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Un nuevo estudio ha descubierto una fuente sorprendente de toxicidad en las redes sociales

Cuanto más observen las personas comportamientos tóxicos en su propio bando de un debate, mayor será la probabilidad de que los imiten.

Un nuevo estudio ha descubierto una fuente sorprendente de toxicidad en las redes sociales [Ilustración: Moor Studio/Getty Images]

Es de sobra conocido que las redes sociales pueden convertirse rápidamente en un pozo tóxico de discursos de odio e incitación a la ira, especialmente en tiempos de agitación política. 

En las redes sociales, amplificado por el algoritmo, el odio suele engendrar más odio. Pero ¿qué es lo que hace que la toxicidad sea tan contagiosa? Resulta que el problema podría venir de dentro. 

Un estudio publicado este mes en el Journal of Computer-Mediated Communication, del que son coautores Alon Zoizner y Avraham Levy, analizó cómo reaccionan los usuarios de redes sociales cuando se exponen a publicaciones tóxicas de personas de su mismo bando político, definido como el “grupo interno”, en comparación con las del bando opuesto, el “grupo externo”.

Al destacar las motivaciones detrás de las publicaciones tóxicas, los investigadores sugirieron que la exposición a la toxicidad del propio bando tiende a fomentar un comportamiento similar, como una forma de demostrar lealtad y pertenencia. Por otro lado, ver publicaciones tóxicas del bando contrario puede desencadenar reacciones defensivas, incitando a los usuarios a contraatacar.

Tras analizar más de 7 millones de tweets de 700,000 cuentas de X en Israel durante 2023, un periodo de intensa división política y conflicto, los investigadores descubrieron que la toxicidad se propaga principalmente en línea a través de grupos internos. 

En otras palabras, cuanto más se observa comportamiento tóxico en quienes pertenecen al mismo bando, mayor es la probabilidad de que las personas lo imiten. Las reacciones ante la toxicidad del bando contrario fueron menos frecuentes. Las personas se motivan menos por la indignación hacia el “otro bando” y más por el deseo de integrarse al suyo.

El problema de las redes sociales

El diseño de las redes sociales agrava aún más esta situación. Al resaltar las identidades políticas, se incentiva a los usuarios a verse a sí mismos como representantes de su grupo en lugar de como individuos, y a actuar en consecuencia. 

Aunque se ha hablado mucho del efecto polarizador de las cámaras de eco en las redes sociales, los investigadores descubrieron que, contrariamente a sus expectativas, las redes homogéneas se ven menos afectadas por la toxicidad tanto del endogrupo como del exogrupo en comparación con las redes más heterogéneas. 

Sugieren dos posibles razones para esto. Las personas en redes sociales más diversas pueden percibir una mayor variedad de opiniones, lo que puede generar más conflictos e intercambios tóxicos. Sin embargo, quienes se encuentran en redes con personas de ideas muy afines podrían tener ya opiniones firmes, lo que los hace menos influenciables por los demás y menos propensos a sentir la necesidad de demostrar su lealtad mediante comportamientos tóxicos.

En cualquier caso, la toxicidad es una realidad indeseable de internet. Las empresas de redes sociales han diseñado nuestros feeds para mantenernos enganchados a la indignación y conectados. Los “me gusta” y las veces que se comparte el contenido refuerzan este ciclo, premiando a quienes exhiben con más vehemencia su identidad grupal, incluso cuando eso implica ser los más tóxicos.

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Sobre el autor

Es una articulista freelance basada en Nueva York, cubriendo cultura de internet y sociedad.