[Imagen generada con IA]
México ya no es un jugador emergente en el comercio electrónico, ahora es uno de los protagonistas. Estar en el Top 15 mundial del e‑commerce —según el estudio de Venta Online 2025 de la Asociación Mexicana de Venta Online— no es solo un ranking bonito, es la confirmación de que el país está entrando en la misma conversación que mercados como Estados Unidos, China o Alemania. Y lo hace con un estilo propio, consumidores jóvenes, hiperconectados y obsesionados con la conveniencia.
Lo interesante es que este crecimiento no se explica únicamente por la digitalización acelerada durante la pandemia, sino por una mezcla cultural y económica que le da al mercado mexicano un sabor único. Las temporadas de descuentos como Hot Sale o Buen Fin se han convertido en rituales colectivos, casi como el Super Bowl del retail digital. Son momentos donde millones de personas se sincronizan para cazar ofertas, y esa energía social es difícil de replicar en otros países.
En ese terreno, AliExpress ha encontrado una mina de oro. Su propuesta no es solo precio bajo, sino acceso a productos que no existen en tiendas físicas locales. Para un consumidor que busca diferenciarse, que quiere gadgets, accesorios o artículos DIY que no están en Liverpool o Amazon México, AliExpress se convierte en una ventana al mundo. Y esa exclusividad es lo que está redefiniendo la competencia.
Innovación empresarial: cómo competir con gigantes globales
La pregunta inevitable es: ¿qué pueden hacer las marcas mexicanas frente a un jugador como AliExpress? La respuesta no está en replicar su modelo, sino en innovar desde lo local.
Las empresas nacionales tienen una ventaja que los marketplaces internacionales no pueden comprar: conocimiento profundo del consumidor mexicano. Entender sus hábitos, sus aspiraciones y su contexto cultural es un activo que puede convertirse en diferenciador. Mientras AliExpress ofrece acceso global, las marcas mexicanas pueden construir confianza con propuestas que integren logística más rápida, servicio al cliente cercano y experiencias omnicanal que conecten lo digital con lo físico.
Además, hay un terreno fértil en la personalización. El consumidor joven quiere sentirse único, y ahí entran desde colaboraciones con creadores locales hasta productos diseñados para nichos específicos. Innovar no significa competir en precio, sino en relevancia.
Otro punto clave es la sostenibilidad. Los jóvenes mexicanos están cada vez más atentos al impacto ambiental de sus compras. Una marca local que logre combinar conveniencia digital con prácticas responsables puede ganar terreno frente a plataformas que aún luchan por resolver su huella logística.
Cultura digital: la generación que compra distinto
El crecimiento del e‑commerce en México también refleja un cambio cultural profundo. La Generación Z y la Generación Alfa no ven la compra digital como un complemento, sino como el estándar. Para ellos, esperar en una fila física es casi absurdo. Su relación con el consumo está mediada por el celular, por la inmediatez y por la posibilidad de compartir la experiencia en sus redes sociales.
Esto significa que el e‑commerce es parte de la identidad cultural de los jóvenes. Comprar en línea es también una forma de pertenecer, de mostrar gustos, de acceder a tendencias globales sin salir de casa. Y aquí aparece un reto para las marcas mexicanas, pues no basta con vender productos, hay que vender experiencias que se puedan narrar y compartir.
La cultura digital también está redefiniendo la noción de exclusividad. Antes, lo exclusivo era lo caro o lo importado. Hoy, lo exclusivo es lo que conecta con una comunidad, lo que tiene una historia detrás, lo que se siente auténtico. Las marcas locales entonces deben crear narrativas que resuenen con los valores de una generación que busca propósito tanto como precio.
Un nuevo capítulo
México está escribiendo un capítulo distinto en la historia del e‑commerce. Es un mercado que está redefiniendo cómo se entiende la conveniencia, la exclusividad y la inclusión financiera. AliExpress lidera hoy la expansión, pero la verdadera batalla se jugará en cómo las marcas mexicanas logran innovar para competir con propuestas que hablen el idioma de los jóvenes consumidores.
El futuro del retail aquí se mide en narrativas compartidas y en la capacidad de convertir cada compra en una experiencia cultural.
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