Los textiles inteligentes representan la convergencia de la ingeniería textil, el diseño de moda, los avances en tecnología microelectrónica y el internet de las cosas (IoT), al integrar componentes como sensores, actuadores y microprocesadores directamente en las prendas. El objetivo es hacerlo de la manera más ergonómica, funcional y menos invasiva, para que sean cómodos y fáciles de usar, como la ropa convencional.
A pesar de que aún no es posible que sea el propio tejido quien recoja, reciba o transmita las señales recogidas del cuerpo o enviadas desde un dispositivo externo, la elección de la composición de las fibras o filamentos, así como la estructura del tejido, son claves para mejorar su rendimiento.
Juntas permiten que estos dispositivos sean vestibles y altamente funcionales, con aplicaciones en sectores como la salud y bienestar, el deporte, el ocio y la moda.
De los wearables a la ropa inteligente
Es importante distinguir entre wearables y textiles inteligentes. Aunque ambos buscan integrar funciones avanzadas mediante el análisis de señales biométricas, difieren en diseño, implementación, aplicaciones y producción.
Los primeros son dispositivos electrónicos independientes, generalmente en carcasas rígidas, como relojes, pulseras o anillos de actividad, diseñados como aparatos electrónicos portátiles. En contraste, los e-textiles integran la tecnología directamente en el tejido, permitiendo una interacción más natural con el usuario.
Las smart garments o prendas inteligentes son la materialización de los textiles inteligentes en ropa que, en su mayoría, tiene una apariencia normal con ciertos toques “tech”. Con numerosas aplicaciones, incorporan sensores electrónicos que, al estar en contacto directo con la piel, permiten monitorizar parámetros vitales como frecuencia cardíaca y respiratoria, temperatura y conductancia de la piel.
Además, pueden incluir IMUs (Unidades de Medición Inercial) con acelerómetros y giroscopios que proporcionan información sobre los movimientos y la orientación del cuerpo.
Salud bajo control
Una de las innovaciones de los e-textiles es su capacidad para enviar datos a aplicaciones móviles en teléfonos, relojes o tablets. Los usuarios pueden ver los datos en tiempo real y recibir alertas, información o recomendaciones, convirtiendo estas prendas en herramientas útiles para el autocuidado y la prevención.
Así, hacen posible un seguimiento remoto y continuo de pacientes en hospitales, hogares, colegios, centros de día o residencias. Pueden alertar sobre anormalidades como caídas, apneas del sueño o alteraciones en el pulso y la temperatura, ayudando a mejorar la calidad de vida de pacientes con dolencias crónicas.
También pueden ser utilizadas para la monitorización en embarazadas, detectando tanto latidos del feto como de la madre, movimientos fetales e, incluso, contracciones uterinas en tiempo real. Esto posibilita la detección temprana de cualquier anomalía, mejorando la toma de decisiones clínicas.
Por otra parte, algunas prendas incorporan electrodos para la estimulación muscular eléctrica (EMS), útiles para la rehabilitación, el alivio del dolor crónico y la recuperación de lesiones. También las hay que incluyen elementos calefactores que brindan terapias de calor para el tratamiento de lesiones o prendas calefactables para uso en condiciones adversas y trabajos en exterior.
Entrenadores personales
Asimismo, esta clase de ropa puede medir la variabilidad de la frecuencia cardíaca y la conductancia de la piel para detectar niveles de estrés. A partir de estos datos, sugieren técnicas de relajación, ayudando a gestionar el bienestar emocional.
Y, ya puestos, pueden emplearse para el biofeedback, la corrección postural y el entrenamiento virtual. Los sensores inerciales en las prendas inteligentes ofrecen retroalimentación en tiempo real sobre la postura y el movimiento. Esto ayuda a corregir malas posturas y prevenir lesiones musculoesqueléticas.
Igualmente se pueden utilizar en rehabilitación y para realizar entrenamientos en entornos de máxima peligrosidad, con recreaciones de los escenarios mediante realidad virtual, algo que de otro modo sería realidades inviable.
En la misma línea, los textiles con tecnología háptica proporcionan estímulos táctiles que son útiles en terapias sensoriales, especialmente en personas con trastornos del espectro autista o ansiedad. Además, pueden ser utilizados para mejorar la experiencia inmersiva y el realismo en videojuegos y experiencia de VR.
Por último, su irrupción en el mundo de la moda da lugar a una personalización sin precedentes, con prendas que pueden cambiar de color, mostrar patrones o, incluso, mensajes digitales en respuesta a estímulos como el tacto, el movimiento o las condiciones ambientales.
Estos ofrecen interactividad, permitiendo a los usuarios controlar dispositivos móviles, reproducir música o recibir notificaciones a través de su vestimenta.
En definitiva, los e-textiles están revolucionando la forma en que interactuamos con la tecnología que podemos llevar puesta. No solo son herramientas innovadoras para la monitorización de la salud, sino también para la mejora del bienestar, la seguridad y la calidad de vida en diversos contextos.
Cada etapa de esta evolución refleja el avance tecnológico de su época, desde los primeros tejidos inteligentes hasta las complejas prendas actuales que forman parte del ecosistema IoT y la industria 5.0. Con el tiempo, su integración en nuestra vida cotidiana será cada vez más natural y accesible.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.
Alberto Ramos Serrano es profesor de Tecnología Textil e Investigador en la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología