Qué impulsa y qué frena a los emprendedores migrantes que llegan a México

Emprender en un país distinto suele implicar empezar desde cero. Los emprendedores migrantes llegan a México con altos niveles de formación. Sin embargo, tienen poca claridad sobre el marco legal y pocos apoyos institucionales.

La nueva edición de la Radiografía del Emprendimiento en México 2025: Migrantes, elaborada por la Asociación de Emprendedores de México (ASEM) con apoyo de la Fundación Friedrich Naumann, ofrece un panorama detallado del emprendimiento extranjero en el país. Según el estudio, 4.6% de las empresas en México tiene al menos una persona extranjera en su equipo fundador. La mayoría proviene de Venezuela, Colombia, Argentina, Perú, Estados Unidos y España.

En cuanto a educación, 80.6% de las personas migrantes fundadoras cuenta con estudios de licenciatura o superiores. De ese grupo, 60.2% cursó su último grado académico en instituciones privadas. Además, una de cada cuatro empresas fundadas por migrantes invierte en innovación tecnológica.

En promedio, estas empresas reportan una facturación anual cinco veces más alta que el promedio nacional. Sin embargo, 29.5% de las personas migrantes que emprenden no tiene claridad sobre las leyes mexicanas. Además, 84% desconoce los programas gubernamentales de apoyo empresarial y 64.1% no ha recibido apoyos públicos ni privados.

Migrar para emprender no suele ser la intención inicial. Solo 8% de las personas migrantes llegó a México con el objetivo explícito de fundar una empresa. 23.9% migró por una oferta de empleo, 19.3% por una relación de pareja y otro 19.3% por motivos familiares.

En 76.1% de los casos, las empresas se fundaron en México desde cero. El resto trasladó operaciones desde otro país. Además, 15.9% de los fundadores tiene condición de refugio humanitario.

Barreras invisibles: la segunda frontera

Más allá de los trámites básicos, el estudio documenta una serie de fricciones recurrentes. El desconocimiento de las leyes mexicanas (29.5%), la falta de información pública clara (11.4%) y el costo de los trámites (9.1%) son señalados como los principales obstáculos.

Luisa Elena Díaz, emprendedora venezolana, describe los procesos administrativos como una “segunda frontera”. Llegó como persona refugiada y fundó un negocio de desechables biodegradables. Enfrentó reglas y requisitos que no conocía.

Daniel Undurraga, cofundador de Cornershop, recordó su llegada en 2010. Dijo que lo más difícil no fueron los trámites, sino las diferencias culturales. “Me di cuenta de lo diferente que funciona todo, desde cómo se comunican las cosas hasta los procesos del Estado”.

Para Tomás Bobillo, socio en Igeneris, el reto legal fue que, aunque pueden constituir una empresa, los migrantes no siempre pueden representarla legalmente ante ciertas instituciones. “Esto requiere dotar de poderes a otras personas que, normalmente, son ajenas a la empresa”.

En contraste, Daniela Blank, CEO de GROW, encontró los trámites accesibles. Para ella, el reto fue emprender sin una red de apoyo. “Las redes son muy importantes para conseguir tus primeros clientes y proveedores”.

Oportunidad económica, pero sin red institucional

Entre quienes ya vivían en México, 37.3% dijo que decidió emprender por las condiciones macroeconómicas del país. Otro 28.4% lo hizo por el tamaño del mercado. Pese a estas razones, la falta de programas y apoyo institucional sigue siendo una constante.

Maximilian Gauland, consultor alemán, fundó una firma para atraer inversión desde Alemania. Dijo que formalizar su empresa tomó tres meses y que un sistema de apoyo más coordinado ayudaría a facilitar ese proceso.

Juan Carlos Cante, presidente de la ASEM, señaló que “el emprendimiento de personas extranjeras impulsa la innovación, la inversión y la diversificación productiva”. Agregó que estas empresas generan actividad económica, empleo y nuevas perspectivas para el ecosistema local.