
Es domingo por la noche. Antes de tener hijos, era el momento de tomar una mimosa y desconectarme con Los Soprano. ¿Ahora? Es una estrategia muy diferente. Las tardes de domingo se sienten menos como un respiro del fin de semana y más como una obra de Broadway con un elenco que no ha ensayado y se niega a ponerse pantalones. Eres a la vez chef, chofer, peluquero, entrenador y animal de apoyo emocional.
Para los padres, la ansiedad de domingo (Sunday Scaries) no susurran “tu bandeja de entrada te espera”. Gritan:
- ¿Lavaste el uniforme de futbol?
- ¿Hay suficiente comida para después de la escuela?
- ¿El proyecto de la escuela debe entregarse mañana o el miércoles?
- ¡Uf! ¿Ya confirmé mi asistencia a esa fiesta de cumpleaños?
El estrés aumenta mucho antes de que suene el despertador del lunes por la mañana. Ericka, la trabajadora de la semana, ya tiene 15 reuniones de Google Meet programadas, pero la mamá también debe asegurarse de que los pequeños salgan de casa con la botella de agua llena, la tarea terminada y bien peinados. Y a diferencia de nuestros “yo” veinteañeros despreocupados, no podemos simplemente pedir Pad Thai a las 10 de la noche y darlo todo por sentado durante dos días.
El caso de los Sunday Scaries
Aquí tienes una buena noticia: no tienes que vivir en un estado de constante estrés. Las investigaciones demuestran que quienes planifican y estructuran sus semanas experimentan menos estrés y mayor bienestar.
- La planificación semanal reduce el ruido. En un experimento de campo, las personas que planificaron su semana con antelación reportaron menos pensamientos intrusivos a las 2 de la madrugada sobre tareas olvidadas y se sintieron más comprometidas durante el día.
- Las rutinas estabilizan la salud mental. Los psicólogos relacionan las rutinas domésticas caóticas con un menor bienestar de los padres, especialmente durante las transiciones escolares.
- La planificación aumenta el control. Otros estudios demuestran que la planificación se correlaciona con una mayor sensación de progreso y competencia: la sensación de estar al mando en lugar de aferrarse a un costado en mares agitados.
Seamos claros: doblar la ropa no genera alegría. Es posible que las personas naturalmente más tranquilas también sean más propensas a planificar. Pero la evidencia apunta a una dirección que todo padre sabe instintivamente: la estructura es cordura.
Cómo sobrevivir (sin caer en la ansiedad)
El truco no es desterrar los miedos del domingo; no lo lograrás, a menos que inventes una máquina del tiempo o encargues a tus hijos. El objetivo es superarlos con rituales que hagan que el lunes parezca menos una emboscada.
Organicen una reunión familiar:
Sí, suena corporativo, pero funciona. Diez minutos donde todos planifican la semana: quién necesita una cartulina, quién tiene entrenamiento de fútbol, quién se encarga de la cena. Se anima a dar galletas como soborno.
Lava la ropa como si fuera evangelio:
Los uniformes, las mallas, las sudaderas y las cobijas más queridas deben lavarse y doblarse antes de las 7 p.m. De lo contrario, descubrirás que la única opción limpia es una capa de Halloween el miércoles por la mañana.
Juega al Tetris en el refrigerador:
Llena el refrigerador como si fuera un nivel de Tetris: palitos de queso donde puedas agarrarlos, ingredientes para sándwiches preparados, zanahorias visibles —incluso si nadie las come—.
Con un sistema, puedes convertir la noche del domingo de un remolino de pánico a cámara lenta en algo cercano a la serenidad. Porque el lunes por la mañana todavía te traerá lágrimas, pero si las mochilas están hechas, la ropa doblada y el refrigerador lleno, sobrevivirás con un poco más de calma, e incluso, quizás, bien peinado.