
En los últimos años, el mundo corporativo se transformó por una revolución silenciosa: el auge de la “deserción de mandos”. Empresas como Dell, Amazon, Microsoft y Google amplificaron drásticamente sus organigramas, eliminando los niveles de mando intermedio para impulsar la agilidad y la eficiencia.
Según Gartner, para 2026, 20% de las organizaciones utilizará la IA para eliminar más de la mitad de sus puestos actuales de mando intermedio, lo que transformará sus jerarquías. Una encuesta de Korn Ferry Workforce de 2025 subraya este cambio: 41% de los empleados afirma que sus empresas ya redujeron los niveles directivos.
Como advirtió Dario Amodei, director ejecutivo de Anthropic, la IA podría provocar una “masacre de cuello blanco” si las empresas no se adaptan con criterio. Al mismo tiempo, representa una oportunidad importante y que nunca se había visto para aumentar la eficiencia, automatizando funciones tradicionales de la gerencia media, desde la coordinación y la programación hasta el análisis de datos y la supervisión del rendimiento. Las organizaciones que no logren aprovechar estas eficiencias corren el riesgo de volverse rígidas, ineficientes y poco competitivas en un mercado cada vez más exigente.
Sin embargo, apresurarse a desmantelar los puestos de gerentes intermedios sin una reflexión cuidadosa es igualmente peligroso. Como exploré en un artículo anterior, las reducciones excesivas de personal pueden provocar pérdidas devastadoras de conocimiento institucional y la eliminación de vías cruciales de desarrollo profesional. El desafío no es si usar la IA para optimizar la gestión, sino cómo hacerlo de forma inteligente.
Replantearse el rol de los gerentes intermedios
Para gestionar esta transformación eficazmente, las empresas deben cambiar su perspectiva, pasando de la simple eliminación de niveles gerenciales a una redefinición estratégica de su propósito. Los mandos intermedios fueron durante mucho tiempo la columna vertebral de las organizaciones, coordinando equipos, supervisando operaciones y garantizando la rendición de cuentas.
Muchas de estas tareas (programación, análisis de datos, aprobaciones y auditorías) son precisamente donde la IA ya destaca o destacará una vez que la IA agente se haya implementado por completo. Estos sistemas pueden automatizar procesos repetitivos, supervisar el rendimiento en tiempo real y proporcionar información basada en datos con una velocidad y precisión que los humanos simplemente no pueden igualar.
Esto representa una clara oportunidad para aumentar la eficiencia. Al delegar estas funciones rutinarias a la IA, las organizaciones pueden reducir costos y acelerar la toma de decisiones. Sin embargo, esta automatización no elimina la necesidad de la gestión humana, sino que la transforma. Cabe destacar que la evolución del rol de la gerencia intermedia difuminará cada vez más los límites tradicionales con las funciones de RH, a medida que los gerentes se involucran más en el desarrollo del talento, la transformación cultural y el bienestar de los empleados.
Tres funciones clave definirán el futuro de la gerencia media:
1. Colaboración entre IA y humanos
A medida que los agentes de IA se vuelven parte integral de las operaciones empresariales, los gerentes deberán dominar el arte de orquestar equipos híbridos. Esto implica no solo comprender cómo funcionan las herramientas de IA, sino también saber cómo integrarlas fluidamente con las iniciativas humanas.
Por ejemplo, un gerente podría usar IA para analizar datos de proyectos e identificar cuellos de botella, y luego trabajar con su equipo para idear soluciones creativas que la IA no puede generar por sí sola. Este cambio requiere fluidez técnica y una mentalidad estratégica para garantizar que la IA potencie y no eclipse las contribuciones humanas.
2. Agentes de cambio
La IA es una fuerza disruptiva que transforma los modelos de negocio y flujos de trabajo tradicionales a un ritmo sin precedentes. Los mandos intermedios deben convertirse en agentes de cambio y guiar a sus organizaciones en esta transformación. Esto implica anticiparse a las disrupciones, rediseñar los procesos para incorporar la IA y fomentar una cultura de adaptabilidad y resiliencia que motive a sus equipos a aceptar el cambio en lugar de temerlo.
3. Coaches para una nueva era
La rápida integración de la IA transforma las habilidades que los empleados necesitan para alcanzar el éxito. Los mandos intermedios desempeñan un papel fundamental como coaches, ayudando a sus equipos a adaptarse a esta nueva realidad y a acceder a los recursos necesarios.
Esto implicará guiar a los empleados durante el proceso de reciclaje profesional, ya sea aprendiendo a usar herramientas de IA o desarrollando habilidades interpersonales como el pensamiento crítico y la inteligencia emocional. En un mundo donde los roles laborales evolucionan constantemente, esta función de coaching será esencial para mantener la moral y la productividad.
Un mapa estratégico para la transformación
Para integrar con éxito la IA y redefinir la gestión de mandos intermedios, las empresas deben tomar medidas estratégicas y deliberadas. A continuación, cuatro pasos clave para guiar este proceso:
1. Capacitar a los gerentes intermedios para un mundo impulsado por la IA
Las empresas deben enseñar a los gerentes de las herramientas necesarias para prosperar en un entorno laboral potenciado por la IA. Esto incluye capacitación en conocimientos de IA, cómo enfrentamos los cambios y cómo hacer liderazgo colaborativo. Por ejemplo, los programas podrían capacitar a los gerentes para utilizar análisis basados en IA en la toma de decisiones y para liderar de manera eficaz equipos híbridos.
Primer paso: Análisis del flujo de trabajo de IA. Mañana, elije una tarea de gestión recurrente, como informes de estado, y divídela en otros pasos pequeños, etiquetándolos como “Automatizar”, “Aumentar”o “Solo para humanos”. Capture un flujo antes y después, elije una herramienta de IA para probar y realiza un experimento de una semana basado en ese rediseño.
2. Fomentar la alfabetización en IA en toda la organización
La IA no es solo una herramienta para los equipos técnicos, sino una fuerza transformadora que afecta a todas las funciones, desde marketing hasta RH y operaciones. Para maximizar su impacto, las empresas deben asegurarse de que los empleados comprendan cómo aprovechar la IA en su trabajo diario. Esto podría incluir talleres sobre el uso de herramientas de IA para tareas como el análisis de datos o la interacción con el cliente, así como una formación más amplia sobre las implicaciones estratégicas de la IA.
Primer paso: Crea un registro de uso de IA. Crear un documento compartido con tres columnas: Tarea, Herramienta/Indicación, Resultado/Riesgo, y pedir a cada miembro del equipo que añada un ejemplo real antes del final del día. Mañana por la noche, tendrán un inventario actualizado de casos de uso que puede servir como punto de partida para un programa de alfabetización en IA.
3. Redefinir los criterios de contratación y ascenso
Las métricas tradicionales para el éxito gerencial, como los años de experiencia o el tamaño del equipo directivo, están obsoletas. En su lugar, las empresas deberían priorizar habilidades como la adaptabilidad, el dominio de la IA y la capacidad de liderar en situaciones ambiguas. Por ejemplo, al contratar o ascender a gerentes, las organizaciones podrían evaluar la capacidad de un candidato para integrar herramientas de IA en los flujos de trabajo o su trayectoria liderando iniciativas de cambio.
Primer paso: Adapta tus preguntas de entrevista. Añade dos preguntas a tu próxima entrevista o panel de ascenso: “Muestra un proceso que hayas rediseñado con IA. ¿Qué es lo que sí parece humano?” y “¿Cómo verificas los resultados y gestionas los errores?”. Esto te permitirá desarrollar fluidez, criterio y responsabilidad en situaciones reales sin tener que reestructurar todo el proceso de entrevista.
4. Mapear y optimizar los flujos de trabajo
Para aprovechar al máximo el potencial de la IA, las empresas deben realizar una auditoría exhaustiva de sus flujos de trabajo para identificar dónde la IA puede aportar valor y dónde el criterio humano sigue siendo crucial. Esto implica mapear los procesos existentes, identificar ineficiencias y determinar cómo la IA puede optimizar las operaciones. Por ejemplo, una empresa podría usar la IA para automatizar las aprobaciones rutinarias en su cadena de suministro y, al mismo tiempo, confiar en los gerentes para negociar alianzas estratégicas.
Primer paso: Determina quién tiene la autoridad. Para cualquier flujo de trabajo afectado por la IA, redacta un mini-RACI que identifique quién aprueba, quién revisa y qué decisiones deben ser controladas por personas. Avisa al equipo mañana para que las medidas de seguridad sean explícitas.
El poder de la transformación reflexiva
El auge de la IA representa tanto un desafío como una oportunidad para transformar las organizaciones. Aprovechar la eficiencia que ofrece la automatización de las funciones tradicionales de la gerencia media es clave en un entorno competitivo, pero quienes aborden esta transformación con criterio —preservando el conocimiento clave y las trayectorias profesionales mientras reinventan el rol del gerente— construirán organizaciones no solo más eficientes, sino también más inteligentes.
La verdadera elección no es entre humanos y máquinas, sino entre una transformación reflexiva y una lo disruptivo que puede ser. Las empresas que comprendan esta diferencia y actúen en consecuencia no solo sobrevivirán a los cambios, sino que contribuirán a definir el futuro del trabajo.