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Construir dignidad financiera para migrantes, un un reto para las stablecoins

La introducción de stablecoins, dice Magnus Larsson, será solo el primer paso hacia productos más complejos que otorguen control de su dinero a la gente.

Construir dignidad financiera para migrantes, un un reto para las stablecoins [Imagen impulsad por IA]

Magnus Larsson recuerda con claridad las dificultades que enfrentó al mudarse a Estados Unidos (EU). El fundador y CEO de MAJORITY, nacido en Suecia, no podía rentar un auto ni abrir una cuenta bancaria. Incluso para llamar a su madre desde Minnesota tuvo que usar tarjetas de prepago. “Esas experiencias son la base de por qué empezamos MAJORITY”.

Esa vivencia personal se convirtió en el punto de partida de una plataforma financiera pensada para migrantes e internacionales. Su objetivo es reducir las fricciones en la vida diaria de quienes llegan a un nuevo país.

El origen de MAJORITY

Larsson había dirigido una gran operadora de telecomunicaciones en Suecia antes de mudarse a EU. A pesar de su experiencia y recursos, enfrentó barreras inesperadas. “Vengo de Suecia, uno de los países más ricos del mundo. Aun así, tuve problemas para abrir una cuenta bancaria o acceder a servicios financieros”.

Identificó tres obstáculos principales: el acceso restringido, las altas comisiones y la sensación de ser tratado como menos. “Cuando llegas a un nuevo país, lo último que quieres sentir es que vales menos. Solo quieres un piso parejo”.

La propuesta de MAJORITY se diseñó bajo ese principio. Un pago mensual único que incluye transferencias, llamadas y otros servicios, sin cargos ocultos. El modelo busca dar certidumbre y simplicidad a comunidades que, en muchos casos, llegan sin familiaridad con el sistema financiero estadounidense.

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Magnus Larsson, CEO de MAJORITY [Foto: Cortesía]

Comunidad y confianza

Una parte clave del modelo es la personalización cultural. “Si eres de Venezuela y llegas a nuestra app, tendrás un asesor venezolano que te atiende. Si eres de México, un asesor mexicano. Porque no todos los latinos son iguales”.

Esa localización se extiende a los documentos de identidad y a los términos financieros. Para usuarios mexicanos en EU, por ejemplo, la aplicación acepta la matrícula consular como documento válido para el proceso de registro.

Los problemas de fondo son similares —enviar dinero, llamar a la familia, abrir crédito—, pero el contexto cultural marca la diferencia. “El producto es el mismo. Mandar dinero es mandar dinero. Pero las palabras y las costumbres cambian según de dónde vienes”, explica Larsson.

“Mi visión es construir un banco comunitario global. El movimiento de dinero debe ser gratuito, instantáneo y sencillo”.

Para Larsson, las stablecoins no requieren explicaciones técnicas. “La gente no se preocupa por la tecnología. Lo que importa es si su dinero está seguro, si llega a la persona que se lo envío, y si puede usarlo y retirarlo”.

En su opinión, la oportunidad radica en que América Latina puede “saltar etapas” y adoptar directamente nuevas tecnologías. Abrir cuentas en dólares todavía es difícil para millones en la región. “Con stablecoins podremos dar eso a todos en un par de meses”.

Stablecoins y dignidad financiera

El mayor reto no es técnico, sino cultural. La historia de inestabilidad y desconfianza en los sistemas financieros de la región pesa. “Los gobiernos en América Latina han quitado dinero a la gente. Eso ha creado desconfianza. Por eso lo fundamental para entrar a este mercado es la confianza”.

Larsson confía en que el vínculo con los migrantes en EU abrirá camino. “Si ellos confían en nosotros, le dirán a su familia y amigos que también pueden hacerlo”.

Larsson define la dignidad financiera como tener control sobre el propio dinero. “Muchas veces las compañías se aprovechan de los usuarios con comisiones. Para mí lo principal es ofrecer soluciones seguras y de bajo costo”.

El acceso al crédito es otro reto. En América Latina, millones viven al día. La introducción de stablecoins, dice, será solo el primer paso hacia productos más complejos. “Lo que veremos después es acceso a crédito. Pero lo primero es dar cuentas en dólares y transferencias sin costo”.

MAJORITY no se limita a transferencias. La plataforma integra servicios como llamadas internacionales de alta calidad sin internet. Pero el objetivo final es mayor. “Lo que quiero construir es un banco comunitario global, que sirva a cualquier nacionalidad, en cualquier parte del mundo”.

Larsson habla de los 1,500 millones de personas que viven entre fronteras, con familiares en distintos países. “Las fronteras las trazó el hombre. Pero las relaciones familiares y personales no conocen esas líneas. Nuestro reto es derribar esas barreras”.

Su ambición es clara: convertir a MAJORITY en una plataforma de movimiento de dinero gratuita y en un proveedor de servicios financieros relevantes para comunidades transnacionales.

Author

  • Emma Sifuentes

    Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de México, cuenta con más de 20 años de experiencia en la comunicación, tanto en el sector público, como en el privado. Como editora, busca contribuir a la conversación sobre cómo moldear un futuro que valore la humanidad, la justicia y la igualdad.

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Sobre el autor

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Valle de México, cuenta con más de 20 años de experiencia en la comunicación, tanto en el sector público, como en el privado. Como editora, busca contribuir a la conversación sobre cómo moldear un futuro que valore la humanidad, la justicia y la igualdad.

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