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Father Figure de Taylor Swift no es un cover, sino una “interpolación” —¿Qué es eso y por qué importa?

Taylor Swift interpola a George Michael y tomó prestados fragmentos de su canción sin usar la grabación original.

Father Figure de Taylor Swift no es un cover, sino una “interpolación” —¿Qué es eso y por qué importa? [Foto: Cortesía Youtube Taylor Swift]

En el esperado nuevo álbum de Taylor Swift, The Life of a Showgirl, la cuarta canción, “Father Figure”, incluye al fallecido George Michael como uno de los compositores acreditados.

Pero la canción de Swift no es una versión del éxito homónimo de Michael de 1987. Es más bien una “interpolación“. ¿Qué significa esto y en qué se diferencia de una versión o de una canción que utiliza sampling?

Cover, sample, remix e interpolación

El vocabulario de la música popular puede ser complejo. Términos como cover, sample, remix e interpolación describen maneras en que los artistas reutilizan material existente, pero no son intercambiables.

Una “versión” es una nueva interpretación de una canción existente. Desde estándares de jazz hasta bandas tributo al pub rock, la versión reproduce una canción prácticamente intacta, aunque con distintos grados de interpretación.

En su libro A Philosophy of Cover Songs (Una filosofía de las canciones versionadas), el filósofo PD Magnus argumenta que una versión se entiende mejor como una reinterpretación de la misma canción, aunque sujeta a variaciones estilísticas. No obstante, también destaca cómo la cronología y la autoría problematizan esta definición.

Por ejemplo, aunque Paul McCartney escribió “Let It Be” de los Beatles, la primera versión oficial publicada de la canción fue interpretada por Aretha Franklin. Sin embargo, nadie describe a los Beatles como si hubieran “interpretado” a Franklin.

La diferencia con una muestra y remix

Un sample (muestra) implica tomar un fragmento de una grabación de sonido original, como un riff de guitarra, un loop de batería o un gancho vocal, e insertarlo en una nueva pista. Se toma prestado el sonido en sí, no solo la idea musical.

Una remix manipula el audio de una pista existente, a menudo alterando el tempo, la instrumentación o la estructura, sin perder la fidelidad a la grabación original. Esta práctica se originó con los DJ, pero desde entonces se ha convertido en un estándar en la producción de estudio.

Una interpolación se sitúa a medio camino entre la interpretación y el sampleo. Como señalan Magnus y fuentes de la industria, implica reinterpretar parte de una canción, como una melodía, letra o riff, dentro de una nueva composición. El material es reconocible, pero recién grabado, no extraído de una grabación existente.

En el caso de Swift, “Father Figure” no reutiliza la grabación de George Michael, pero sí cita fragmentos de su canción. Esa podría ser la razón por la que Michael aparece acreditado como compositor.

En concreto, Swift interpola la canción original de Michael haciendo eco de la letra de su coro (“Seré tu figura paterna”) y utiliza una melodía que se parece (pero no copia) a la melodía de la canción original.

Se trata de referencias más sutiles que citas sustanciales. Así, si bien la canción rinde homenaje al pasado, se consolida como una obra nueva y definitiva.

Práctica creativa y derechos de autor

Estas distinciones son importantes porque la ley de derechos de autor de los Estados Unidos separa los derechos sobre la composición de la canción (melodía, armonía, letra) de los derechos sobre la grabación del sonido (la interpretación particular capturada en una grabación).

Para versionar una canción, un artista debe licenciar la composición original. Esto suele ser sencillo mediante esquemas de licencias mecánicas.

Sin embargo, para samplear una grabación, se necesita el permiso tanto del compositor como del propietario de la grabación maestra. Esta “doble autorización” puede ser costosa o imposible si los titulares de los derechos se niegan.

La interpolación evita este segundo obstáculo. Al regrabar el material, los artistas solo necesitan el permiso de los compositores originales o sus herederos, quienes reciben regalías. Esto explica por qué la interpolación se ha convertido en una estrategia creativa tan atractiva. También es un ejemplo de cómo la ley puede influir en la práctica artística.

Un ejemplo conocido de interpolación es “7 Rings” (2019) de Ariana Grande, que reinterpreta la melodía de “My Favourite Things” (1959) de Oscar Hammerstein II y Richard Rodgers. Dado que la melodía se interpretó de nuevo, los compositores aparecen acreditados como autores, pero no se utilizó la grabación original.

La canción “Energy” de Beyoncé, de su álbum Renaissance de 2022, reutiliza elementos de Milkshake, compuesta por Pharrell Williams y Chad Hugo, e interpretada por Kelis. Se menciona a los compositores originales, pero no se utiliza ninguna parte de la grabación original.

Cambios en la autoría y la creatividad

Antes de la década de 1930, cuando las partituras generaban beneficios tanto o más que las grabaciones, las interpretaciones posteriores no se consideraban “original” frente a la “copia”. Esta dicotomía surgió más tarde, con la cultura de las versiones grabadas.

A principios de la década de 1960, las versiones y las bandas que las interpretaban se convirtieron en el principal medio para difundir éxitos populares entre el público juvenil, lo que reflejaba tanto las prácticas sociales cambiantes como el predominio de la música grabada.

Hoy en día, el término “cover” suele conllevar connotaciones de originalidad. Académicos como Roy Shuker suelen asociar las portadas con falta de originalidad, incluso cuando el intérprete reinventa sustancialmente el material original.

Un ejemplo ilustrativo es la versión de Pat Boone de “Tutti Frutti” (1955), de Little Richard, en 1956. Esta versión se consideró una versión suavizada destinada a llegar a un público más amplio, predominantemente blanco.

Históricamente, las portadas se centraban más en la comercialización y la accesibilidad que en la reinterpretación artística. Y esta dinámica comercial subraya por qué a menudo se las ha percibido como derivadas.

Las interpolaciones gozan de mayor capital cultural. Los artistas que interpolan van más allá de la reproducción, para crear una nueva obra que dialoga con el pasado.

Esta distinción es especialmente relevante para una artista de la talla de Swift, una compositora celebrada por su capacidad creativa y por influir en tendencias a gran escala en la música popular.


Timothy McKenry es profesor de Música en la Universidad Católica Australiana.

Este artículo se volvió a publicar desde The Conversation bajo una licencia creativa. Lee aquí el artículo original.

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