
Siempre que le cuento acerca de mi trabajo y estoy haciendo home office, Caro, una de mis amigas, me dice: “Pero no olvides tomar tus tiempos de descanso y hacer cosas que te gusten, la vida no es solo el trabajo”. Y cada vez que me lo recuerda, me regresa al presente. Es fácil perderse en la rutina, estar ansioso todo el tiempo, quedarse más tarde y olvidar que hay una línea delgada entre la vida personal y el trabajo. Sobre todo cuando hacemos home office.
El trabajo remoto y la flexibilidad laboral fueron un beneficio que ayudó a millones de profesionales durante la pandemia, pero eso todavía no se acaba. En México, la modalidad híbrida es la preferida por una parte significativa de la fuerza laboral. Según un estudio de EY, 84% de los empleados mexicanos prefiere este esquema, con al menos dos días de trabajo remoto.
Sin embargo, los empleados actuales todavía se pelean para poner límites saludables entre el espacio laboral y la vida personal. A veces incluso nos sentimos culpables. Sin límites claros, el home office puede transformarse en un “work everywhere” que incrementa el estrés, provoca burnout y afecta la salud mental y física.
Los límites son necesarios
El home office, al ubicarse dentro de nuestro espacio doméstico, hace que las jornadas laborales se extiendan sin pausas. Convierten nuestros lugares cómodos, de descanso, en un espacio de trabajo constante. En el modelo híbrido, aunque el contacto presencial se mantiene, la mezcla de ambos ambientes requiere establecer límites claros para evitar que el estrés y el agotamiento aumenten.
Para Ivonne Vargas, especialista en capital humano, el reto ya no está solo en atraer talento, sino en retenerlo. “Hoy no tiene que ver solamente con un tema de atracción, tiene también que ver con un tema de retención y formación. 75% de los colaboradores ve más atractivas a las empresas con estrategias de bienestar integral y flexibilidad que a aquellas que no las tienen”.
Estas estrategias, de acuerdo a un estudio de Edenred, cuando se implementan de forma efectiva, elevan entre 25-30% la satisfacción laboral, mejoran el engagement y reducen la rotación 15%. El problema, según Vargas, es que muchas organizaciones aún no logran personalizar el bienestar para que responda a las distintas realidades de sus equipos.
En este contexto, la tecnología puede ayudar a los trabajadores a segmentar, automatizar y adaptar programas de bienestar de forma eficiente. Herramientas de análisis de datos, encuestas de clima laboral y plataformas de engagement ayudan a diseñar beneficios relevantes para públicos tan distintos como personal de hotelería, áreas creativas o equipos financieros.
Ivonne Vargas subraya que las empresas deben evitar una cultura reactiva. “No tenemos por qué ir tapando fuegos. Pensemos en una estrategia sustentable, conectada con la razón de ser de la empresa, y busquemos aliados para implementarla. Si no somos amigos de los datos, no podemos tener una estrategia sustentable”.
La personalización es lo de hoy (y no solo en marketing)
La personalización se vuelve indispensable en un mercado laboral que convive con cuatro generaciones y múltiples subperfiles dentro de cada una, como explicó Vargas. Esto implica ir más allá de los beneficios genéricos, medir la adopción real de las iniciativas y conectar cada acción con el propósito de la organización.
En este contexto, la tecnología tiene un rol importante. Permite segmentar, automatizar y adaptar programas de bienestar de forma eficiente. “Para que una estrategia de bienestar sea efectiva, debe ir más allá de lo genérico: es fundamental usar la tecnología para analizar datos, entender las necesidades específicas de cada grupo y adaptar las iniciativas”, explicó Vargas.
“Personalizar es lo que también buscan las nuevas generaciones y diferentes sectores lo están implementando, como las áreas creativas, hotelerías o equipos financieros”, agregó.
Consejos para mantener tus límites
Para contribuir a este equilibrio de forma individual, Vargas compartió algunos consejos prácticos para respetar los límites en el home office:
- Un horario fijo. Establece horas claras de inicio y fin de tu jornada laboral. Cuida este tiempo como si estuvieras en la oficina.
- Crea un espacio exclusivo para trabajar. Dedica un área específica de tu casa solo para el trabajo, para separar mental y físicamente el espacio laboral del personal.
- Toma descansos regulares. Programa pausas durante el día para despejar la mente y evitar el agotamiento.
- Comunica tus límites. Informa a tu equipo y jefe sobre tus horarios y momentos en que no estarás disponible.
- Desconéctate al terminar. Apaga notificaciones de correo, no respondas mensajes y no abras apps laborales fuera de tu horario para evitar estar “siempre conectado”.
- Establece rituales de inicio y cierre. Cambiarte de ropa, salir a caminar, a pasear a los perros, o cualquier actividad que marque el inicio y fin del trabajo.
- Prioriza tareas y di “no” cuando sea necesario. Aprende a gestionar tu carga laboral (mide tus pendientes en 1 o 2 bloques de actividades) para no saturarte.