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| Opinion

De Puerto Rico para el mundo: Huellas Boricuas by Johnnie Walker

Huellas Boricuas de Johnnie Walker no es solo una campaña, es un documental. Es un manifiesto visual, emocional y cultural.

De Puerto Rico para el mundo: Huellas Boricuas by Johnnie Walker [Foto: cortesía]

Hace 14 años que no visitaba Puerto Rico. Pisar nuevamente la isla justo cuando está viviendo un momento histórico —no solo en la música, sino también en la cultura, el arte y el orgullo colectivo— fue un viaje inolvidable. Uno de esos que se queda grabado para siempre.

Desde que pisé suelo boricua, lo noté: hay un sentido de urgencia por contar lo propio. Un deseo genuino de mostrarle al mundo que Puerto Rico, aunque sea una isla pequeña de apenas 3.2 millones de habitantes, está dando pasos gigantes. No solo en lo obvio con todo lo que está pasando con la música, sino en la narrativa, en creatividad, en identidad.

Orgullo que se bebe, se ve y se escucha

El pretexto perfecto para regresar fue vivir de primera mano y acompañada por Johnnie Walker su campaña que está haciendo mucho ruido fuera de la isla, pero que nació profundamente arraigada en su gente: Huellas Boricuas, y con ella, el ya icónico coctel Bad Johnnie.

Huellas Boricuas no es solo una campaña, es una vivencia. Es un manifiesto visual, emocional y cultural. Una invitación a caminar con orgullo desde lo local hacia lo global. Una muestra de cómo la autenticidad no necesita filtros para brillar.

La campaña pone al frente a talentos que no solo representan a Puerto Rico, sino que lo hacen avanzar:

Roberto Berdecia, cofundador de La Factoría, uno de los bares más influyentes del mundo, y creador del “Bad Johnnie”: un coctel que mezcla whisky con agua de coco y parcha (maracuyá), pero también combina tradición con innovación. Además, une la infancia de los boricuas con el sabor de los recuerdos y el sentido de pertenencia.

Nannette Mariela García, artista visual que convierte íconos cotidianos en símbolos de orgullo, con un trazo claro y una paleta que respira caribe, que está inspirando a más artistas dentro y fuera de la isla a contar sus historias, a aventarse al vacío para crear.

Jean Paul Polo, reconocido cineasta que volvió a la isla tras el huracán María para narrar desde adentro la resiliencia, la esperanza y la belleza. Que se emociona al contar el orgullo que siente de volver a su tierra y lanzar el amor, la inspiración y la creatividad al mundo.

A través de estos personajes, la campaña captura sabores, ritmos y símbolos que solo pueden nacer en Puerto Rico: desde la pava que adorna cabezas y murales, hasta el grito de “¡coco, parcha!” que se escucha en los carritos de helado y que se adaptó en una creación de música original para esta campaña.

Una isla que ya no espera permiso

Esto no es una campaña más, de esas que buscan “gustar” a todos. Esta busca decir: así somos. Es un caso de estudio sobre cómo lo local puede resonar a escala regional —y global— cuando se cuenta con verdad. Cuando no se maquillan los acentos, cuando se honra la calle, el sabor, la historia y los símbolos.

Huellas Boricuas es distinta: nació en la calle, se construyó con artistas reales y se ha convertido en una herramienta para exportar algo mucho más poderoso que un producto: una forma de ver el mundo.

“Literalmente, el primer día que nosotros empezamos a hablar del Bad Johnnie, las personas conectaron inmediatamente con la campaña. Ha sido muy sencillo contar esta historia con un trago que trae los sabores de Puerto Rico. Nunca te imaginarías mezclar un whisky con coco con parcha… pero eso es justo lo que lo hace diferente”, dice Gabriela Ameneiro, responsable del portafolio de Scotch Premium en Centroamérica y el Caribe para Diageo.

Experimenté cómo el orgullo boricua se siente en los bares llenos, en los vasos de coco con Bad Johnnie, en las activaciones callejeras de San Juan o en el “Choli”, pero también en redes sociales y en otras ciudades que ya están adoptando este mismo espíritu como México, Colombia, Argentina y otros de Centroamérica.

Cuando se hacen las cosas con emoción se convierten en impacto

Esta campaña no solo generó conversación, también generó movimiento:

  • 870 activaciones encendieron la isla en calles, venues y bares.
  • Más de 200 invitados clave (medios, creadores, líderes de opinión) vivieron Puerto Rico con todos los sentidos.
  • El Bad Johnnie alcanzó a 2 millones de personas en la isla (96% de la población adulta en Puerto Rico).
  • Johnnie Walker logró su récord histórico en Puerto Rico dentro de la categoría de bebidas alcohólicas: más de tres puntos de penetración en solo tres meses.
  • En noches de concierto en el “Choli”, las cifras lo dicen todo: las ventas se triplicaron a comparación de una noche promedio, y se sirvieron hasta 4,500 Bad Johnnies por fecha.

Y para Puerto Rico también hubo efecto, en una cena íntima en Casita Miramar, Davelyn Tardi, directora de PR para Discover Puerto Rico nos contó que aumentó en más de un 200% las búsquedas sobre la Isla desde que inició la Residencia, se han vendido 46,000 noches de hotel en paquetes relacionados con la visita al “Choli”- nunca antes se habían vendido paquetes así- y aunque es muy pronto para tener la cifra final se calcula que el impacto económico estimado en estos tres meses oscila entre los 200-296 millones de dólares para la economía local.

Puerto Rico no está “buscando un lugar” en el mapa. Está marcando el camino con sus propias huellas. 

Y para todos los que están leyendo… a partir del 29 de octubre ya tendremos ruta directa desde México a esta bella isla que tiene mucho que contar, pero las palabras pueden quedarse cortas, en Puerto Rico no somos un visitante más, somos latinos, latinos que compartimos el estar siempre echados para delante, que compartimos la garra y las ganas de crear cosas que trascienden fronteras. Regálense vivir Puerto Rico, vivir sus calles, vivir su gente y vivir sus sabores. 

Gracias Johnnie Walker por este Bad Johnnie y por atreverse a contar historias que rompen fronteras “Keep Walking a lo Boricua” esta historia continuará. 

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Sobre el autor

es CEO de Fast Company México, Media Surf y Lucid Films.

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