Finlandia se clasifica constantemente como el país más alfabetizado mediáticamente de Europa, y las habilidades necesarias para detectar engaños en línea forman parte del currículo escolar, en medio de un auge de campañas de desinformación y noticias falsas.
“¿Quién sabía lo que era un troll antes?”, preguntó Saara Varmola, profesora de literatura y lengua finlandesa, a sus estudiantes de entre 14 y 15 años, quienes levantaron rápidamente la mano durante una clase en una escuela de Helsinki en noviembre.
“¿Quién produce el material que ves, qué produces tú mismo y si tienes una responsabilidad ética?”, dice Varmola a AFP, mientras enumera las preguntas clave para navegar en un entorno global de información cada vez más marcado por la información engañosa.
Al enseñar a sus ciudadanos a interactuar críticamente con el contenido mediático para desmentir engaños, noticias falsas y desinformación, así como a producir su propio contenido, Finlandia busca promover la alfabetización mediática como una habilidad cívica.
El país nórdico fue uno de los primeros en Europa en establecer una política nacional de alfabetización mediática en 2013.
Actualizada en 2019, la política nacional garantiza que la alfabetización mediática esté integrada en materias a lo largo de la educación; desde la primera infancia hasta la secundaria superior. Para mejorar las habilidades entre adultos y ancianos, bibliotecas y ONG ofrecen cursos.
“La alfabetización mediática es esencial para construir resiliencia social, y Finlandia lo entendió bastante temprano”, declaró Anders Adlercreutz, Ministro de Educación, a AFP. “A medida que los medios tradicionales son responsables de una proporción cada vez menor de la información que recibimos, es especialmente importante poder evaluar críticamente lo que lees”, añadió.
Los finlandeses, como el resto del mundo, no son inmunes a las campañas de desinformación
Considerada un referente, Finlandia ha ocupado el primer lugar en el Índice de Alfabetización Mediática de Europa cada año desde su publicación inicial en 2017 por el Instituto Búlgaro Open Society.
El índice compara la resiliencia de 41 países frente a la desinformación, basándose en indicadores como calidad de la educación, libertad de medios y confianza en la sociedad.
Vecinos como Dinamarca, Noruega, Estonia y Suecia siguieron a Finlandia en la clasificación del año pasado.
Un enfoque colaborativo entre muchos sectores explica el éxito de Finlandia en promover la alfabetización mediática entre sus 5.5 millones de habitantes, según Adlercreutz.
“No es solo la escuela, son los medios, los periódicos, las empresas, las bibliotecas, los museos. Todos participan de alguna manera en este trabajo”, dijo.
Según Leo Pekkala, subdirector del Instituto Nacional de Audiovisuales de Finlandia (KAVI), encargado de implementar la política de alfabetización mediática del país, el éxito también se debe a la confianza de los finlandeses en sus instituciones sociales.
“Nosotros, los finlandeses, todavía tenemos una confianza muy fuerte en las fuerzas de defensa, el ejército, la policía y el gobierno. Confiamos en nuestros políticos y también en los medios”, señaló.
Sin embargo, entre compartir una frontera de 1,340 kilómetros con Rusia y enfrentar el auge de la inteligencia artificial, Finlandia no es inmune a la influencia de las campañas de desinformación y noticias falsas, advirtió Adlercreutz.
“No estoy tan seguro de que hayamos sido completamente puestos a prueba en este asunto todavía”, afirmó.
El pensamiento crítico como clave contra la desinformación
En la escuela cubierta de nieve en Helsinki, Varmola entregó tareas a sus estudiantes con preguntas relacionadas con la desinformación en línea: “¿Pueden los youtubers y streamers engañar?”, “¿Es el contenido patrocinado una forma de influir a través de la información?”
“Sí, los youtubers, streamers y personas en las redes sociales pueden hacerlo. En mi opinión, es algo con lo que te encuentras”, comentó Bruno Kerman, un estudiante de octavo grado, durante una discusión con sus compañeros.
“Sí, ¿y quién los detiene?”, continuó su compañero Niilo Korkeaoja.
Los estudiantes dijeron que el sistema educativo les había proporcionado habilidades para detectar información sospechosa en línea, analizar críticamente el contenido y verificar las fuentes que encuentran en redes sociales como TikTok, Snapchat e Instagram.
“La escuela me ha enseñado a interpretar mensajes en los medios, incluidos los que están escritos entre líneas”, explicó Ronja Turunen, otra estudiante.
El país tiene una larga tradición de promover habilidades mediáticas entre sus ciudadanos. Cuando se introdujo el sistema escolar gratuito en la década de 1970, el primer currículo educativo ya hacía referencia a la educación en medios de comunicación.
Aunque la educación ha evolucionado y se ha adaptado al cambiante entorno mediático y a la llegada de tecnologías digitales, el objetivo clave de enseñar pensamiento crítico ha persistido, señaló Pekkala.
“Nuestro objetivo general es promover habilidades que permitan a las personas pensar y actuar críticamente, y ser miembros activos de una sociedad democrática”, comentó.
Un desafío importante ahora es mantener a todos sus ciudadanos actualizados con los rápidos cambios en el ámbito digital, incluidos los adultos mayores del país, quienes pueden no haber aprendido nunca a detectar noticias falsas en internet.