
Los nómadas digitales están en todas partes. Trabajando y viviendo dondequiera que estén, puede haber hasta 40 millones de personas que se ganan la vida en línea mientras viajan por el mundo.
Algunos países incentivan activamente la visita de estos profesionales itinerantes, ofreciéndoles visas de trabajo especializadas. Costa Rica y Grecia incluso ofrecen beneficios fiscales para atraer a los nómadas digitales a sus costas.
Y aunque el auge de los nómadas digitales ha estado acompañado de numerosas preocupaciones, las investigaciones sugieren que a menudo pueden tener un impacto positivo en los lugares que visitan, dejando los destinos mejores que como los encontraron.
A continuación se presentan cinco formas en que los nómadas digitales pueden lograr precisamente eso.
1. Intercambio de habilidades
Los nómadas digitales pueden realizar una valiosa contribución a las comunidades a las que se unen compartiendo libremente su experiencia en áreas como tecnología, marketing o diseño. Por ejemplo, un profesional del marketing digital que visita una zona rural de Portugal podría ayudar a un artesano local a vender sus productos en línea. Un desarrollador web podría ayudar a un restaurante cercano a establecer su perfil digital.
Colaborar con escuelas y universidades locales es otra buena opción. En Eslovenia, por ejemplo, los estudiantes del Gimnasio Jurij Vega colaboraron con mentores nómadas para diseñar proyectos de turismo sostenible.
2. Narración auténtica
Los nómadas digitales influyen en la forma en que se presentan los lugares al resto del mundo. En lugar de publicaciones filtradas en Instagram o idealizadas en redes sociales, pueden compartir historias reales sobre las culturas y comunidades locales.
Esto fomenta una comprensión más profunda y un respeto por los lugares que visitan, como en Madeira, Portugal, donde algunos nómadas digitales utilizan blogs y podcasts para informar sobre las novedades de la isla más allá de la ruta turística.
En lugar de simplemente documentar la vida playera, muchos han compartido historias sobre la plantación de árboles con los residentes y el apoyo a los artesanos locales. Esto proporciona una visión más rica y matizada de Madeira, y es el tipo de cambio que fomenta conexiones significativas y sostenibles de “viajes regenerativos”.
3. Transferencia de conocimientos
Los nómadas digitales a menudo obtienen información valiosa sobre cómo los distintos lugares afrontan los desafíos sociales, ambientales y económicos.
Por ejemplo, podrían aprender cómo una comunidad rural de Oliete, España, utilizó plataformas digitales y financiación cooperativa para revitalizar el cultivo del olivo. O cómo profesionales remotos de Tursi, Italia, han contribuido a reconstruir las economías locales asesorando a emprendedores y creando centros de coworking.
Al aplicar estas lecciones a sus entornos domésticos o introducirlas en otras comunidades, los nómadas digitales actúan como catalizadores de la innovación global.
4. Mentalidad cosmopolita
Una mentalidad cosmopolita implica transformar la idea de viajar, pasando del consumo pasivo a la participación activa. Al apoyar a los negocios locales y colaborar en iniciativas comunitarias, los nómadas crean relaciones más equilibradas entre viajeros y lugareños.
De esta manera, contribuyen a la preservación cultural, el crecimiento económico y el respeto mutuo, elementos clave del turismo regenerativo. Por ejemplo, en la ciudad indonesia de Ubud, Bali, los nómadas digitales han participado en proyectos comunitarios que ayudan a preservar el patrimonio cultural y natural de la isla.
En lugar de simplemente pasar, los nómadas cosmopolitas se ven a sí mismos como ciudadanos globales con la responsabilidad de interactuar significativamente con las comunidades que visitan.
5. Redes globales
Los nómadas digitales pueden conectar a las comunidades locales con redes internacionales. Por ejemplo, podrían ayudar a los artesanos a acceder a plataformas globales de comercio justo o conectar iniciativas ambientales con oportunidades de financiación internacional.
Esto es lo que sucedió en Lisboa, Portugal, donde los nómadas digitales se asociaron con agricultores locales para forjar vínculos con clientes internacionales.
Al actuar como puentes entre las iniciativas locales y los recursos globales, los nómadas digitales pueden ampliar el alcance y la influencia de las iniciativas locales. Es el tipo de colaboración que ayuda a garantizar que los beneficios de los viajes se extiendan más allá del turismo para generar un cambio duradero.
Empoderar a las comunidades y fomentar las conexiones globales significa que los trabajadores remotos pueden crear un efecto dominó que beneficia a sus destinos anfitriones y contribuye a un enfoque más tranquilo y significativo para viajar.
Veselina Stoyanova es profesora asociada de Estrategia y Gestión Internacional en la Universidad de Birmingham.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.