
En mis 25 años como emprendedor y asesor de empresas dirigidas por sus dueños he visto a demasiados dueños de negocios obsesionados con lo que se supone les da independencia. Trabajan más horas y resuelven problemas complejos. Su empresa crece, pero no se acercan a la vida que querían crear.
Para ser claros, el crecimiento en el emprendimiento suele ser positivo. Pero empieza a ser un problema cuando se quiere crecer solo por crecer.
Es un problema cuando una voz interior te dice que si llegas a los 100 millones de dólares en ingresos, finalmente serás un pez gordo: que recibirás el respeto de tus padres, tus compañeros e incluso de la gente que no te importa en absoluto.
El poder del ego
La razón subconsciente por la que te atrae lo grande es que es exactamente lo que tu ego desea. El ego es tu peor enemigo. Es débil, frágil y emocional. Nubla tu juicio convenciéndote de que cuanto más grande, mejor, atrayéndote como una polilla a la llama. No sabe por qué te acercas a la llama ni qué sucederá realmente una vez que llegues.
A tu ego no le preocupa el riesgo. Te permite volverte complaciente, distraído o arrogante. Te desconecta de la realidad, dándote malos comentarios justo cuando más necesitas claridad. El ego te dice que tu éxito hasta la fecha se debe al talento, más que a años de esfuerzo y trabajo duro. Es la voz que subestima el importante papel que la disciplina y el ensayo y error juegan en tu éxito.
Ya sea que tu patrimonio neto sea de 10,000 dólares o 100 millones, la búsqueda incesante de más puede arrastrarte a un círculo vicioso, un ciclo de malas decisiones y una presión creciente. Por eso, crecer por crecer siempre es una trampa.
La disciplina de lo mejor
Las mejores empresas crecerán porque son mejores. Se combinan para mejorar en las cuatro áreas más importantes: mejores equipos, mejores clientes, mejores ofertas y mejores finanzas. El crecimiento de los emprendimientos se convierte en el resultado de hacer lo correcto, más que en el objetivo en sí mismo.
Mejorar es una elección. Significa moldear tu negocio para que te permita vivir de la manera más gratificante posible para ti y tus seres queridos. Mejorar se trata de construir una vida mejor por diseño. No solo en términos financieros, sino en los ámbitos que importan: tu salud, tu patrimonio, tu sabiduría, tu felicidad y tu familia.
Mejorar se trata de construir un activo que genere riqueza, donde ese activo te beneficie. Se trata de tener un negocio que te entusiasme, que te desafíe y del que disfrutes formar parte. Se trata de ser intencional con tu esfuerzo.
Cuando te centras únicamente en el crecimiento a toda costa, no hay garantía de que te lleve a la vida que deseas. De hecho, muchas veces, la búsqueda de lo mejor termina creando problemas, ya sean equipos tóxicos, clientes indiferentes, productos mediocres o, en última instancia, falta de rentabilidad.
La ironía, por supuesto, es que cuando te enfocas en construir una empresa mejor, a menudo terminas con un negocio más grande. Pero en el camino, también construyes libertad, riqueza y felicidad.
Cómo se ve una mejor empresa
Si una empresa dirigida por sus dueños busca mejorar, ¿qué significa eso en la práctica? Una empresa mejor necesita inspirar a su gente. Debe motivar a propietarios, líderes, empleados, clientes, proveedores e incluso a quienes observan desde afuera.
Una empresa mejor necesita fidelizar. Eso significa crear una conexión real con los clientes para que confíen en ella, se queden más tiempo y se conviertan en sus defensores. Una empresa mejor necesita enfocarse en lo que puede hacer mejor. Eso significa esforzarse por ofrecer productos que no solo sean buenos, sino excelentes.
Las mejores empresas también necesitan ser financieramente sólidas, y eso requiere una estructura y un sistema operativo que puedan resistir tiempos difíciles. Lo más importante, una empresa mejor no debería agotar la energía de su dueño. Las mayores pérdidas de energía provienen de una mala planificación, una mala estrategia y la ausencia de un sistema para gestionar la empresa.
Al final, un mejor negocio es aquel que crea valor, se sostiene y da a su propietario la libertad de vivir la vida en sus propios términos, no aquel que valora el crecimiento por encima de todo lo demás.