Después de una década diseñando productos electrónicos de consumo, Rob Lawson-Shanks no podía dejar de pensar en cuántos de los dispositivos en los que trabajaba acabarían en vertederos. “Empecé a darme cuenta de que estaba contribuyendo a este enorme problema de 60 millones de toneladas de residuos electrónicos debido a la forma en que diseñábamos, fabricábamos y, en última instancia, no recuperábamos [los productos]”, afirma.
Con un cofundador, Mark Lyons, decidió cambiar de rumbo. Su empresa emergente, llamada Molg, ahora produce “microfábricas” robóticas que desmontan de forma eficiente dispositivos electrónicos para que los componentes puedan reutilizarse. Y cuando trabaja con marcas de electrónica, las ayuda a descubrir cómo diseñar productos para la circularidad.
El objetivo es reutilizar, no reciclar
Dentro de un almacén en Nashville, dirigido por Sims Lifecycle Services, la primera instalación de los robots de Molg comenzó a desmontar servidores viejos a principios de este año. El proceso utiliza múltiples brazos robóticos, cámaras y software personalizado para extraer con cuidado y rapidez las piezas e inspeccionarlas para poder volver a utilizarlas.
Los pequeños sistemas (de 3 x 9 x 3 metros de alto) están diseñados para caber en instalaciones de procesamiento de desechos electrónicos o plantas de fabricación existentes. La velocidad depende del producto, pero el robot puede desmontar un servidor típico en unos cinco minutos.
El objetivo principal no es el reciclaje, sino la reutilización. “¿Cómo se saca un componente de memoria de un servidor para un proveedor de nube a gran escala y luego se lo devuelves a su propio centro de datos, a su propia cadena de suministro, donde saben exactamente qué es?”, dice Lawson-Shanks. El objetivo es dar a las piezas una segunda vida (y una tercera, cuarta y quinta) antes de que finalmente se reciclen para recuperar los materiales.
Otros robots están diseñados para reciclar productos electrónicos, como un robot de Apple diseñado para reciclar iPhones. El sistema de Molg, que está diseñado para funcionar con varios tipos de productos electrónicos, desmonta los dispositivos viejos con más cuidado. “Utilizamos equipos de alta precisión y no destructivos. Nos preocupamos mucho por lo que tocamos y luego movemos para poder volver a probar, calificar y volver a implementar”, dice Lawson-Shanks. “En última instancia, se trata de intentar mantener las cosas al mayor valor posible”.
A menudo, dice, los componentes de un servidor o una computadora portátil de primera calidad se pueden reutilizar para fabricar un producto de nivel medio y, un par de años después, en un producto básico de gama baja, antes de que las piezas finalmente se reciclen. “Estamos viendo casos en los que creo que la reutilización al 100% es absolutamente alcanzable, donde se puede obtener algo que normalmente tiene un ciclo de vida de unos tres años y se puede extender hasta seis o nueve años de uso”, dice.
Los robots pueden ayudar a ampliar la circularidad
Al utilizar robots para el proceso de desmontaje, es posible trabajar con mayor rapidez y precisión. También podría ayudar con el desafío de la rotación en las instalaciones de reciclaje de productos electrónicos, donde los trabajadores pueden permanecer 90 días y luego irse justo cuando han comenzado a comprender mejor qué partes son valiosas y cuáles no. (Lawson-Shanks sostiene que los trabajadores pueden volver a capacitarse para ayudar a mantener los robots, un trabajo mejor remunerado).
La tecnología puede escalar rápidamente en las plantas de reciclaje de productos electrónicos existentes, dice la empresa. Recientemente recaudó una ronda inicial de 5.5 millones de dólares (mdd), de Closed Loop Partners’ Ventures Group, Amazon Climate Pledge Fund, ABB, Overture, Elemental Impact y Techstars, para comenzar a crecer. El desafío es enorme: solo alrededor del 22% de los desechos electrónicos se reciclan ahora. Más de 62 mdd de valor se pierden en los productos que se desechan.
En el otro extremo del proceso, la startup también está trabajando con fabricantes como Dell y HP para diseñar productos que, en última instancia, serán más fáciles de desmontar. “Algunos de los proyectos en los que trabajamos consisten en diseñar computadoras portátiles que los robots puedan desmontar en menos de 60 segundos, sin pegamentos, tornillos ni otras cosas que pueden complicar aún más el proceso”, afirma Lawson-Shanks. “Lo ideal sería que todo estuviera diseñado teniendo en cuenta la circularidad y la automatización”.