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Cómo el miedo influye en nuestra forma de abordar la ciberseguridad

La ciberseguridad no tiene por qué ser un misterio ni una fuente de miedo.

Cómo el miedo influye en nuestra forma de abordar la ciberseguridad [Imagen: Depositphotos]

Es probable que hayas visto múltiples anuncios de productos y servicios diseñados para hacerte más seguro en línea. Cuando enciendes la televisión, ves anuncios en línea o incluso cuando recibes notificaciones dentro de aplicaciones, es probable que encuentres tecnología de ciberseguridad comercializada como la solución definitiva y la última línea de defensa contra las amenazas digitales.

La ciberseguridad es un gran negocio, y las empresas tecnológicas a menudo venden sus productos basándose en el miedo. Estas campañas suelen estar basadas en lo que llamo el ciclo tecnología vs. usuario, un bucle de retroalimentación que crea más problemas de los que resuelve.

Así funciona: las empresas de ciberseguridad suelen comercializar sus productos usando tácticas que enfatizan el miedo (“¡Los hackers vienen por tus datos!”), la culpa (“¡Es tu culpa si algo pasa!”) y la complejidad (“Solo nuestra solución avanzada puede protegerte”). Perpetúan la idea de que los usuarios no son lo suficientemente expertos como para gestionar la seguridad por sí mismos y que la solución es adoptar el último producto o servicio.

Como investigador de ciberseguridad, encuentro que este enfoque suele tener consecuencias no deseadas y perjudiciales para las personas. En lugar de sentirse empoderados, los usuarios se sienten impotentes, convencidos de que la ciberseguridad está más allá de su comprensión. Incluso pueden desarrollar estrés tecnológico, abrumados por la necesidad de mantenerse al día con las actualizaciones constantes, las nuevas herramientas y las interminables advertencias sobre amenazas.

Con el tiempo, esto puede generar apatía y resentimiento. Los usuarios pueden desconectarse, creyendo que no importa lo que hagan, siempre estarán en riesgo. Irónicamente, esta mentalidad los hace más vulnerables, ya que comienzan a pasar por alto los simples pasos prácticos que podrían tomar para protegerse.

El ciclo se perpetúa a sí mismo. A medida que los usuarios se sienten menos seguros, es más probable que exijan nueva tecnología para resolver su problema, alimentando aún más las tácticas de marketing que crearon su inseguridad en primer lugar. Los proveedores de seguridad, a su vez, refuerzan sus promesas de soluciones milagrosas, consolidando la narrativa de que las personas no pueden gestionar la seguridad sin sus productos.

Irónicamente, a medida que las personas se vuelven dependientes de los productos de seguridad, pueden volverse menos seguras. Comienzan a ignorar las prácticas básicas, se vuelven apáticos a las constantes advertencias y ponen su confianza ciega en soluciones que no entienden.

El resultado es que los usuarios quedan atrapados en un bucle en el que dependen de la tecnología pero carecen de la confianza para usarla de manera segura, creando aún más oportunidades para que personas con malas intenciones los exploten.

Evolución del ciberdelito

He trabajado en ciberseguridad desde principios de los años 90 y he sido testigo de cómo ha evolucionado el campo durante las décadas. He visto cómo los adversarios se adaptan a las nuevas defensas y explotan la creciente dependencia de las personas de Internet. Hay dos cambios clave, en particular, que destacan como momentos cruciales en la evolución del ciberdelito.

El primer cambio se dio cuando nos dimos cuenta de que el ciberdelito podía ser enormemente rentable. A medida que la sociedad pasó de los cheques y pagos en efectivo a los pagos digitales, los criminales descubrieron que acceder y robar dinero electrónicamente era relativamente fácil. Esta transición a las finanzas digitales creó oportunidades para los criminales de escalar sus ataques, pasando por alto barreras físicas y apuntando a los sistemas que sustentan los métodos de pago modernos.

El segundo cambio ocurrió hace más de una década, cuando los criminales comenzaron a atacar directamente a los individuos, en lugar de solo a empresas o gobiernos. Si bien los ataques a empresas, las campañas de ransomware y las violaciones de infraestructuras críticas aún acaparan los titulares, también ha habido un aumento de ataques dirigidos a usuarios cotidianos. Los ciberdelincuentes han aprendido que las personas suelen estar menos preparadas y son más confiadas que las organizaciones, lo que las convierte en oportunidades lucrativas.

Esta combinación de sistemas financieros digitales y ataques directos a los usuarios ha redefinido la ciberseguridad. Ya no se trata solo de proteger a las empresas o infraestructuras críticas; se trata de asegurarse de que la persona promedio no quede indefensa. Sin embargo, cómo se comercializa y despliega la tecnología de ciberseguridad a menudo deja a los usuarios confundidos y sintiéndose impotentes.

Empoderamiento del usuario

La buena noticia es que tienes más poder del que piensas. La ciberseguridad no tiene que sentirse como un rompecabezas irresoluble o un trabajo exclusivo para expertos. En lugar de dejar que el miedo te impulse hacia el estrés tecnológico o la apatía, puedes tomar el control apoyándote en fuentes confiables como organizaciones comunitarias, bibliotecas locales y amigos expertos en tecnología.

Estas voces confiables pueden simplificar la jerga, proporcionar consejos claros y ayudarte a tomar decisiones informadas. Imagina un mundo donde no tienes que depender de empresas impersonales para recibir ayuda, sino que te diriges a una red de personas que realmente quieren verte tener éxito.

Creo que los proveedores de ciberseguridad deberían ofrecer herramientas y educación que sean inclusivas, accesibles y centradas en las verdaderas necesidades de los usuarios. Al mismo tiempo, las personas deben involucrarse activamente con iniciativas comunitarias, adoptar prácticas de seguridad reflexivas y confiar en fuentes confiables para obtener orientación. Las personas se sienten más confiadas y capaces cuando se rodean de personas dispuestas a enseñar y apoyarlas. Así, los usuarios pueden adoptar la tecnología de manera reflexiva en lugar de apresurarse a comprar cada nuevo producto por miedo o desconectarse por completo.

Este enfoque basado en la comunidad va más allá de soluciones individuales. Crea una cultura de responsabilidad compartida y empoderamiento, y ayuda a construir un ecosistema digital más seguro y resistente.

Recursos

Saber dónde encontrar información confiable y apoyo es esencial para tomar el control de tu ciberseguridad y comenzar a construir tu confianza. La siguiente lista de recursos incluye organizaciones confiables, programas comunitarios y herramientas educativas que pueden ayudarte a comprender mejor la ciberseguridad, protegerte contra amenazas e incluso conectarte con expertos locales o compañeros para orientación.

Ya sea que estés buscando asegurar tus dispositivos, aprender a detectar estafas o mantenerte informado sobre las últimas amenazas digitales, estos recursos son un excelente lugar para comenzar. El empoderamiento comienza con dar ese primer paso hacia la comprensión de tu mundo digital.

Doug Jacobson es profesor de Ingeniería Eléctrica e Informática en la Universidad Estatal de Iowa.

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.

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