
Cuando era líder en un gran banco regional de Estados Unidos, daba por sentado que, una vez que ascendiera y recibiera mi nuevo cargo y salario, finalmente me sentiría segura y exitosa. Estaba equivocada. El atractivo de un nuevo cargo y una nueva oficina se desvaneció rápidamente, y mis persistentes preocupaciones sobre si estaba hecha para el liderazgo, o incluso si era una buena líder, persistían.
Una década después, incluso después de presentar el primer borrador de mi libro, Closing the Confidence Gap (Cerrando la brecha de la confianza), me abrumaban las dudas. Me sentía completamente estancada: incapaz de avanzar con el marketing, estaba paralizada por muchos de los mismos miedos de siempre: “¿Y si la gente piensa que no sirvo y este libro finalmente lo demuestra?”.
En mis miles de horas de conversación con líderes, descubrí que compartimos una creencia común: que nuestra confianza llegará al obtener cierto título o estatus. Creemos que finalmente nos sentiremos exitosos. Pero no es así. La inseguridad siempre acecha en los límites de nuestras capacidades. Cuando intentamos dejar de lado la duda e ignorarla, reducimos nuestra capacidad de mantener la curiosidad y responder con mayor eficacia. Contrariamente a lo que se podría pensar, evitarla solo la intensifica, lo que contribuye a que no postulemos a puestos que nos entusiasman, mantengamos conversaciones cruciales, hablemos y compartamos ideas, o hagamos peticiones valientes.
Si la duda sobre ti mismo te impide alcanzar tu potencial de liderazgo, aquí hay algunos pasos que puedes seguir para ayudar a manejar ese sentimiento e incluso usarlo a tu favor:
1. Nombra lo que está pasando
Observar y nombrar una emoción es el primer paso hacia la aceptación emocional. Esto significa que permites que tu sentimiento exista sin juzgarlo ni querer cambiarlo. Puede ser útil usar una rueda de emociones para encontrar la palabra que describa lo que sientes.
Si este proceso te resulta abrumador, respira profundamente cuatro veces y pregúntate: “¿Qué sentimientos surgen en mi cuerpo?”. Una vez que sientas curiosidad por estos sentimientos, te resultará más fácil identificarlos. Nombrar nuestras emociones no amplifica su poder, sino que las identifica con precisión. Con esta precisión, podemos sentirnos más en control de su causa y de los pasos correctos que debemos dar.
2. Normaliza el sentimiento
El primer paso para normalizar la inseguridad es aceptarla. Por ejemplo, podrías decirte: “La inseguridad es una emoción humana normal y sana, y una señal de que estoy ampliando mi zona de confort”.
Un segundo paso importante para normalizar la inseguridad es compartir con alguien comprensivo y neutral lo que te sucede. Esto puede ser en persona o en línea, ya sea con una persona —como un terapeuta o coach— o con una comunidad. Cuando tuve dificultades con la inseguridad después de escribir mi libro, compartí esta experiencia con mi comunidad emprendedora, quienes, en respuesta, compartieron sus propias dudas. Esto me ayudó a normalizar este sentimiento y me brindó apoyo para seguir adelante.
3. Replantea la duda en ti mismo como un estado, no como un rasgo
El lenguaje interno que usamos influye en nuestro comportamiento. Cuando nuestro lenguaje interno describe la inseguridad como un rasgo —por ejemplo: “Estoy hecho un manojo de nervios. No puedo asistir a esta presentación”—, no estamos dando lugar a que esto cambie.
En cambio, deberíamos replantear este sentimiento como un estado. Una posible reformulación podría ser: “Noto que me siento inseguro y nervioso; esto significa que me estoy acercando a lograr mis metas ambiciosas”.
Para distinguir un estado de un rasgo, puede ser útil preguntarte qué razones útiles existen para dudar de uno mismo. Podrías preguntarte: “¿Cómo me beneficia esta emoción?”. Entre los posibles beneficios se incluyen mantener la humildad o asegurarse de prepararse y esforzarse adecuadamente para una conferencia, una reunión o un proyecto.
4. Toma acción mientras sientes dudas
Si esperas hasta sentirte seguro o completamente listo para hacer algo, podrías esperar eternamente. He entrevistado a líderes como Arianna Huffington, Indra Nooyi y Padmasaree Warrior. Esto es lo que aprendí de ellas: Ascender en el liderazgo no significa que tus dudas desaparezcan. Significa que has aprendido a anticipar y aceptar las dudas en todas las etapas del liderazgo. Los líderes exitosos han transformado su relación con la duda, sabiendo que es esencial en el camino hacia una carrera profesional significativa.
La acción es un músculo que se desarrolla con pequeños pasos valientes. Si te cuesta inseguridad durante una presentación, puede que no des tu primera charla magistral ante un público de 1,000 personas. En cambio, podrías aceptar dirigir la próxima reunión de equipo. Después de haberlo hecho varias veces, podrías decidir hablar en una reunión de toda la empresa. Las acciones que demuestran confianza son lo primero, el sentimiento lo segundo.
La confianza es un efecto secundario de tomar acción.