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¿Puede la inteligencia artificial ayudar a resolver el problema energético que ella misma creó?

Si trabajamos juntos, la inteligencia artificial puede convertir el desafío energético de hoy en la ventaja competitiva del mañana.

¿Puede la inteligencia artificial ayudar a resolver el problema energético que ella misma creó? [Foto: Getty Images]

La inteligencia artificial está transformando la forma en que curamos enfermedades, defendemos naciones y distribuimos bienes. Pero la misma tecnología que impulsa este auge de innovación también está poniendo a prueba los límites del sistema que la sustenta. La innovación avanza más rápido que la infraestructura, y nuestra estrategia energética debe ponerse al día.

Es hora de gestionar la energía como un activo estratégico. Si bien la IA impulsa la demanda a niveles históricos, también nos brinda las herramientas para usar la energía de forma más inteligente, estabilizar la red eléctrica y liberar la capacidad que ya tenemos.

Si trabajamos juntos, la inteligencia artificial puede convertir el desafío energético de hoy en la ventaja competitiva del mañana.

La innovación supera a la red eléctrica

La inteligencia artificial está transformando la economía global, pero la red eléctrica que la impulsa no fue diseñada para esta realidad. Gran parte de la infraestructura eléctrica de Estados Unidos está obsoleta, fragmentada y estructuralmente atrasada respecto a las demandas digitales modernas. El resultado: colas de interconexión, proyectos retrasados, comunidades limitadas y una brecha cada vez mayor entre la energía que necesitamos y la que podemos suministrar.

Esto no es solo un problema tecnológico. Es un problema de seguridad nacional. Es un problema de competitividad. Y, si lo abordamos de frente, representa una oportunidad generacional.

Necesitamos cambiar el enfoque de cuánta energía usamos a qué tan bien la usamos. La IA permite eficiencias que antes no podíamos lograr. Pero la tecnología por sí sola no resolverá el problema. El progreso requiere nuevas formas de trabajar y colaboración entre las empresas de servicios públicos, los reguladores, los operadores y el gobierno para modernizar la red y utilizar los recursos limitados de forma más inteligente.

Convertir la energía en una ventaja

En la economía de la IA, hacer más con menos es una ventaja competitiva. La IA permite:

  • Previsión precisa de la demanda que evita la sobreconstrucción y la capacidad no utilizada
  • Mantenimiento predictivo que evita cortes de suministro no planificados
  • Refrigeración dinámica y gestión energética que responden en tiempo real a las cargas de trabajo y al clima

Las empresas que utilizan estas herramientas están construyendo infraestructuras más resilientes y rentables que escalan con la demanda, en lugar de perseguirla.

En todos los sectores, los líderes están demostrando que los sistemas más inteligentes mejoran tanto el rendimiento como la eficiencia.

  • Las empresas de servicios públicos utilizan la IA para equilibrar la oferta y la demanda en tiempo real.
  • Los minoristas optimizan la logística para reducir el desperdicio de energía.
  • Los hospitales coordinan el uso de equipos para reducir la carga.
  • Los fabricantes automatizan la gestión energética en sistemas activos e inactivos.

Contamos con las herramientas para construir la red que necesitamos. Pero las herramientas por sí solas no están a la altura de las circunstancias.

La colaboración es el multiplicador de poder que nos falta

Podemos liberar años de capacidad estancada si derribamos las barreras entre las organizaciones que configuran la red. Las empresas de servicios públicos, los reguladores, las empresas de centros de datos y el gobierno buscan el mismo resultado: energía confiable y resiliente que fortalezca a las comunidades y apoye el crecimiento económico. Pero históricamente hemos trabajado en paralelo en lugar de en colaboración.

Necesitamos una planificación transparente. Incentivos alineados. Datos compartidos. Y la voluntad de sentarnos en la misma mesa para resolver problemas juntos.

Estamos entrando en una era donde cada kilovatio importa. La IA nos brinda las herramientas para usar la energía de forma más inteligente y construir una red más limpia, más rápida y más resiliente que la que usamos hoy.

Pero la tecnología no puede lograrlo sola. Las personas y las políticas deben facilitarla.

Si rompemos los silos entre los sectores público y privado, nos alineamos en torno a intereses comunes y tratamos la energía como un activo estratégico, podemos resolver el problema energético y sentar unas bases sólidas para el próximo siglo de innovación.

La oportunidad está ante nosotros, si decidimos aprovecharla juntos.

Chris Crosby es CEO de Compass Datacenters.

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