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    Uno de los mayores desafíos que enfrentamos los consumidores de tecnología es la obsolescencia programada, una práctica mediante la cual muchas empresas diseñan productos con una vida útil limitada para impulsar su reemplazo tras cierto tiempo. Mejorar la reparabilidad de los dispositivos es esencial para contrarrestar esta estrategia, que no solo afecta la economía de los usuarios, sino que también agrava el impacto ambiental del creciente volumen de desechos electrónicos.
De acuerdo con cifras del Monitor Mundial de Residuos Electrónicos 2024 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), el mundo generó un récord de 62 millones de toneladas de residuos electrónicos (el llamado e‑waste) en 2022, lo que representa un aumento del 82 % respecto a 2010. Sólo alrededor del 22.3 % de este volumen fue recogido y reciclado formalmente. Según la proyección, esta cifra podría elevarse a 82 millones de toneladas para 2030 si no se toman medidas más agresivas.
Aunque la reparabilidad es esencial para una economía circular, muchas empresas siguen apostando por diseños que fomentan la obsolescencia y el desgaste rápido. Google, en cambio, se distingue como una de las pocas compañías que busca revertir esta tendencia con una estrategia integral donde la reparabilidad se convierte en pilar central de su negocio de dispositivos.
El camino de la reparabilidad
Steven Nickel, director de Operaciones de Hardware de Consumo en Google, lidera los esfuerzos de la compañía en materia de reparabilidad de hardware y extensión de la vida útil de sus productos, principalmente en el portafolio de los teléfonos Pixel.
Nickel cuenta con una amplia trayectoria al frente de iniciativas globales enfocadas en prolongar la duración de los dispositivos electrónicos, contribuyendo así a una economía más circular. Además, es un firme defensor del diseño reparable y del movimiento Right to Repair en todo el mundo, y ha impulsado estas prácticas dentro de Google desde 2013.
A medida que la sostenibilidad y la durabilidad de los dispositivos cobran mayor relevancia, Google ha convertido la reparabilidad en un valor central de su negocio bajo el liderazgo de Nickel.
“Realmente comenzó con la misión fundamental de Google. Cuando miras la declaración de misión, que es ‘hacer que la información sea útil y accesible’, nos enfocamos en esas palabras. Si piensas en reparación, ‘útil’ y ‘accesible’ no pueden significar un centro centralizado de reparaciones en Asia; eso no es útil ni realmente accesible para los clientes. Sentimos que teníamos que estar lo más cerca posible del cliente”, explica Nickel a Fast Company México. “Así que para nosotros esto significó la idea de reparaciones el mismo día, reparación de la misma unidad, centros de atención presencial y proveedores autorizados”.
Los recientes esfuerzos de Google en materia de reparabilidad incluyen la creación de redes de reparación globales, la garantía de disponibilidad de repuestos originales y la introducción del Modo Reparación en Android 14 para proteger los datos del usuario durante las reparaciones realizadas por terceros. De hecho, esta semana se inaugurará en México su primer Centro de Atención Autorizado para dispositivos Google Pixel, ubicado en la Avenida Masaryk de la Ciudad de México y operado por Grupo Simtech. Este nuevo espacio brindará una experiencia premium con atención presencial y soporte especializado para teléfonos, smartwatches y audífonos, tanto en garantía como fuera de ella.
Mezclando diseño con eficiencia

Nickel agrega que los conceptos de utilidad y accesibilidad son el pilar de la estrategia de reparación de Google y que ha abierto las puertas para que tanto el equipo enfocado en reparabilidad como los ingenieros de diseño puedan trabajar en conjunto de manera óptima.
El directivo hace hincapié en que la reparabilidad debe equilibrar diseño y rendimiento, reconociendo que la modularidad perfecta no siempre es posible. Aun así, Google aspira a que las reparaciones sean más sencillas, seguras y accesibles mediante una mezcla de diseño con ingeniería.
“Todos intentan optimizar este dispositivo, que básicamente tiene la misma forma, pero cada vez es más elegante, delgado e incorpora muchos más componentes y funciones. La conversación que tenía con el jefe de nuestro equipo de ingeniería de producto lo resume bien. Él decía: ‘Mira, no vas a ganar todas las discusiones, pero tienes voz y voto’. Y eso es fundamental, porque tenemos esas discusiones, esos debates sobre cómo utilizamos un espacio de apenas cinco micras. Y se discute sobre esto para intentar que el dispositivo sea más reparable. Así que existe una sana tensión entre esos dos factores”, dice.
Nickel añade que, en el caso del recientemente lanzado Google Pixel 10, cuando se piensa en reparaciones, todo se reduce a dos aspectos críticos: las pantallas y las baterías. “Esas son las situaciones de reparación más comunes a las que se enfrentan los consumidores. Es muy frecuente. Por eso, nos hemos esforzado por optimizar ambos aspectos [para esta familia de dispositivos]”, afirma.
Hablando específicamente sobre las baterías, Nickel dice que uno de los principales retos es el adhesivo: garantizar que la batería permanezca segura, pero que también sea fácil de extraer y reemplazar. En el Pixel 10, Google implementó soluciones como pestañas de extracción codificadas por color y un diseño que minimiza los residuos de pegamento, facilitando la reparación con las herramientas adecuadas.
Para optimizar estos procesos, Google utiliza una “scorecard” de servicio que evalúa cada dispositivo según pasos necesarios para ensamblar y desensamblar, tiempo requerido para limpiar adhesivos, herramientas necesarias y potencial de reutilización de componentes. Este enfoque sistemático permite establecer metas corporativas que impulsan mejoras continuas en la facilidad de reparación.
Otro de los pilares clave de la estrategia de reparabilidad de Google se encuentra en el Modo Reparación que la compañía introdujo en sus dispositivos con Android 14. Básicamente, este aísla los datos del usuario detrás de un muro de seguridad. Así, los propietarios pueden ingresar un código y entregar el dispositivo sin riesgo de exposición de información, haciendo que la reparación sea más sencilla y segura.
“Cuando analizamos nuestros centros de atención presencial, fuimos muy estrictos. Otros fabricantes pueden tener políticas diferentes, pero nosotros fuimos muy claros al decirles a los técnicos que no queremos asumir ningún riesgo con los datos de los clientes”, señala Nickel. “Normalmente, hay que borrar por completo el dispositivo antes de poder realizar una reparación, y eso es un punto de dolor para los consumidores: estás borrando tu equipo y luego tienes que pasar por todo el proceso de configurarlo otra vez. No es algo menor. Así que trabajamos durante años, muy de cerca, con los equipos de ingeniería de software y hardware para preguntarles: ‘¿Pueden hacer algo que simplifique esto?’. De ahí nació el Modo Reparación, que ofrece mayor confianza, seguridad de los datos y una experiencia de reparación mucho más sencilla”, señala.
El futuro de la reparabilidad
Nickel explica que uno de los mayores retos para la reparabilidad a nivel global no solo pasa por exigir que exista disponibilidad de partes, manuales e instrumentos para reparar —los fundamentos básicos del movimiento Right to Repair— sino por una barrera menos visible pero igual de crítica: el software.
Aunque la industria avance en legislación para obligar a que los fabricantes compartan piezas e instrucciones, muchos dispositivos bloquean la reparación a través de software que impide activar componentes no autorizados por la marca, una práctica conocida como parts pairing, o emparejamiento de piezas.
Según Nickel, si una pieza solo funciona cuando el fabricante la “aprueba” digitalmente, no existe un derecho real a reparar. Para Google, eliminar estas restricciones de software es la batalla clave del sector y la que más trabajo costará empujar globalmente —desde Estados Unidos hasta India, Tailandia y Brasil— para que el Right to Repair sea un derecho funcional y no solo una ley en papel.
A su vez, Nickel afirma que una de las lecciones más importantes ha sido entender que no existe una estrategia única para impulsar la reparabilidad: cada mercado opera distinto y la clave es escuchar qué necesitan sus consumidores.
“Una de las cosas que más me gusta de este trabajo es darme cuenta de que no existe una estrategia que sirva para todos. Y hay que empezar con humildad. No se puede decir: ‘Así es como lo hacemos nosotros. Así es como lo vais a hacer’. Hay que entender qué quieren los consumidores. ¿Qué es importante para ellos?”, señala.
En Europa, por ejemplo, el modelo de enviar por correo dispositivos a centros de reparación funciona bien y tiene altos niveles de satisfacción; sin embargo, en mercados emergentes —como India o México— el éxito depende de la red de pequeños talleres independientes, donde el reto es diseñar productos más fáciles de reparar y crear programas de capacitación y certificación que garanticen calidad.
Para Nickel, el verdadero desafío está justo ahí: pasar de un entorno completamente controlado (la fábrica) a miles de “microfábricas” independientes donde ocurren las reparaciones. Encontrar el equilibrio entre flexibilidad y estándares de calidad es lo más complejo, pero también lo más valioso, para seguir extendiendo la vida útil de los dispositivos y reducir el desperdicio electrónico.
De cara al futuro, Nickel asegura que Google está apostando por diferentes frentes para reducir el e-waste y extender la vida útil de sus dispositivos. Entre sus principales objetivos está el robustecer el mercado de teléfonos reacondicionados, garantizar mayor durabilidad con soporte de software a siete años, y llevar la reparabilidad al extremo de que incluso usuarios comunes puedan reparar sus equipos si así lo desean.
Nickel se dice particularmente entusiasmado con el potencial de la inteligencia artificial para crear instrucciones de reparación más simples, visuales e intuitivas —casi como un “recetario” paso a paso— que permita a más personas (o pequeños talleres) reemplazar baterías, pantallas o tapas sin depender de herramientas ni procesos complicados. La visión de largo plazo: si Google logra que reparar sea tan sencillo como seguir un kit de cocina, todos ganan —desde los negocios independientes hasta los usuarios— y el impacto ambiental se reduce en serio.
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