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La guía de supervivencia postvacaciones

Cómo reintegrarte a tu vida laboral cuando tienes jet-lag, tu inbox está atascado y emocionalmente no estás disponible.

La guía de supervivencia postvacaciones [Foto: Andrey Popov/Adobe Stock]

Tuviste un romance apasionado, y fue glorioso. Comenzó con un paseo bajo el sol por una playa de arena y una margarita helada de un bar en la alberca. Tu piel brillaba, y la brisa olía a cítricos y libertad pura. Te sentiste ligero/a, presente e imparable, recordando cómo era reír, respirar y terminar una frase sin revisar tu correo electrónico.

¿Correo electrónico? ¿Qué es eso? Estás listo/a para convertirte en un ludita a tiempo completo con una piel increíble.

Esa versión radiante, desconectada y llena de vida de ti era tu Yo Fuera de la Oficina. Y te enamoraste perdidamente. Locamente. Listo/a para proponer matrimonio en la segunda cita y fugarte en la tercera.

Pero ahora la luna de miel, literalmente, terminó, y estás mirando una maleta que, a pesar de los increíbles avances tecnológicos, aún no se deshace sola. Tu bandeja de entrada tiene necesidades que no tienes ganas de satisfacer. Tu jefe quiere “solo una sincronización rápida”. Y los mensajes de Slack y Teams parecen haberse sindicalizado. Dios nos ayude a todos.

Ahora estás sentado/a en tu escritorio con el latigazo postvacacional, preguntándote cómo reconectar con tu Yo Profesional sin dejar plantado/a a tu Yo Fuera de la Oficina… o sin prender fuego a tu laptop.

Bienvenido/a a la ruptura postvacacional. Así es como sobrevivirás.

PASO 1: HONRA EL AMOR QUE COMPARTISTE

No finjas que no pasó. No debes lanzarte a tu primer día de regreso como si no hubieras pasado una semana entera durmiendo la siesta al mediodía, bebiendo algo frío bajo una sombrilla y evitando responsabilidades de adulto.

Tu sistema nervioso necesita un período de transición, no un interruptor, y es hora de adaptarse.

Cómo se ve esto en la práctica:

Bloquea la primera mitad de tu primer día de regreso. En serio. Rechaza reuniones. Silencia las notificaciones. Date 90 minutos de reingreso suave para revisar tu calendario, leer tus correos (y luego releerlos), beber agua como si fuera un mecanismo de afrontamiento e incluso mirar al vacío. Tu cerebro necesita estirarse antes del sprint.

PASO 2: LAS PRIMERAS REUNIONES SON COMO CAFÉS INCÓMODOS DESPUÉS DE UNA RUPTURA

No eres la misma persona que se desconectó la semana pasada para tomar un avión. Probaste la libertad, y estaba deliciosa. Nivel Michelin de cinco estrellas. ¿Y ahora? Estás de vuelta en Zoom, asintiendo cortésmente mientras alguien se extiende demasiado en una conversación que absolutamente podría haber sido un correo.

Respira hondo. Está bien sentirse raro, molesto y preguntarse si deberías haber comprado una cafetería y mudarte a ese pueblito costero.

Cómo se ve esto en la práctica:

Esto será difícil, pero resiste el impulso de tomar el control. No te ofrezcas a liderar la reunión. Y por el amor de todo lo sagrado, no empieces a ofrecerte para proyectos.

Sí, eres bueno/a saltando y quieres ayudar. Pero el impulso de “entrar con todo” es solo un reflejo para intentar reafirmar el control, demostrar que aún importas y que estás de vuelta. Eres bueno/a en tu trabajo, y una semana o dos fuera no cambia eso.

Canaliza a tu yo yogui de vacaciones y respira. Luego haz preguntas como: “¿Puedes ponerme al día sobre en qué punto está esto?” y deja que los demás hablen. Mantente curioso/a y callado/a. No se trata de evitar responsabilidades, sino de no aplastar la ligereza y claridad que acabas de adquirir.

PASO 3: SÉ EMOCIONALMENTE HONESTO (SIN SONAR COMO UN MÁRTIR DE VACACIONES)

A nadie le gusta el compañero que regresa del paraíso y empieza cada frase con “En Europa…”. Pero ¿fingir que tu alma no acaba de saborear oxígeno? Tampoco es la solución.

Cómo se ve esto en la práctica:

Di: “Estoy de vuelta y poniéndome al día, intentando darme un poco de espacio para ser útil para el jueves. Avísame si algo es urgente”.

No le debes a nadie una actuación digna de un Oscar, solo una actualización humana. Porque, después de todo, eres humano. Impactante.

PASO 4: NO VUELVAS A TU “SITUATIONSHIP”

Hora de hablar claro… la versión del trabajo que dejaste atrás puede no ser la que valga la pena retomar.

Las vacaciones no solo ofrecen descanso. Proporcionan claridad muy necesaria. Los correos nocturnos, los martes sobrecargados y los proyectos que siguen “repriorizándose” podrían no ser tu pareja para siempre. Y está totalmente bien.

Cómo se ve esto en la práctica:

Siéntate (café opcional, pero recomendado) y audita tu calendario sin piedad. ¿Esa reunión recurrente de las 10 a.m.? Quizá pueda ser trabajo asíncrono. Recupera tu hora de almuerzo de verdad. Y no, comer una ensalada mientras hojeas una presentación no cuenta.

Deja morir un mal hábito para que algo mejor pueda vivir.

PASO 5: DEJA QUE TU YO “FUERA DE LA OFICINA” DEJE UN CEPILLO DE DIENTES (Y QUIZÁ UN PIJAMA)

No tienes que elegir entre el Tú de Vacaciones y el Tú del Trabajo. El objetivo no debería ser una ruptura, sino una integración.

Cómo se ve esto en la práctica:

Mantén un hábito de vacaciones vivo y floreciente. Diez minutos de café en silencio antes de revisar el correo. Caminatas al mediodía, incluso si es solo dar vueltas por la cocina. Un bloque semanal de “Vórtice de Creatividad” en tu calendario para trabajo profundo. Tu Yo Fuera de la Oficina tenía algunos (¡quizá no todos!) buenos instintos, deja que uno o dos se queden.

ESTO NO ES UNA RUPTURA. ES UNA REUNIÓN

No tienes que borrar a tu Yo de Vacaciones para funcionar en el trabajo. Solo tienes que presentárselos el uno al otro. Yo de Vacaciones, conoce a Yo del Trabajo. Oye, a los dos nos gusta el café. Parece algo sobre lo que podemos construir una relación…

Deja que tu equipo conozca la versión un poco más relajada y presente de ti. Deja que tu calendario sea testigo de que… descansas. Radical, lo sé.

Sigues siendo inteligente. Sigues siendo capaz. Sigues siendo valioso. Incluso si estás emocionalmente indisponible las primeras 48 horas de regreso.


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