
Sara creyó que lo había logrado, pero superar el rechazo no es fácil. Tres rondas de entrevistas para el puesto de marketing de sus sueños, comentarios entusiastas del responsable de contratación y la frase que la tranquilizó: “nNos pondremos en contacto pronto”. Así que, cuando dos semanas después recibió el correo de rechazo en su bandeja de entrada —un genérico “decidimos seguir adelante con otro candidato”—, fue como un puñetazo en el estómago.
Si tuviste una experiencia similar y te tomaste el rechazo laboral de forma más personal de lo que te gustaría, no estás solo. Eres muy humano. De hecho, estudios demostraron que 78% de los profesionales afirman que el rechazo laboral afecta negativamente su confianza durante semanas o incluso meses.
Pero aunque es normal sentirse derribado, también podemos usar el rechazo para definir nuestro rumbo, refinar nuestro valor y acelerar los resultados (y roles ideales) que deseamos, sin dejar que nos defina. No se trata de endurecernos. Se trata de construir sistemas más inteligentes y un pensamiento más empoderado. Aquí tienes seis estrategias sencillas para lograrlo.
1. Utiliza las reglas de 24 horas
Eres humano, no un robot. No pasa nada por no sentirte bien cuando recibes un correo de rechazo en tu bandeja de entrada. Puede que las emociones no siempre sean racionales, pero siguen siendo reales. Así que trátate con compasión y permítete sentir las emociones sin intentar solucionarlo ni recuperarte de inmediato.
Configura un temporizador de 24 horas: reconoce el dolor, permítete sentirlo y, ya que pase el duelo, cambia al modo de aprendizaje. Esto te ayuda a evitar tanto la rumia interminable como lo que los psicólogos llaman “desvío emocional”: saltar demasiado rápido a la positividad sin haber procesado tus emociones reales.
2. Separa el “no” de tu autoestima
Este rechazo no es un referéndum sobre tu valor como persona o profesional: es simplemente una incompatibilidad, no un veredicto. Las investigaciones demostraron que las personas con mentalidad de crecimiento —que se preguntan “¿Qué me puede enseñar esto?”, en lugar de “¿Por qué todo lo hago mal?”— tienen más probabilidades de recuperarse de las situaciones complicadas, mantenerse con ánimo y tomar medidas constructivas.
Cuando Marcus, ingeniero de software, no consiguió el puesto de desarrollador sénior que deseaba, al principio se sintió inseguro. Pero cuando pasó de: “No soy lo suficientemente bueno” a “¿Qué habilidades necesito desarrollar?”, aprovechó la retroalimentación para conseguir un puesto aún mejor seis meses después.
Te perjudicas a ti mismo cuando permites que la evaluación subjetiva que otros te hacen desvalorice el valor que te das a ti mismo. El hecho de que Tom Brady fuera la selección número 199 del draft de la NFL del año 2000 demuestra que, a veces, quienes evalúan el potencial futuro de otros no tienen ni la menor idea.
3. Pide retroalimentación, incluso si no la recibes
El simple hecho de solicitar retroalimentación constructiva demuestra una mentalidad de crecimiento y te ayuda a reflexionar con mayor objetividad sobre la experiencia. Incluso cuando las empresas no responden (y muchas no lo harán), el proceso de solicitarla te obliga a pensar estratégicamente sobre tu desempeño y cómo podrías cambiar la próxima vez.
4. Replantéalo como una redirección y no como un rechazo
Jenny, ejecutiva financiera, se sintió profundamente decepcionada al no conseguir un puesto de controladora en una startup. Seis meses después, cuando la empresa quebró, se dio cuenta de que el rechazo la había protegido de un desastre profesional.
A veces, un “no” en realidad te aleja de una situación que no te habría beneficiado. Un estudio de Glassdoor muestra que 65% de las personas que permanecen en puestos que no eran su primera opción reportan una menor satisfacción laboral al cabo de dos años.
5. No personalices los problemas sistémicos
A veces, las decisiones de contratación se basan en el presupuesto, la política interna, el tiempo o la preferencia de candidatos internos; factores que no tienen nada que ver con las cualificaciones.
En otras ocasiones, las preferencias personales, los juicios inconscientes o los estereotipos influyen en las decisiones de contratación. Según un estudio de la SHRM (Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos), 48% de los gerentes de RH admitió que los sesgos afectan a los candidatos que contratan. Muchas decisiones de contratación se ven influenciadas por factores que escapan completamente al control del candidato.
Evita interpretar el rechazo como algo más que una decisión tomada por alguien —una decisión condicionada por una serie de factores y sesgos— que simplemente no era la que querías. No puedes controlar esas variables, pero sí tu respuesta.
6. Sigue tu progreso, no solo tus victorias
Los mejores empleados no evitan el rechazo; se arriesgan con frecuencia y lo tratan como un simple currículum oculto, buscando cualquier información para su próxima oportunidad. Crea un sistema que registre no solo tus logros, sino también tu valentía: entrevistas realizadas, habilidades desarrolladas, contactos establecidos, información obtenida. Quizás te diste cuenta de que necesitas aclarar tu propuesta de valor. Quizás descubriste que un puesto o un sector no son para ti. Todos estos son indicadores de progreso. Todas estas son victorias que vale la pena celebrar.
No es el rechazo en sí lo que mantiene a raya el potencial futuro, sino las emociones negativas que desencadenan. Lo irónico es que, al evitar el rechazo, a menudo nos rechazamos a nosotros mismos, mucho antes de que otros tengan la oportunidad de vernos.
Así que, ya sea que estés empezando o empezando de cero, el mayor obstáculo no es que te digan “no”. Es dejar que tus emociones te impidan volver a presentarte. Imagina las posibilidades si avanzaras sabiendo que el rechazo es simplemente parte de tu plan de crecimiento individualizado. Deja que el rechazo refine tu claridad, no que te quite la valentía.
Sigue presentándote. Sigue aprendiendo. Tu próxima oportunidad podría necesitar la versión de ti que el rechazo ayudó a moldear.