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Cómo demasiada colaboración destruye la creatividad y cómo solucionarlo

Lo que se necesita es un equilibrio entre pensamiento individual, crítica grupal y descanso.

Cómo demasiada colaboración destruye la creatividad y cómo solucionarlo [Imagen original: Smux/Adobe Stock]

Tengo una confesión que hacer: durante la mayor parte de mi carrera en puestos de liderazgo en creatividad, he contribuido a la sobrecarga de colaboración.

Creía que reunir a todos para intercambiar ideas era la mejor manera de lograr un trabajo más eficaz. Si la sala estaba llena y la conversación fluía, asumía que íbamos por buen camino.

Y sé que no estoy solo. La sobrecarga de colaboración se ha infiltrado en los equipos dedicados a la creatividad , condicionada por horarios híbridos, la presión de mantenernos visibles cuando estamos separados y un flujo constante de herramientas digitales como Slack y Teams que nos mantienen conectados, pero que poco a poco pueden reducir la concentración.

Los equipos creativos han llegado a un punto en el que pasamos tanto tiempo en reuniones y enviamos mensajes o compartimos el trabajo de los demás que nadie tiene el espacio ni la claridad para realmente crear.

La sobrecarga de colaboración es insostenible. Una razón es que las expectativas de la próxima generación exigen un cambio urgente en la forma de colaborar. Muchos creativos emergentes buscan espacio para explorar ideas de forma independiente, desarrollar un punto de vista y aportar algo significativo, en lugar de pasar el día en reuniones incesantes y conversaciones interminables. Cuando la colaboración se vuelve constante, no deja espacio para la exploración personal que fomenta la confianza creativa.

Y a medida que la IA asume una mayor parte de las partes administrativas y de producción del trabajo creativo, el valor de la creatividad humana se desplaza hacia la originalidad, el buen gusto y el discernimiento. Esas cualidades necesitan espacio. Los creativos necesitan autonomía para imaginar lo que la IA no puede.

La colaboración es innegociable. Pero también lo es la autonomía. Los equipos creativos prosperan cuando ambas fuerzas se apoyan mutuamente en lugar de competir. Necesitamos proteger el pensamiento profundo e independiente, a la vez que utilizamos la colaboración para enriquecer nuestro trabajo. Lo que realmente intentamos restaurar es un ritmo que alterne entre el pensamiento individual, la crítica colectiva y el descanso reparador.

CÓMO LLEGAMOS A LA SOBRECARGA DE COLABORACIÓN

La sobrecarga de colaboración no surgió de la noche a la mañana. Se acumuló gradualmente a medida que nuestros patrones de trabajo evolucionaron y las expectativas en torno a ellos cambiaron.

El trabajo híbrido marcó un punto de inflexión importante. Muchos equipos han logrado recrear de forma impresionante los puntos de contacto naturales de la vida creativa presencial: análisis rápidos, críticas espontáneas y la energía que surge simplemente de estar rodeados del trabajo de los demás. Sin embargo, el trabajo híbrido también facilita que la situación se desvíe demasiado.

La sobrecompensación con reuniones existía mucho antes del trabajo virtual, pero ahora la posibilidad de programar, contactar o reunir a un grupo es prácticamente sin esfuerzo. En un estudio activo, la constante presencia humana se equilibra con el flujo y reflujo de la presencia humana real; existe un ritmo innato que permite a las personas tomar distancia y trabajar de verdad. En entornos híbridos, ese ritmo puede ser más difícil de percibir y aún más difícil de mantener.

Mientras tanto, nuestras herramientas de colaboración se multiplicaron. Slack, Teams, Figma, Notion, Miro, Monday; cada una con una utilidad real, pero cada una añade un nuevo flujo de comunicación. Cuando las organizaciones carecen de métodos claros para trabajar con estas herramientas o no actualizan estas normas a medida que los equipos evolucionan, estas pueden generar fragmentación y niveles adicionales de coordinación. Es común que un profesional de la creatividad cambie entre tres o cuatro plataformas antes del mediodía, cada una rebosante de actividad. Las herramientas nos mantienen conectados, pero sin hábitos compartidos para usarlas, a menudo generan más trabajo que claridad.

Esta presión es aún más pronunciada en el trabajo orientado al servicio, donde la capacidad de respuesta forma parte de la relación. Cuando los clientes dependen de ti y tú dependes el uno del otro, es fácil que aumente la expectativa de disponibilidad. Si bien los intercambios rápidos pueden generar un momento de intuición, la mayoría de las ideas necesitan un espacio más tranquilo para tomar forma.

El trabajo interdisciplinario añadió otra capa de complejidad. Los equipos creativos modernos reúnen a diseñadores, estrategas, escritores, tecnólogos y productores, a menudo de diferentes zonas horarias. Si bien la diversidad es una fortaleza, sin una estructura clara, puede desdibujar los límites. Cuando todos pueden contribuir a todo, con el tiempo, todos lo hacen. Lo que comienza como un instinto de buena fe puede rápidamente llevar al agotamiento. La propiedad clara se vuelve más difícil de definir.

Y en el fondo subyace una creencia cultural: la colaboración es inherentemente buena. Es fundamental para nuestra visión como organización creativa. Forma parte de nuestra cultura, nuestro lenguaje, nuestra identidad. Pero cuando algo se convierte en algo inevitable, rara vez nos detenemos a moldearlo intencionalmente. En cambio, el instinto se convierte en “más”: más conversaciones, más personas, más contacto. Y cuando la colaboración se convierte en la norma, el trabajo puede perder el enfoque que necesita para avanzar.

RESTAURAR EL RITMO DE LA CREATIVIDAD

La respuesta no es menos colaboración, sino un mejor ritmo. El ritmo creativo es el patrón intencional que ayuda a los equipos a moverse con fluidez entre la independencia y la interdependencia. Es la cadencia que sustenta tanto la brillantez individual como el desempeño en conjunto. Y funciona porque se moldea con cuidado, no se deja al azar.

El ritmo creativo tiene tres elementos centrales.

1. Proteger el pensamiento profundo e independiente

Todo proyecto exitoso comienza con alguien que profundiza. Puede ser un estratega que absorbe el contexto, un diseñador que explora posibilidades visuales o un escritor que da forma al hilo conductor de una historia. La profundidad requiere tiempo. Requiere silencio. Y requiere la libertad de intentar y fracasar sin público.

Los líderes pueden apoyar esto si otorgan a los equipos tiempo dedicado a la atención, y lo mantienen visiblemente protegido. Sin reuniones, ni avisos, ni expectativas de respuestas instantáneas. Igualmente importante es ayudar a las personas a comprender cómo funcionará un proyecto antes de que comience. Los nuevos empleados, los freelancers y los creativos más jóvenes suelen beneficiarse de la claridad sobre el estilo de colaboración, los responsables de las decisiones y cuándo aportar ideas.

No todas las preguntas tienen que hacerse frente al grupo. A veces, una breve conversación individual facilita el avance del trabajo y evita la confusión que se produce cuando algo aún en curso se presenta ante el equipo. Los modelos de responsabilidad claros, como Responsable, Rendir Cuentas, Consultado, Informado (RACI) o las simples distinciones entre “liderar/apoyar”, también reducen la necesidad de que todos se queden en el tema. La responsabilidad crea espacio.

2. Diseñar momentos conjuntos con propósito

No todas las colaboraciones son iguales. La colaboración más significativa ocurre cuando el equipo se une con un propósito. Estos momentos de trabajo en equipo le dan dimensión al trabajo y lo exponen a diferentes perspectivas y a la sana tensión que impulsa la creatividad.

La colaboración eficaz en equipo se centra en el tiempo, se limita y se basa en la seguridad psicológica. Los equipos deben sentirse cómodos cuando desafían ideas sin arriesgarse a conflictos personales. Este tipo de desacuerdo orientado a las tareas aumenta la creatividad y produce mejores resultados. La clave no es la armonía, sino la fricción sana que impulsa el trabajo.

Los líderes también pueden mejorar los momentos de trabajo en equipo si reducen su frecuencia pero aumentan su calidad: críticas breves y bien organizadas; talleres con un objetivo claro; sesiones de intercambio que surjan después de una profunda reflexión independiente, no antes. La creatividad requiere tanto divergencia como convergencia. El ritmo es lo que les permite coexistir.

3. Construir periodos de descanso y reinicio

El descanso suele ser una parte olvidada del ritmo creativo. Los equipos creativos necesitan periodos donde no se espere nada urgente: momentos en los que la mente pueda divagar, conectar puntos o simplemente respirar. La coordinación constante agota la curiosidad. El descanso la restaura.

Aquí es donde los líderes pueden modelar normas más saludables: bloquear los días de concentración, fomentar el progreso asincrónico en lugar de las respuestas en tiempo real y limitar el número de plataformas que se espera que los equipos monitoricen. El descanso no es un lujo. Es un requisito para un rendimiento creativo sostenido.

CÓMO SE VE EL RITMO CREATIVO EN LA PRÁCTICA

El ritmo creativo representa una comprensión compartida de cómo trabaja un equipo. En la práctica, se manifiesta así:

  • Fases del proyecto que intencionalmente dejan espacio para el desarrollo independiente antes de reunir al grupo para sintetizar y refinar
  • Propietarios designados que impulsan el trabajo sin supervisión constante
  • Puntos de control claros que evitan consensos innecesarios
  • Críticas que fomentan el impulso en lugar de obstaculizarlo
  • Menos reuniones, realizadas con mayor propósito y resultados más claros
  • Una cultura que valora la autonomía tanto como la alineación

Cuando los equipos trabajan en sincronía, no cambian constantemente de mentalidad. Tienen tiempo para reflexionar y espacio para respirar. Los momentos de trabajo en equipo resultan estimulantes porque no son constantes.

PROTEGER LAS CONDICIONES PARA LA CREATIVIDAD

En los últimos años, he aprendido que parte de mi función es proteger el enfoque creativo de las personas con el mismo cuidado con el que guío el trabajo en sí.

Todavía creo en la colaboración. Siempre lo haré. Sin embargo, he llegado a reconocer la necesidad de una colaboración organizada, la que reúne a las personas adecuadas en el momento oportuno, no a todos en todo momento. Creo tanto en tomar distancia como en involucrarse. Y creo que ayudar a las personas a proteger su tiempo a solas es una de las cosas más importantes que puede hacer un líder creativo.

Author

  • Aytekin Tank

    Es el fundador y CEO de Jotform y autor de Automate Your Busywork. Tank es un reconocido líder de la industria en temas como emprendimiento, tecnología, autofinanciamiento y productividad. Cuenta con casi dos décadas de experiencia liderando una fuerza laboral global.

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Sobre el autor

Es el fundador y CEO de Jotform y autor de Automate Your Busywork. Tank es un reconocido líder de la industria en temas como emprendimiento, tecnología, autofinanciamiento y productividad. Cuenta con casi dos décadas de experiencia liderando una fuerza laboral global.