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Cómo manejar a un mal jefe

En un extracto de su nuevo libro, la profesora de la Escuela de Negocios de Harvard Margaret C. Andrews expone estrategias para lidiar con un mal jefe.

Cómo manejar a un mal jefe [Foto: En un extracto de su nuevo libro, la profesora de la Escuela de Negocios de Harvard Margaret C. Andrews expone estrategias para lidiar con un mal jefe]

La mayoría de nosotros trabajaremos para un mal jefe —o un jefe tóxico— en algún momento de nuestra vida, quizá más de uno. Una investigación de Harris Poll lo confirma, al arrojar que más de 70% de los trabajadores tienen al menos un jefe perjudicial a lo largo de su carrera.

Estos jefes difíciles pueden ir desde jefes inexpertos e incompetentes hasta personas verdaderamente egoístas que no se preocupan por el sufrimiento humano. Los investigadores descubrieron que, cuando experimentamos situaciones complejas en el trabajo, aproximadamente la mitad de las personas disminuyen intencionalmente su esfuerzo laboral, más de tres cuartas partes afirmaron que esto disminuyó su compromiso con la organización en cuestión y uno de cada diez afirmó que dejó un trabajo debido al mal trato o comportamiento de sus jefes.

Lo interesante es que mucha gente piensa que “todo es culpa de ellos [los jefes]”, cuando, de hecho, casi siempre somos nosotros quienes influimos en la difícil relación. Cuando tenemos un jefe que no es ideal, también es útil mirarnos al espejo, ya que puede haber cosas que estemos haciendo que contribuyan a la situación.

Además, es fácil confundir la incompetencia con malas intenciones hacia nosotros. Tener esto en cuenta puede darnos un poco más de empatía hacia un mal jefe anterior, ya que aprendemos nuestras propias habilidades de liderazgo liderando a otros, al igual que ese mal jefe anterior tuvo que aprender a liderar liderándonos a nosotros.

Los efectos de trabajar con un mal jefe

Trabajar con malos jefes puede ser desmoralizante y agotador. Nos ayuda a comprender que, cuando un jefe, o cualquier otra persona, nos trata mal, su comportamiento puede tener poco que ver con nosotros y más con lo que sucede en su propio mundo. Pero aunque no podemos controlar cómo piensan o se comportan los demás, sí tenemos control sobre nosotros mismos y nuestro comportamiento.

Cuando tienes un jefe inseguro, hay algunas cosas que puedes hacer para que la situación sea más llevadera. Primero, hazle saber y sentir que está al mando. No lo cuestiones, sobre todo delante de otras personas. Lleva un registro de tus propias contribuciones y éxitos para que sean lo primero que tengas en mente cuando te digan que no has hecho ninguna contribución.

Aprende todo lo que puedas de él mientras estés allí y crea una red de contactos amplia para ampliar tu aprendizaje y oportunidades. A veces, la mayor lección de estas situaciones es que nunca debes hacer sentir a nadie como te hace sentir este jefe. Esa sigue siendo una lección valiosa.

Si trabajas con una persona difícil, recuerda que no puedes cambiarla ni cambiar su comportamiento. Solo ella puede lograr estos cambios. Su consciencia y capacidad de gestionar sus emociones no depende de ti ni deberían afectarte, pero pueden tener un fuerte impacto en ti. Cuando tienes un jefe horrible, destructivo o abusivo, puede ser útil recordar que su comportamiento dice más de él que de ti.

Aunque nunca es agradable tener un jefe abusivo, recordar esto puede ayudarte a no tomarte su comportamiento como algo personal. No justifica su comportamiento, pero puede ayudarte a ponerlo en perspectiva. Tú eres responsable de tu comportamiento; ellos son responsables del suyo.

Este consejo puede ser útil para no agravar un problema ya difícil o evitar que tu comportamiento se convierta en el blanco de un castigo. Pero si continúas trabajando con un gerente abusivo que te menosprecia, puede afectar negativamente tu motivación, confianza, salud mental y carrera profesional. En estas situaciones, quizá quieras aprender de la experiencia y seguir adelante.

¿Debería quedarme o debería irme?

La respuesta a esta pregunta, como a tantas otras, es: “Depende”. Depende de tus objetivos profesionales, de aprendizaje y de experiencia; de tu preferencia por la comodidad frente a la aventura; de tu perspectiva sobre la remuneración y el aprendizaje y de lo incómoda que sea tu situación actual. No hay garantía de que tu situación mejore, ni de que un nuevo trabajo tenga un mejor jefe. Muchos hemos estado con jefes malos o incluso pésimos más tiempo del que “debíamos” y hemos dejado a otros jefes difíciles con los que podríamos habernos quedado más tiempo y de los que habríamos aprendido.

Así como nuestro jefe puede despedirnos, nosotros podemos despedirlo al dejarlo o abandonar la organización. Algunas preguntas útiles para evaluar si es momento de buscar otro puesto y manager son:

  • ¿Qué aprendí de esta persona y en este puesto hasta ahora?
  • ¿Tengo la oportunidad de seguir aprendiendo y creciendo en este puesto, trabajando para este gerente? De ser así, ¿qué quiero aprender y cómo puedo lograr este conocimiento y desarrollo?
  • ¿En qué medida las habilidades que seguiré aprendiendo serán transferibles a otros trabajos o carreras que pueda desear en el futuro?
  • ¿Mis razones para considerar dejar este gerente tienen que ver con fallas éticas en el gerente o en la organización?
  • ¿Trabajar para esta persona está afectando negativamente mi salud mental?
  • ¿Hay personas en puestos más altos de la organización a quienes admiro o a quienes aspiro a parecerme?

Incluso cuando sus respuestas a las preguntas anteriores indiquen “debería irme”, puede haber ocasiones en las que dejar a un mal jefe no sea una solución viable a corto plazo. En estas situaciones, puede ser útil centrarse en lo que puede aprender mientras permanece allí, lo que puede incluir aceptar nuevos proyectos o retos, establecer contactos dentro de la empresa o practicar el trato con una persona difícil y exigente. Sin embargo, trabajar con un mal jefe conlleva un desgaste emocional y, a veces, físico, y cuanto más tiempo trabajes con él, mayor será el desgaste general.

Las salidas bien pensadas funcionan

Al dejar un mal jefe o una situación difícil, por difícil que sea, planifica una salida elegante. Renunciar por ira, incluyendo crear una escena desagradable al salir o dejar un desastre para su gerente, otros miembros del equipo y la persona que lo reemplaza, puede parecer satisfactorio en el momento o incluso justificado debido al trato recibido, pero rara vez es una buena opción para tu reputación a largo plazo.

Una salida elegante significa elaborar un plan de transición para ayudar a la persona que lo reemplaza a comprender los procesos relevantes y saber dónde encontrar información clave, agradecer a su gerente por lo que aprendiste de él, atar todos los cabos sueltos posibles, ser constructivo al explicar por qué se va y ofrecerse a responder algunas preguntas en las semanas posteriores a su partida.

Extracto de  Manage Yourself to Lead Others: Why Great Leadership Begins with Self-Understanding. Copyright © 2025 de Margaret C. Andrews. Disponible en Basic Venture, un sello editorial de Hachette Book Group, Inc.

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