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Por qué cada vez más personas ya no quieren trabajar con IA

La fatiga de IA afecta a nuestros equipos. Tenemos que poner límites para proteger nuestra mente, creatividad y autonomía.

Por qué cada vez más personas ya no quieren trabajar con IA [Foto: Pexels / Canva]

Nos encanta preguntarle de todo al ChatGPT, no te hagas. Las preguntas como “qué fue primero, el huevo o la gallina” o “por qué el agua está húmeda”, pero también automatizar nuestros pendientes o agendas y preguntarle como si fuera Google. A veces confiamos en esta tecnología, a veces dudamos. O nos parece demasiado empático o se escucha demasiado robótico.

Mientras decidimos qué hacer con los robots, también crece una tendencia, algo llamado “fatiga de la IA”, o para ponerlo más fácil, nos estamos cansando de usar la IA a diario. Una ola de usuarios, en especial jóvenes de la Generación Z, creativos y hasta académicos ya comenzaron a marcar distancia. Quieren proteger su privacidad, recuperar la concentración, evitar la dependencia tecnológica y reconectar con la realidad sin filtros automáticos.

“La fatiga de IA es un fenómeno emergente, usar constantemente herramientas de IA puede provocar cansancio mental, disminuir la creatividad y desconectarnos de la realidad”, compartió compartió Ángela González, experta de RH. “No se trata de renunciar a la tecnología, el verdadero problema es que se incrementa la sobrecarga digital y por ende, las enfermedades mentales”.

Tal vez usamos excesivamente la IA

Un estudio reciente del MIT Media Lab, reveló que quienes usaron ChatGPT presentaron actividad cerebral más baja, menor originalidad, cansancio mental y poca conexión con su propio trabajo. Una lectura física del texto generó más engagement cerebral y calidad que usar IA. El fenómeno fue bautizado como metacognitive laziness.

Si embargo, 72.4% de los usuarios mexicanos están conscientes de los riesgos asociados a la IA, aunque los jóvenes menores de 21 años muestran una menor conciencia, con un nivel de 57.6%, según reveló The CIU.

Además, un reportaje de The Guardian contó que escritores y artistas sienten que la IA uniformiza las ideas y les quita la emoción que hace suyo cada proyecto. Por eso, muchos profesionales prefieren escribir, dibujar o resolver problemas a mano, sin depender de algoritmos, como una forma de proteger su creatividad y autonomía.

Los casos de la desconexión con la realidad

La fatiga de IA tiene un lado más extremo: la desconexión con la realidad. Casos recientes —documentados por People y Time— muestran personas que, tras horas y horas de chatear con bots, empezaron a perder el contacto con lo real: delirios, paranoia e incluso ideas peligrosas sobre sí mismos o el mundo. En un caso que se volvió viral, un hombre creyó que podía volar si lo intentaba, después de seguir las recomendaciones de un chatbot durante varios días. Los expertos ya hablan de un fenómeno emergente llamado “psicosis por IA“. Sí, suena extremo, pero existe y nos pasa.

Una amiga me contaba que estaba saturada de información por preguntarle todo el día a ChatGPT y sentía que estaba perdiendo la conexión con la realidad. Su psicóloga le recomendó eliminar la IA de su celular y reservarla únicamente para tareas laborales y planificación semanal.

“Decide en qué momentos del día usar la IA y para qué tareas”, aconseja Guillermo Delgado Aparicio, líder de estrategia de IA en Nisum. “Por ejemplo, úsala solo para tareas repetitivas o para planificación. Nunca para decisiones creativas o emocionales importantes; ahí tu juicio debe ser el protagonista”.

Algunos consejos para tener una relación más sana con la IA

Además, Delgado nos invita a monitorear nuestras señales de alerta: cansancio constante, dificultad para concentrarte o sensación de desconexión con la realidad son signos de que necesitas poner límites. También compartió que es saludable reservar tiempo para pensar sin tecnología. “Dedica espacios diarios para escribir, dibujar o reflexionar sin pantallas ni algoritmos. Esto ayuda a mantener tu creatividad, concentración y conexión con tus propias ideas”.

Delgado nos recuerda que proteger la privacidad es importante. “Revisa qué datos compartes con la IA y limita la información personal que ingresas a chatbots o asistentes digitales. No todo lo que puede automatizarse debería compartirse”, explicó. Piensa en ello como cerrar la puerta de tu casa antes de salir, no quieres dejar todo expuesto, aunque la tecnología parezca confiable.

Otro consejo es no perder contacto con personas reales y hacer pausas digitales. “Conversar, debatir y colaborar con colegas protege la conexión social y emocional que ninguna máquina puede reemplazar”, subraya. En otras palabras, un chat con un amigo o una conversación con tu equipo siempre va a darte matices, emociones y aprendizajes que ningún algoritmo puede generar.

La IA es una herramienta, no tu mentor de vida. “Puede acelerar tareas, pero tu criterio, lo que aprendes, tu creatividad y juicio siempre deben ser prioritarios”, enfatizó Delgado.

Nuestra relación con nuestro novio ChatGPT puede ser rápida y eficiente, pero la chispa humana no se sustituye.

Author

  • Priscila Peñaranda

    Licenciada en Escritura Creativa y Literatura por la UCSJ, fue editora de la antología Pulso. Antología Urgente (2019) y publicó un libro de relatos, Identidades Disociativas (2020). Su novela Las Hijas del Aceite (2023) explora la violencia sexual en la guerra y la sororidad femenina. Además, como reportera en Business Insider México, destacó por el especial "Mi Primera Chamba" y su análisis de tendencias en estrategia empresarial e historias de impacto social.

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    Licenciada en Escritura Creativa y Literatura por la UCSJ, fue editora de la antología Pulso. Antología Urgente (2019) y publicó un libro de relatos, Identidades Disociativas (2020). Su novela Las Hijas del Aceite (2023) explora la violencia sexual en la guerra y la sororidad femenina. Además, como reportera en Business Insider México, destacó por el especial "Mi Primera Chamba" y su análisis de tendencias en estrategia empresarial e historias de impacto social.

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Sobre el autor

Licenciada en Escritura Creativa y Literatura por la UCSJ, fue editora de la antología Pulso. Antología Urgente (2019) y publicó un libro de relatos, Identidades Disociativas (2020). Su novela Las Hijas del Aceite (2023) explora la violencia sexual en la guerra y la sororidad femenina. Además, como reportera en Business Insider México, destacó por el especial "Mi Primera Chamba" y su análisis de tendencias en estrategia empresarial e historias de impacto social.

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