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Cómo proteger a los bosques del mundo de una deforestación masiva

La pérdida y degradación forestal continúa, a un ritmo promedio de 25 millones de hectáreas al año durante la última década, según Global Forest Watch.

Cómo proteger a los bosques del mundo de una deforestación masiva [Foto: Unsplash]

Antes de la cumbre climática de las Naciones Unidas celebrada en Belém el mes pasado, el presidente de Brasil, Lula da Silva, instó a los líderes mundiales a acordar hojas de ruta para reducir el uso de combustibles fósiles y la deforestación, y a comprometer los recursos necesarios para alcanzar estos objetivos.

Tras no lograr un consenso, el presidente de la COP, André Corrêa do Lago, anunció estas hojas de ruta como una iniciativa voluntaria. Brasil informará sobre los avances en la cumbre climática de la ONU del próximo año, la COP31, cuando ceda la presidencia a Turquía y Australia presida las negociaciones.

¿Por qué ahora?

Estos objetivos se originan en los resultados del primer balance global del progreso mundial hacia los objetivos del Acuerdo de París, realizado en 2023.

En las conversaciones de la COP28 en Dubái de ese año, se acordó la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles y detener y revertir la deforestación y la degradación forestal para 2030.

Sin embargo, el logro de estos objetivos depende de una “transición justa”, en la que ningún país se quede atrás en la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono, incluyendo un “paquete básico” de financiación pública para abordar la adaptación climática y las pérdidas y los daños. El resultado de Belém no alcanzó los objetivos.

El presidente de Brasil, Luiz Lula da Silva, habla durante una mesa redonda con líderes de países con bosques tropicales y naciones comprometidas a invertir en el fondo forestal tropical. Fernando Llano/AAP

Los bosques necesitan protección urgente

La pérdida y degradación forestal continúa, a un ritmo promedio de 25 millones de hectáreas al año durante la última década, según Global Forest Watch. Esto es 63% superior a la tasa necesaria para cumplir los objetivos existentes de detener y revertir la pérdida de bosques para 2030. Sin embargo, los compromisos climáticos presentados para la COP de Belém siguen estando muy lejos de este objetivo.

En el Land Gap Report 2025, mis colegas y yo calculamos la magnitud de esta “brecha forestal”: la diferencia entre los objetivos de 2030 y los planes que los países presentan en sus compromisos climáticos.

Mostramos que los compromisos presentados hasta la cumbre climática de este año reducirían la deforestación en menos del 50% para 2030, lo que significa que se seguirían talando bosques que abarcan casi 4 millones de hectáreas. Los compromisos provocarían una degradación forestal (es decir, la disminución de la integridad ecológica de una superficie forestal) de casi 16 millones de hectáreas. Esto representa solo una reducción del 10% con respecto a las tasas actuales.

En conjunto, esto equivale a una “brecha forestal” prevista de alrededor de 20 millones de hectáreas que se perderán o degradarán cada año para 2030. Esto equivale aproximadamente al doble del tamaño de Corea del Sur. Si bien esto subraya la insuficiencia de los compromisos, el análisis se basa en los compromisos presentados hasta principios de noviembre de 2025, momento en el que solo 40% de los países había presentado un plan actualizado. Los principales compromisos presentados durante la COP31, como los de la Unión Europea y China, no modifican este análisis.

Este gráfico muestra que la deforestación solo disminuirá ligeramente hasta 2030. Informe Land Gap, proporcionado por el autor. CC BY-ND.

Los bosques triunfan en Belém

Se puso en marcha en Brasil un nuevo fondo para la conservación forestal, denominado Fondo Bosques Tropicales para Siempre, que ha atraído 6,700 millones de dólares (mdd) en compromisos.

El fondo forestal se centra en la deforestación tropical, la principal causa de emisiones derivadas de la pérdida de bosques. Sin embargo, presenta una debilidad clave: el limitado monitoreo de la degradación forestal, que podría permitir que los países reciban pagos mientras siguen talando sus bosques primarios.

El fondo establecerá un comité científico y planea revisar los indicadores de monitoreo durante los próximos tres años, lo que creará una oportunidad para fortalecer su capacidad de protección de los bosques tropicales.

La cumbre de líderes de la COP30 también vio el lanzamiento de una promesa histórica de 1,800 millones de dólares para apoyar la conservación y el reconocimiento de 160 millones de hectáreas de territorios de pueblos indígenas y comunidades locales en países con bosques tropicales.

Pero la acción global sobre los bosques debe extenderse más allá de los trópicos. Tanto en la deforestación como en la degradación forestal, los países del norte global son responsables de más de la mitad de la pérdida mundial de cobertura arbórea durante la última década.

Más allá de los bosques tropicales

Se necesita un marco global de rendición de cuentas sobre los bosques para aumentar la ambición en la acción climática, incluso en países y regiones con extensos bosques fuera de los trópicos, como Australia, Canadá y Europa.

En estas regiones, la tala industrial es un importante factor impulsor de la pérdida de cobertura arbórea, pero recibe mucha menos atención política que la deforestación tropical. Las amplias brechas en la información sobre la deforestación y la degradación hacen que la degradación relacionada con la tala a menudo no se reporte. En un informe reciente, solo 59 países afirmaron monitorear la degradación forestal. De estos, casi tres cuartas partes son países con bosques tropicales.

El Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN, celebrado en Abu Dabi este año antes de las negociaciones sobre el clima, aprobó una moción para lograr una rendición de cuentas equitativa y medios de implementación para los objetivos internacionales de protección forestal. Esto surgió de la necesidad reconocida de promover una mayor equidad entre los estándares de protección forestal en todos los países.

Todo esto apunta a la urgente necesidad de abordar la rendición de cuentas en la gobernanza forestal global. La hoja de ruta forestal que se desarrollará para la COP31 en Turquía podría ayudar a impulsar una mayor alineación y transparencia en todos los procesos de la ONU, desde el plan 2017-2030 del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques hasta el objetivo para 2030 del Marco Mundial de la Diversidad Biológica de Kunming-Montreal de detener y revertir la pérdida de biodiversidad.

Australia podría liderar en materia de bosques

Australia podría ayudar a definir la ambición forestal global el próximo año. Actualmente es el único país cuyo compromiso de emisiones promete detener y revertir la deforestación y la degradación para 2030, una clara señal de que los países desarrollados deben liderar.

Como Presidente de las Negociaciones en la COP31, Australia también puede trabajar para formalizar las hojas de ruta de Brasil en materia de combustibles fósiles y bosques. Sin embargo, esto depende de dos factores: un liderazgo creíble de los países desarrollados y la financiación climática, que se necesita desde hace tiempo. Como foco de deforestación y con la tala continua de bosques nativos, Australia tiene mucho trabajo por delante para cumplir con esta responsabilidad.

Kate Dooley es investigadora principal de la Facultad de Geografía, Ciencias de la Tierra y Atmosféricas de la Universidad de Melbourne.

Este artículo se retoma de The Conversation bajo una licencia de Creative Commons. Lee el artículo original aquí.

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