crear esta nueva variedad de papa, explicó.