Pasó la Semana del Clima 2024 de Nueva York y con gran alegría pude ver que el evento reconoció la gestión efectiva del agua como esencial contra el cambio climático. Si bien el recurso no tuvo un rol protagónico, la cumbre subrayó la urgente necesidad de mejorar su gestión a nivel de cuencas, especialmente en las regiones más vulnerables afectadas por el calentamiento global, como Latinoamérica.
Estoy convencido de que la clave para una gestión efectiva del agua radica en la colaboración dentro de las cuencas. Uniendo a diferentes actores se puede lograr coordinar acciones que favorezcan tanto a la naturaleza como a las economías locales. Durante la cumbre, un ejemplo destacado fue la Iniciativa de Resiliencia del Agua de California, que demostró cómo la acción colectiva puede enfrentar desafíos hídricos complejos.
En este sentido, me pregunto ¿es posible replicar este éxito? Desde mi perspectiva; sí lo es ¿cómo? Un aprendizaje que nos llevamos de la Semana del Clima es que los proyectos de gestión deben comenzar con un mapeo detallado del estrés hídrico, la actividad económica y las oportunidades para intervenir.
Los incentivos le pueden dar la vuelta a la crisis del agua
La cumbre de la ONU identificó varios factores esenciales para el éxito de los proyectos de gestión del agua, entre ellos destacan la acción colectiva, que reúne a actores de múltiples sectores, el uso de datos confiables para tomar decisiones informadas, la incorporación de actores locales que conocen el territorio y el diseño colaborativo de proyectos, asegurando que todas las partes interesadas participen activamente.
Lo hemos comprobado en la implementación de Proyectos de Conversión de Riego Agrícola, cuando establecemos principios compartidos entre los actores que actúan sobre una misma cuenca, garantizamos un punto de partida sólido para la ejecución de proyectos hídricos de gran impacto. Nos alegró ver que, en este sentido, los Proyectos de Acción Climática impulsados por Kilimo junto a empresas privadas y agricultores, tengan un gran camino ganado.
Un llamado urgente surgió en la cumbre: la necesidad de triplicar las inversiones en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6, que busca garantizar el acceso universal al agua. La reducción del uso de agua a lo largo de las cadenas de valor de las empresas es una tarea desafiante pero fundamental para asegurar la sostenibilidad, especialmente en las cuencas más estresadas, y es que la gestión eficiente del agua es crucial para mantener la continuidad de los negocios y adaptarse a los nuevos escenarios climáticos, no hay otro camino.
¿Qué papel juega el sector agrícola? Simplemente fundamental
Un momento cumbre de este encuentro climático, fue escuchar que el sector agrícola es considerado un pilar esencial en la solución de la crisis hídrica, y es que, aunque no todas las empresas tienen vínculo directo con la agricultura, se enfatizó en la importancia de invertir en el sector ¿por qué? Sencillo, porque al trabajar con los agricultores, se debe tener en cuenta su estabilidad económica, por lo que el pago por servicios ecosistémicos fue propuesto como una herramienta para fomentar el desarrollo sostenible a largo plazo.
Si se quiere un futuro más prometedor, se deben acelerar las acciones hacia una más eficiente gestión del agua en la agricultura, un sector que requiere agua como su principal fuente de desarrollo y del que depende también la seguridad alimentaria. La conversión a sistemas de riego tecnificado es clave para optimizar el uso del recurso hídrico, garantizando que el agua llegue de manera más precisa a los cultivos, aumentando la eficiencia y contribuyendo a la sostenibilidad del sector agrícola.
Las 100 cuencas prioritarias, son el centro de atención
El CEO Water Mandate, del que nos complace ser parte de manera formal, anunció un nuevo marco de referencia para medir el impacto de las inversiones en la gestión del agua con un enfoque mucho más integrado llamado ”Net Positive Water Impact”. A través de esta iniciativa, se lograron identificar 100 cuencas en riesgo crítico derivado del estrés hídrico y los impactos climáticos que requieren intervenciones específicas para poder promover la resiliencia hídrica mediante esfuerzos colaborativos.
Centrarse en estas cuencas resalta la urgencia de la acción local, con soluciones diseñadas para abordar los desafíos específicos de cada región, cuenca por cuenca.
Finalmente, la cumbre recomendó la Iniciativa UN Forward Faster como un marco práctico para acelerar las acciones de gestión del agua. Esta iniciativa ofrece una guía clara para que las organizaciones y gobiernos actúen de manera inmediata y efectiva en las cuencas más afectadas, promoviendo un enfoque estructurado que eleve las acciones colectivas y genere un impacto tangible en la disponibilidad y sostenibilidad del agua.
El agua, como recurso esencial para la vida y el desarrollo, debe ser gestionada con visión de futuro, integrando a todos los sectores y garantizando que las soluciones implementadas sean sostenibles y equitativas. Solo con una acción coordinada a nivel global y local, se podrá asegurar que las futuras generaciones tengan acceso a este recurso vital.