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En un mundo de ritmo frenético, con estrés de todo tipo, la alegría parece que se nos escapa y es imposible. A pesar de los obstáculos, puedes crear las condiciones para tener felicidad.
El bienestar y la felicidad son cuestiones cruciales hoy en día. Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, entre 69% y 77% de los estadounidenses se sientes estresados por factores como la economía, la actualidad, la violencia y la falta de conexión con los demás. Además, un estudio global sobre salud mental realizado por Ipsos/AXA a 17,000 personas en 16 países reveló que 64% sufre estrés, 43% padece depresión y solo 25% se siente plenamente realizado.
En México, 7 de cada 10 trabajadores mexicanos sufren de algún tipo de estrés laboral, según un reporte de Wellhub. Solo en 2023, el país superó los niveles de estrés y quedó delante de China y Estados Unidos, según la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, las estrategias para cultivar esos pequeños momentos de alegría pueden ser una solución a las dificultades y una forma de fortalecer el bienestar y la resiliencia. Estos pequeños momentos se componen de felicidad, presencia y atención plena que podemos encontrar en medio de los retos o las dificultades. Se trata de aprovechar el poder de los pequeños placeres cotidianos.
¿Cómo puedes crear pequeños momentos de alegría en tu vida? Esto es lo que mejor funciona.
Toma medidas de acción
Quizá lo más importante para experimentar pequeñas alegrías sea darte cuenta de que tienes poder sobre tus acciones y reacciones. Puede que haya muchas cosas que te impidan ser feliz, pero puedes tomar medidas para contribuir también a tu salud mental. Incluso si no puedes cambiar tu situación, puedes ajustar tu forma de pensar y tus hábitos.
Recuerda todo lo que has logrado y todo lo que eres capaz de hacer. Transforma los problemas en oportunidades de aprendizaje. Cuando se te presente una nueva oportunidad, en lugar de resistirte, motívate a salir de tu zona de confort diciéndote “¿Por qué no?”. Sal a caminar, disfruta del aire libre y la naturaleza, duerme lo suficiente y mantente hidratado. Considera también llevar un diario de gratitud.
Este tipo de acciones tienen efectos positivos, según un estudio publicado en el Journal of Medical Internet Research que abarcó a casi 18,000 personas en 169 países. Estos hábitos contribuyen a mejorar el bienestar emocional, a experimentar mayores emociones positivas, a sentirse empoderados, a reducir el estrés, a mejorar la salud y a dormir mejor.
Tomar acción contribuye a la felicidad porque te empodera y refuerza tu capacidad de decisión. Además, te brinda la oportunidad de aprender. Al intentar resolver un problema o afrontar un desafío, recibes retroalimentación sobre qué funciona, qué puedes mejorar y las mejores maneras de seguir adelante.
Enfócate en las pequeñas victorias
También puedes crear pequeños momentos de alegría centrándote en los logros menores. Es natural que en el trabajo haya días buenos y días no tan buenos. Pero en un estudio realizado por Harvard con 12,000 personas durante tres años, se demostró que quienes estaban más motivados eran aquellos que sentían que progresaban cada día. Los grandes logros no siempre generaba satisfacción, sino simplemente la sensación de avanzar.
Otro estudio publicado en Health Psychology encontró que las experiencias pequeñas y frecuentes (como dar pequeños pasos) tenían un impacto positivo cuantificable en las emociones y la salud física, y reducían la depresión y la ansiedad.
Pequeños gestos como llevar un diario de gratitud o registrar el progreso de un proyecto laboral pueden ayudarte a consolidar tus pequeños logros. También puedes registrar pequeños logros en tu vida personal, como controlar tus “rachas” de hábitos, incluyendo los días que meditas, las veces que vas al gimnasio o sacas a pasear al perro.
Concéntrate en los demás
Cuando buscamos la felicidad, es natural centrarnos en nuestras propias necesidades, pero, paradójicamente, centrarnos en los demás puede ayudarnos aún más. De hecho, una forma segura de alcanzar la felicidad mediante pequeños gestos es tener gestos amables con los demás. Todos tenemos el instinto de ser importantes, y cuando ayudamos a los demás, no solo los ayudamos a ellos, sino también a nosotros mismos.
Según una encuesta de BioLife, cuando las personas ayudaron a otros, 45% sintió un mayor sentido de propósito, 36% se sintió más feliz, 26% experimentó un mayor bienestar mental, 20% mejoró su autoestima y confianza, y 11% afirmó sentirse menos estresado. Además, 49% se ofreció como voluntario porque esperaba sentirse realizado personalmente.
Como meta, puedes ayudar activamente a otra persona cada día, visitar a un amigo que necesite apoyo o contactar con un vecino enfermo. Haz un acto de bondad al azar por un desconocido.
Enfócate en el presente
También puedes aumentar la felicidad con pequeños momentos de alegría centrados en el presente. Si le damos demasiadas vueltas al pasado o nos preocupamos demasiado por el futuro, podemos agravar el malestar mental. Por supuesto, es importante reflexionar, aprender y planificar el futuro, pero al mantener la atención en el presente, también te mantienes con los pies en la tierra.
Una forma de hacerlo es concentrarse en los sentidos. Huele el café recién hecho y disfruta de la primera taza de la mañana. Sal y siente el sol en tu rostro o disfruta de la frescura del aire otoñal. Escucha a los niños jugando en el jardín de la casa de al lado o detente a oír el murmullo del arroyo mientras caminas por un parque de camino al trabajo. Suena cursi, pero cualquiera de estas cosas te ayudará a hacer una pausa y disfrutar del momento presente.
También es acertado centrarse en aquello por lo que uno está agradecido. Al reflexionar conscientemente sobre las personas y experiencias que se aprecian, o sobre las habilidades y capacidades que se valoran en uno mismo, se refuerza lo que se tiene en lugar de lo que se anhela. Según una investigación realizada por la Universidad de Montana, expresar más gratitud también suele contribuir a sentirse más feliz.
En la película Pescador de ilusiones (1991), Robin Williams interpreta a un hombre sin hogar que atraviesa un brote psicótico. Aun en medio de su dolor, asegura tener todo lo que necesita y extiende la mano para mostrar unas piedras. Cada una simboliza un recuerdo o un instante significativo: sus pilares de cordura, redención y nuevos comienzos. Son, al final, los recordatorios de todo aquello en su vida por lo que aún puede sentirse agradecido.
Esos pequeños momentos de alegría también funcionan así. Puedes sentirlas mediante estrategias para centrarte en las pequeñas cosas del presente, así como cultivando tu capacidad para disfrutar de momentos y recuerdos con gratitud y plenitud.
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