
Aviones, productos agrícolas, manufacturas, petróleo… a poco de que entren en vigor los aranceles punitivos de Donald Trump contra Brasil, la mayor economía latinoamericana se prepara para el golpe del tarifazo de su segundo socio comercial.
El presidente estadounidense anunció aranceles de 50% a los productos brasileños desde el 1º de agosto, con el argumento político de que existe una “caza de brujas” contra el expresidente Jair Bolsonaro, juzgado por presunto golpismo.
Estados Unidos tiene un superávit con Brasil que representó casi 284 millones de dólares en 2024, según cifras oficiales brasileñas.
Las principales ventas de Brasil al mercado estadounidense son petróleo bruto (12% de sus exportaciones a ese país), productos semiterminados de hierro y acero (9,7%), café sin tostar (5,8%) y aeronaves y otros equipamientos (5,2%), entre otros.
¿Quiénes sentirán el impacto en de los aranceles Brasil?
Brasil es el mayor exportador mundial de carne vacuna y de pollo, soja, maíz, café, azúcar y jugo de naranja y la décima economía mundial, según el Fondo Monetario Internacional. El país prevé un impacto considerable para su poderoso sector agropecuario. Las exportaciones del agronegocio brasileño podrían sufrir pérdidas por hasta 5,800 millones de dólares, según la Confederación de Agricultura y Ganadería.
Otros rubros como la aeronáutica, la pesca y la armamentística destinan más de la mitad de sus exportaciones al mercado estadounidense y podrían sufrir “impactos sobre el nivel de empleo”, según el economista Felipe Salto, exsecretario de Hacienda de Sao Paulo.
En el caso de la aeronáutica, los aranceles puede provocar un “ajuste de la planta de empleados similar al de la pandemia de Covid-19” en Embraer, tercera mayor fabricante de aviones del mundo, advirtió la semana pasada su CEO, Francisco Gomes Neto. Para la empresa brasileña, que vende a Estados Unidos 45% de sus aviones comerciales y 70% de los ejecutivos, los aranceles de 50% representan “casi un embargo”.
¿El anuncio ya trajo consecuencias?
La perspectiva de aranceles punitivos llevó a la suspensión preventiva de embarques de carnes, frutas, pescados y granos, según entes empresariales.
Unas 77,000 toneladas de frutas están listas en contenedores para su exportación a Estados Unidos y esperan una solución diplomática para no pudrirse o malvenderse, advirtió la Asociación Brasileña de los Productores Exportadores de Frutas.
Y nuevos embarques de carne bovina hacia Estados Unidos están “bajo análisis” porque sólo llegarían luego del 1º de agosto, informó la Asociación Brasileña de Carne Vacuna.
¿Hay lugar para la negociación?
Trump “no quiere conversar”, dijo el jueves el presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, quien reitera que su plan A es seguir “negociando”. A cargo de buscar un puente con la Casa Blanca, el vicepresidente Geraldo Alckmin aseguró que tuvo días atrás una conversación “fructífera” con el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick.
Desde antes de la amenaza de Trump, funcionarios de ambos países mantenían contactos técnicos sobre la relación comercial, luego de que el republicano impusiera desde abril aranceles de 10%.
La cancillería brasileña informó que envió en mayo a Estados Unidos una “minuta confidencial de propuesta sobre áreas de negociación” para explorar “soluciones mutuamente acordadas”. Aún no hubo respuesta estadounidense, según Brasilia.
Brasil debe negociar por una cuestión “pragmática” porque su “mayor relación comercial bilateral en productos manufacturados es con Estados Unidos”, dijo el jueves a periodistas el presidente de la Confederación Nacional de la Industria, Ricardo Alban.
En 2024, Estados Unidos absorbió casi 80% de las exportaciones de la industria de transformación brasileña.
¿Qué opciones tiene Brasil ante los aranceles?
El gobierno de Lula estudia ofrecer líneas de crédito como paliativo a empresas afectadas.
Brasil también apunta a “reestructurar” sus vínculos comerciales con terceros países, dijo esta semana el jefe del gabinete Rui Costa. Mencionó a la Unión Europea, México y Canadá como potenciales socios a través del Mercosur, pese a los obstáculos que atraviesa el bloque sudamericano.
El perfil de las exportaciones a China, primer socio comercial de Brasil, tampoco parece adecuado para reemplazar a Estados Unidos.
“Habrá impactos heterogéneos: es más fácil redirigir la producción de petróleo o café hacia otros países que la de partes de aeronaves”, dijo a la AFP el economista Marcos Mendes, del centro de investigaciones Insper. “Los sectores más especializados sufrirán más”, explicó.
Lula prometió aplicar “reciprocidad” si la amenaza de Trump se concreta el 1º de agosto.
La ley brasileña de reciprocidad, sancionada en abril, habilita restricciones comerciales proporcionales a países que fijan barreras a productos brasileños, a través de aranceles directos y revisión de beneficios vigentes.
Facundo Fernández Barrio | AFP