
El 2 de noviembre de 2005, cuando Adriana Noreña supo que estaba embarazada, se encontró ante una de esas decisiones que marcan un antes y un después. Acababa de recibir una oferta para un reto inmenso: liderar la apertura de la oficina de Google en América Latina. Emoción, dudas, nervios… todo se mezclaba en ese momento tan íntimo y trascendental.
En un gesto de honestidad y coraje, Adriana le decidió compartir la noticia a quien sería su jefe. La respuesta que recibió no solo la dejó sorprendida, sino que le abrió la puerta a toda una nueva forma de entender el liderazgo: “¡Felicidades! ¿Cuándo comienzas?”
Así empezó su camino en Google, embarazada de 11 semanas, viajando, construyendo desde cero, abriendo puertas donde no las había y, sobre todo, demostrando que, cuando hay confianza, apoyo y visión, se puede asumir un desafío profesional de alto impacto sin dejar de lado las cosas más importantes de la vida personal.
Su historia es un testimonio poderoso de lo que ocurre cuando se lidera con empatía y se construyen espacios donde las personas pueden ser plenas, auténticas y valientes.
Las mujeres sentimos que debemos estar 120% preparadas antes de asumir un cargo, mientras que los hombres asumen más riesgos.
Desde aquel momento, ¿has visto progreso en temas de inclusión de las mujeres?
Hay apetito y hay awareness. Pero creo que las mujeres necesitamos hacer un trabajo más consciente para lanzarnos. Cuando asumí esta posición, mis pares eran hombres y mujeres de Argentina, reportando a América Latina, que luego se dividió en Hispanoamérica y Brasil para dar un enfoque regional. Recuerdo un comportamiento en particular. Las mujeres decían: “Adriana, ¿cómo te ayudo a que tengamos éxito?”, mientras que los hombres venían a vender su trabajo. Las mujeres sentimos que debemos estar 120% preparadas antes de asumir un cargo, mientras que los hombres asumen más riesgos. He visto progreso en conciencia, pero me gustaría ver más acción, que ejecutemos y tomemos más riesgos.
¿Cómo hace Google para mantener viva la cultura de la innovación en una región tan diversa?
Creo que la diversidad ayuda. La manera más fácil de innovar es asumir riesgos sabiendo que existen, lanzarse, medir los resultados, definir el éxito e iterar. Lo bonito de la región es que tienes países grandes como Brasil y México, y países pequeños donde puedes realizar pilotos para tomar decisiones de innovación tecnológica o estructural, que luego se pueden replicar. Culturalmente somos similares, por lo que los modelos pueden replicarse fácilmente. Aunque tenemos desafíos, como la menor disponibilidad de capital de riesgo frente a otros países, esta diversidad nos permite testear ideas y superar objeciones culturales y tecnológicas.
¿Cómo ha avanzado la región tecnológicamente en estos años?
Ha avanzado muchísimo tecnológicamente. Hay empresas que operan exclusivamente desde un móvil. Por ejemplo, hay casos en Colombia como una señora en Boyacá que vendía papas desde su celular, todo por YouTube. Esas barreras tecnológicas ya no existen. Cuando iniciamos Google, en 2005, no había teléfonos celulares; lo más cerca era un BlackBerry, que no ofrecía la experiencia actual. Hoy puedes manejar las finanzas y el marketing de una empresa desde tu dispositivo móvil.
¿Cómo impacta la Inteligencia Artificial en la región?
La ia será tan buena como la data que le alimentes. Si la data está incompleta o sesgada, el resultado también lo será. Lo positivo es su capacidad de procesar gran cantidad de información en tiempo real, aprendiendo constantemente para brindar resultados más asertivos. Por ejemplo, en publicidad digital, usamos data de primera mano protegida por privacidad para ofrecer soluciones personalizadas. Hoy puedes recibir un crédito diferente mañana gracias a la actualización constante de datos y comportamientos que procesa la ia.
¿Qué tendencias tecnológicas te emocionan más?
En Google, como una compañía ágil, nos hemos adaptado a cómo los usuarios de internet, nuestra audiencia número uno, están cambiando sus comportamientos. Hoy vemos cuatro grandes tendencias que no se veían antes, cuando (el internet) era más direccional.
Primera: el streaming es una tendencia increíble en América Latina y en México. Pensemos hace 15 años, cuando solo había grandes productoras de contenido con un estudio. Hoy, hay gente que hace un video en un celular y puede tener millones y millones de vistas.
Segunda: el scrolling y cómo nos muestra que la capacidad de las personas para prestar atención o hacer una pausa es cada vez más limitada. Aquí, la inteligencia artificial puede ayudarle a las empresas a llegar a gente con atención diversa.
Tercera: searching, pero una búsqueda que evolucionó, porque el usuario ya no quiere solo escribir; quiere hablar, quiere tomar una foto. Hoy vemos 20,000 millones de búsquedas en Google Lenses, y un cuarto de esas de esas búsquedas son con intención comercial.
Lo que nos lleva a la cuarta: el shopping. Con el shopping puedes ir al sitio de la persona, puedes comprar en YouTube –dependiendo de los países– o terminar la compra en una tienda física.
¿Qué consejo le darías a una mujer que quiere liderar en tecnología?
Tengo un mantra: “¿Por qué no?”. A menudo, nosotras mismas nos ponemos barreras. Yo vengo de Cali, una ciudad pequeña en Colombia, y me pregunté por qué no podía estudiar en la mejor universidad del mundo sobre tecnología, y fui al mit. ¿Por qué no trabajar en una empresa líder como Google? ¿Por qué no empezar embarazada un trabajo exigente? Siempre debemos cuestionarnos las barreras internas y externas, y seguir adelante con determinación.
¿Qué debe tener una idea para llamar tu atención?
Primero, impacto. Las buenas ideas se pueden perder si no tienen un impacto claro. Además, deben ser medibles, incluso emocionalmente. La presentación debe reflejar pasión, sin eso, la idea difícilmente avanza.
¿Cómo gestionas el burnout personal y en tu equipo?
Para mí, gestionar el burnout es manejar la energía. Duermo poco y hago mucho ejercicio; entreno triatlón temprano en la mañana, lo que libera energía y estimula. Esto también inspira al equipo indirectamente. Además, muestro límites claros, como no viajar cuando es el cumpleaños de mi hija. Establezco prioridades claras, mostrando sensibilidad a las señales del equipo, preguntando cómo están y poniendo límites realistas sobre las tareas.
¿Qué lecciones del triatlón aplicas en el ámbito laboral?
Todas. Disciplina, objetivos claros, consistencia y adaptación continua son fundamentales en ambos ámbitos. Ponerse una meta clara, alinear el día a día a esa meta y saber adaptarse cuando surgen imprevistos es crucial tanto en el deporte como en el liderazgo.
¿Y viceversa?
También se retroalimenta. Por ejemplo, establecí una meta personal llamada “camino al 10-60”: completar 10 medios Ironman antes de cumplir 60 años, aplicando principios laborales como establecer metas medibles y con tiempos definidos. La disciplina y claridad laboral me ayudaron a definir claramente esta meta personal.
¿Cuál es tu búsqueda de Google más reciente y por qué?
Busqué sobre ofertas de SIM cards, preparándome para una reunión con un proveedor importante.
¿Cómo empieza tu día?
Rezo, leo la lectura del día en Vatican News, reviso desde temprano algunos temas laborales importantes, aprovechando la claridad mental de la
mañana, y luego entreno.
¿Cuando haces ejercicio piensas en trabajo o te desconectas por completo?
Me entrego totalmente, en especial, al correr. En bicicleta veo videos de YouTube relacionados con triatlón o música. Es un tiempo íntimo donde a veces tomo decisiones importantes, personales o profesionales, gracias a la inspiración que viene naturalmente en esos momentos de conexión conmigo misma.
¿Quién te inspira hoy?
Me inspiran muchas personas: mi marido, mi hija, el Papa, Sheryl Sandberg, líderes cercanos de Google, triatletas profesionales. Siempre me pregunto: “¿Por qué no?”, respecto a ellos. Aunque en triatlón no soy excelente, aspiro a mejorar siempre. Quiero inspirar especialmente a nuevas generaciones, mostrarles que hoy tienen abundantes oportunidades gracias al internet y la inteligencia artificial, derribando barreras personales y económicas.
Esta entrevista se publicó originalmente en la edición Verano 2025 de Fast Company México.